lunes, 3 de septiembre de 2012

Democracia y Bien Común
Leonardo Girondella Mora- Contrapeso.info
Existe una serie de ideas que exaltan a la democracia más allá de lo que ella puede hacer, o está diseñada para lograr.
Mi objetivo aquí es examinar una de esas ideas que exageran las posibilidades de la democracia.
Primero, expongo la idea y después hago un examen de ella.
Ella afirma que se tiene democracia cuando las personas de una sociedad buscan el bien común procurando el bienestar de todos y anteponen los intereses comunes o sociales a los intereses individuales propios.
En otras palabras, la democracia, según esa idea, significa una modificación profunda en la actitud humana, que debe cambiar sustancialmente —la persona debe dar prioridad a los beneficios de los demás sobre los beneficios propios. Y ese cambio es necesario para poder decir que se vive dentro de una democracia.

Por conclusión, se llega a decir que no se vivirá en una democracia si las personas ponen por encima de los intereses comunes a sus intereses personales.
Eso es lo que sostiene la idea a la que me refiero —y la que ahora examino en los puntos siguientes.
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• La democracia en su sentido original no incluye esa idea. La democracia es simplemente un sistema político que divide el poder gubernamental de tal manera que se defienda la libertar del ciudadano ante posibles abusos de un poder gubernamental excesivo.

Nunca, jamás, consideró un cambio en las actitudes humanas. Al contrario, reconociendo los defectos humanos se crearon mecanismos que buscaran minimizar sus consecuencias: temiendo que los gobernantes siguieran buscando más su bien que el de los gobernados, se les limitó el poder, se les exigió dar cuentas y se les limitó el tiempo de gobierno.

• Condicionar la existencia de la democracia a un cambio significativo de actitudes es irreal —muy similar a peticiones similares que se exponen en la teoría marxista y el nazismo, que hablan de un hombre nuevo.

La democracia es mucho más realista —no pide cambio alguno en la naturaleza humana— sencillamente la toma como es y crea mecanismos políticos que limitan el poder de los gobernantes por medio de la división de poderes, elecciones periódicas y autonomías internas al país.

• La propuesta de que sólo puede tenerse democracia cuando todos anteponen los intereses sociales a los particulares comete un error de omisión —el de nunca definir con precisión cuáles son esos intereses sociales o comunes. Esto tiene consecuencias serias.

La omisión de definición de bien social hace fácil que cualquiera lo defina a su modo y conveniencia, lo que llevaría a sacrificar el bienestar del resto ante el suyo.

• Comete también un error de confusión y de simplismo al suponer que los intereses comunes o sociales son opuestos a los particulares —que para tener bienes sociales hay que tener males personales. Esto es falso. No toda acción humanaque busca el interés propio se opone al interés común.

La realidad es más compleja que esa oposición —en una enorme cantidad de acciones humanas al buscar el bien personal se hace también el bien a otros. El caso más usado para demostrar eso es el de la compra-venta voluntaria.

• Se equivoca en otro sentido —la lógica natural de que el bienestar común está formado por los bienestares personales, siendo el primero la suma de los segundos.
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He tomado la propuesta de que la democracia sólo es posible de lograr cuando las personas colocan a los intereses sociales por encima de los intereses personales —y la he analizado dando razones que demuestran que se trata de una propuesta débil y poco justificada.

Esta propuesta, como muchas otras sobre la democracia equivocan la naturaleza de este sistema político —causando la debilidad de una buena idea.
Fuente: Publicado en contrapeso.info

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