martes, 3 de enero de 2012

Finalmente llegó el día: volvió el "1 a 1" a la Argentina y crece preocupación de empresarios por el atraso cambiario
Por Juan Diego Wasilevsky

Cuando nadie parecía acordarse de ella -tras quedar "relegada" al mero debate académico o al transformarse en un lugar común en cada discurso que se pronunciaba desde la oposición-, solita se encargó de volver a las primeras planas de los medios y a jugar nuevamente en "primera".

Se trata, ni más ni menos que de la "competitividad", la nueva palabra de moda que, junto a la expresión "sintonía fina", volvió a estar en boca de funcionarios y empresarios, que están preparándose para enfrentar este 2012 con varias nubes en el horizonte.

El resurgimiento de esta palabra, durante mucho tiempo dejada de lado, quedó sellado a fuego cuando la presidenta Cristina Kirchner, en el marco de su reciente acto de asunción, aseguró que "uno de los grandes desafíos" de esta nueva etapa iba a ser, justamente, la de "trabajar sobre la competitividad". No sólo eso: hasta anunció la creación de una subsecretaría que se dedicará a trabajar exclusivamente en dicha área.

El mensaje oficial fue recibido con los brazos abiertos por los empresarios, que tomaron estas expresiones como un primer paso del Ejecutivo en reconocer que el problema de la suba de costos puede dejar empresas fuera de carrera, tanto en el mercado interno como en el externo, especialmente en este nuevo período que estará marcado a fuego por la crisis internacional.

Pero, lo preocupante, es que este 2012 no llegó solo, sino que desembarcó con un inesperado "regalito" bajo el brazo: el regreso del "1 a 1".

En efecto, a diez años del fin de la convertibilidad, ahora que el Gobierno vuelve a reinstalar el tema la competitividad, paradójicamente, la economía argentina empieza a revivir una parte del "espíritu" que reinó durante los controvertidos años noventa.

¿Qué significa esto? Que si bien el tipo de cambio nominal indica que cada billete verde vale $4,32, si se considera la inflación local acumulada y la de los Estados Unidos, en la práctica, la paridad pasó a ser, justamente, de 1 a 1, según estimaciones del Banco Ciudad.

La lenta pérdida de competitividad cambiaria en relación a la moneda estadounidense queda plasmada en la siguiente infografía que resulta más que elocuente:
Si bien el dólar hoy no tiene la fortaleza que sí tenía a fines de los noventa, la soja vale tres veces más que en ese entonces y la cotización del real da un poco de respiro, la realidad es que, esta suerte de "revival noventista modelo 2012" implica, para muchos expertos, haber cruzado una "delgada línea roja", con fuerte impacto en lo "psicológico", pero también con preocupantes efectos en la práctica, especialmente entre empresas que comienzan el año asumiendo que resignarán rentabilidad y padecerán nuevas subas de costos.

En diálogo con iProfesional.com, Alejo Espora, economista del Banco Ciudad, hizo hincapié en el fuerte contenido simbólico que implica el hecho de que hoy la paridad entre peso y dólar sea, en terminos reales, de 1 a 1, pero también aseguró que esto implicará que en este 2012 "empiecen a apretarle los zapatos a diversos sectores de actividad donde la relación competitividad-precio es relevante".

Por su parte, Jorge Vasconcelos, economista jefe del IERAL, coincidió en que "preocupa mucho haber perforado el umbral del 1 a 1. Es un verdadero llamado de atención e indica que hay que hacer algo para que el tipo de cambio no se atrase más todavía".

Ganadores y perdedores del nuevo "1 a 1"
Andrés Méndez, director de AMF consultores, trazó una gran línea divisoria que sirve para determinar quiénes serán los ganadores y los perdedores de este revival noventista modelo 2012.

Según el experto, "con esta profundización del atraso cambiario claramente habrá empresas más perjudicadas que otras".

Así, "las firmas que dependen del mercado interno y cuentan con protección oficial no van a tener tantos problemas como las que tienen que salir a competir de igual a igual en el mundo, en un contexto al que se suma, además, la crisis internacional".

Las empresas exportadoras están en alerta. Y esto quedó reflejado en la última encuesta elaborada por Ieral - Fundación Mediterránea, donde quedó plasmado que 6 de cada 10 firmas que venden al mundo prevén que en 2012 sus envíos al exterior no crecerán, o directamente caerán, tal como se observa en el siguiente gráfico:
"Se detectó un buen desempeño de las ventas al exterior durante el 2011. Sin embargo, para este 2012 el escenario es menos optimista", destaca el documento de la consultora.

El punto más preocupante es que, al ser consultadas sobre cuáles eran los principales obstáculos que estaban encontrando a la hora de exportar, prácticamente la mitad de las compañías no dudó en señalar como responsable al "tipo de cambio poco competitivo", en tanto que un 13% se inclinó por la pérdida de competitividad vía costos laborales internos.

El siguiente gráfico así lo resume:
Al respecto, Vasconcelos alertó que esta encuesta está relacionada con "industrias medianas que años atrás supieron tener hasta 35 mercados abiertos y competir de igual a igual con empresas de todo el mundo porque contaban con más margen cambiario pero hoy enfrentan una realidad muy distinta ya que les venden a apenas dos o tres países. Este fenómeno es muy fuerte y preocupante".

En este contexto, muchos de los empresarios que por la cercanía de las elecciones preferían no hablar del tema, ahora vuelven a reflotar la importancia de un tipo de cambio competitivo.

En diálogo con iProfesional.com, Hugo Ganim, presidente de la cámara que nuclea a fabricantes de cocinas y uno de los referentes de la industria de línea blanca del país, aseguró que "ignorar el tipo de cambio como factor de competitividad directamente es suicidarse, que fue lo que hicimos en los años noventa".

Y si bien reconoció que sólo tocar el valor del dólar no alcanza, destacó que "un tipo de cambio bajo no sólo no te deja competir, sino que el país se vuelve más propenso a importar".

"No pertenezco al club de los devaluadores, pero sí creo que es necesario un tipo de cambio más razonable", disparó Ganim, quien luego agregó que "podés ser una empresa muy eficiente puertas adentro y tener la mejor tecnología, pero si el tema cambiario no acompaña, el negocio termina siendo inviable. Esto ya nos pasó, por eso siempre digo que hay que vigilar al extremo el valor del dólar".

Por su parte, Julio Cordero, presidente del Grupo PROA, una de las principales cámaras de empresas autopartistas de la Argentina, alertó que "la diferencia entre los aumentos de costos en pesos y la variación leve del tipo de cambio nos complica mucho y nos está sacando competitividad, especialmente en un mundo en crisis donde los precios en el exterior tienden a bajar".

En tanto, un alto directivo de ADIMRA, la principal entidad que nuclea a miles de empresas metalúrgicas del país, reconoció que "si bien la entidad no expone el problema como una cuestión mediática, existe y nos afecta. Más aun cuando no sabemos en cuánto va a cerrar la próxima negociación salarial".

Al igual que otros empresarios, destacó que "la competitividad no sólo es devaluar, hay otras maneras de lograrla, pero es un hecho que un tipo de cambio como el que tenemos ahora atenta contra la actividad industrial".

Al respecto, Vasconcelos señaló el caso en particular de "numerosas empresas autopartistas argentinas, que años atrás ganaban licitaciones de ´taquito´ y con muy buen margen, para proveer a terminales de Turquía, India, Egipto, México o Sudáfrica, pero que hoy no paran de perder mercados. Y esto, sin dudas, tiene que ver con el tipo de cambio que tenemos hoy en el país".

Este problema no sólo afecta a las industrias, sino que también impacta entre los productores de alimentos.

Desde la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI) alertaron que "la pérdida de competitividad se incrementa año tras año. Con un dólar planchado y con los importantes aumentos de costos -un 600% desde 2001-, la actividad corre serios riesgos".

Así, de acuerdo con la entidad, "aun con precios internacionales que crecieron, esto genera que en 2011 el sector afrontara una pérdida del orden de los u$s200 millones" y que "el escenario para esta nueva temporada también sea de pérdidas que resultarán difíciles de sostener".

El temor al fantasma brasileño
Concientes de este menor margen de maniobra en el plano cambiario y en un contexto marcado por la crisis internacional, desde el Ejecutivo se dispuso activar toda la "artillería proteccionista" con la que cuenta la administración K.

En primer lugar, se reforzó el control de las licencias no automáticas con la creación de la Secretaría de Comercio Exterior, que pasó a estar bajo la influencia del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.

Luego, se peleó para lograr que el Mercosur finalmente apruebe el aumento del arancel externo común para un centenar de posiciones arancelarias, de modo de defender la industria frente a la importación.

Al respecto, la ministra Débora Giorgi, afirmó que esta medida "busca preservar el mercado regional en un contexto de crisis internacional, con la premisa de proteger ciertos productos de la importación de otras regiones".

Sin embargo, la preocupación de los empresarios está puesta en si esta medida, más que beneficiar, no va a terminar volviéndose en contra, al multiplicarse los roces con Brasil.

"Estaremos encareciendo los productos que llegan de Estados Unidos, Asia o Europa y dándoles ventajas a los fabricantes regionales. Hay que revisar que no cambiemos una dependencia por otra, como Brasil", disparó Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores (CIRA).

El dato no es menor: sucede que, si bien todavía hay cierto colchón cambiario con respecto al principal socio comercial de la Argentina, lo cierto es que la devaluación del 20% que acumuló su moneda desde que en julio tocara su punto más bajo, no hace más que complicar el panorama.

Considerando la inflación de ambos países, cada real equivale hoy a $1,90, una cifra sensiblemente menor a los $2,30 de hace apenas 5 meses.

Es decir que en ese breve lapso, por la devaluación de la moneda brasileña frente al dólar y la inflación doméstica, la Argentina perdió un 17% de competitividad cambiaria frente a su socio comercial, tal como se observa en el siguiente gráfico:

La relación del tipo de cambio con la Unión Europea también marca un continuo deterioro: si bien nominalmente cada euro vale cerca de $6, la debilidad de esta moneda con respecto a la divisa estadounidense, sumado a la inflación local, llevó a que, en términos reales, equivalga a tan sólo $1,50.

El punto no es menor, habida cuenta que, según Méndez, "a medida que se vaya encareciendo el dólar, las divisas de nuestros socios comerciales, como el euro y el real, van a ir bajando. Es decir, se van a ir volviendo más competitivas frente al peso. Y el día que Brasil corrija su tipo de cambio, ahí los problemas se profundizarán".

"A esto se suma que el fortalecimiento del billete verde termina también abaratando las materias primas. Por lo tanto, a medida que el dólar se vuelva más fuerte, serán varios los impactos negativos que reciba la Argentina durante este 2012 que, claramente, se presenta menos positivo que el año que acaba de concluir", sentenció Méndez.
FUENTE:Publicado en www.iProfesional.com

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