domingo, 15 de abril de 2012

Cristina defendió a Boudou porque cree que está en juego su fortaleza 
Cronista.com
Por Gustavo Sylvestre 
Periodista
El Gobierno se encolumnó detrás de Amado Boudou. Si quedaba alguna duda respecto al respaldo de la propia Presidenta a las denuncias formuladas la semana pasada en el Senado, ayer se terminaron de disipar, tras ratificar el vicepresidente, en sede judicial, las denuncias contra el estudio jurídico que perteneciera a Esteban Righi, hoy en manos de su esposa y uno de sus hijos, y contra el titular de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, por supuestas gestiones de este para intermediar entre el vice y la empresa Boldt.
Durante los últimos días, los teléfonos de funcionarios y hasta de algunos intendentes importantes de la provincia de Buenos Aires, no pararon de sonar. Se los invitaba gentilmente a salir a defender al Vicepresidente de “los ataques recibidos”. Obviamente, todo aquel que no acatara ese “pedido” corría el riesgo de ser expulsado del paraíso kirchnerista.
La Presidenta pareció no escuchar el consejo de probados referentes del proyecto kirchnerista, que le sugerían tomar prudente distancia del titular del Senado, dejar que la Justicia actúe y si nada se comprobaba, permitir que Boudou siguiera formando parte activa del proyecto.
Pero sabido es que el kirchnerismo juega a todo o nada. Creen fervientemente que los ataques a Boudou van destinados a la propia Presidenta, y que está en juego la fortaleza política de su gobierno.
Así lo expresan no solamente los allegados al Vicepresidente, sino los más dilectos integrantes de la pingüinera.
Antes de que las denuncias por supuesto tráfico de influencias explotaran, Boudou era señalado como el “heredero natural” del proyecto kirchnerista. Y así se lo hacían saber, cada vez que el vicepresidente insinuaba, no sin demasiadas convicciones, que en el 2015 se iría a su casa tras cumplir el mandato constitucional. “Vos no, vos sos el candidato natural”, le recordaban desde la pingüinera. Por eso, el kirchnerismo cree que abandonar a Boudou en estos momentos, es abandonar a un hombre clave de su proyecto político.
Pero en plan de defender al vicepresidente, el Gobierno -y el kirchnerismo- han perdido a un hombre clave en el peronismo, y uno de los pocos sobrevivientes de la “experiencia camporista”, el procurador Esteban Righi. ¿De qué lo acusan, más allá de haberse sentido tocado por un incomprobable trafico de influencias? De ser blando, de no defender el proyecto como lo hace el kirchnerismo, a todo o nada.
Según quienes lo conocen, Righi, un hombre de un trato cordial casi paternalista, se sintió inútilmente maltratado. Así lo dejó traslucir en su renuncia, cuando expresa que “no creo posible desempeñar honrosamente una alta función pública si al hacerlo se compromete el propio honor o la honra familiar”. Y se desentiende, él si, del vicepresidente Amado Boudou, a quien considera un ‘recién llegado’ al proyecto, cuando expresa: “Lo que corresponde es que cada protagonista explique su comportamiento en el ámbito previsto en el derecho vigente, donde inexorablemente se demostrará la falsedad de las afirmaciones e imputaciones con las que se me han agraviado. En este sentido, y aunque la posición que ostento me confiere estabilidad y fueros sólo removibles por juicio político, no dudo en renunciar a ambos pues nada tengo que ocultar”.
Llamativamente, el Gobierno sigue instalando problemas donde no los tenía, y sigue expulsando de sus filas a personas que defendieron en todo momento el proyecto que puso en marcha Néstor Kirchner en 2003. Ahora es Righi, antes fue Moyano, y la lista sigue. Y no se cansan de cascotear a personas que comulgan con sus objetivos, como el gobernador Daniel Scioli. Y queda, peligrosamente, en una situación de autoaislamiento, a poco de comenzar su segundo mandato. Y les regala en bandeja, a sus supuestos enemigos, a los que emigran de sus filas.
Nadie sabe a ciencia cierta a qué juega el Gobierno con su propia base política, en un mes donde deberá tomar decisiones claves que hacen al presente y futuro de la economía.
Otra vez, es la política la que hace ruido sobre la economía. La imprevista llegada de Pepe Mujica a la Quinta de Olivos, para quejarse por las medidas de Moreno, hablan de lo mal que han caído, en países vecinos y amigos, las trabas a las importaciones.
Y un dato de una encuesta reciente, marca por primera vez en muchos años, una expectativa desfavorable de la población respecto a la economía: en diciembre, el 66% de los argentinos tenía una visión optimista respecto al futuro económico. La misma consultora, que acaba de terminar una encuesta nacional, registra que esas expectativas han caído al 40%, es decir, 26 puntos, en apenas cuatro meses.
FUENTE:Publicado en www.cronista.com 

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