Editorial
LA SALUD DE PARO
Por María Celsa Rodríguez
Nuevamente comienza un paro por 48 horas en el Hospital Perrando. Según explicó el Secretario General de UPCP, José Niz, la medida "es el resultado del desplazamiento, desfuncionalización y violación de la carrera administrativa perpetrado en dos áreas del Hospital: División de Recursos Humanos y Clínica Quirúrgica". Más allá de las razones justificables uno se plantea, por un lado el efecto lesivo que estos actos repercuten sobre los intereses generales de los pacientes ante una huelga que los perjudican.
Y por el otro lado si es adecuada la medida de los que deben prestar el servicio de salud y que constituyen una mirada en balanceo sobre la moral objetiva y la necesidad subjetiva, que afectan los intereses de todos.
Muchas causales pesan sobre los agentes de salud cuando deciden ir a la huelga. Según Niz explicó que "sin instrumento legal alguno, se ha impedido a los agentes designados en legal forma prestar servicios normales en sus áreas asignadas como lugar de trabajo, al punto que se ha obstaculizado la prestación normal del servicio, los que deben ser cumplidos en virtud de resoluciones y disposiciones internas que se encuentran plenamente vigentes".
Si bien el servicio de salud es esencial e imprescindible y ante determinadas circunstancias el tiempo juega en contra frente a ciertas patologías y urgencias que son prioritarias, en contra posición asimismo a los reclamos laborales. Aunque luego se digan que se cubren las urgencias, el sufrimiento no entiende de paros.
Una huelga aquí afectan muchos intereses.
Observando desde el comportamiento ético en que se juzga el sentido del bien y del mal nos dará otra lectura, dependiendo desde que óptica lo miremos. Y así podremos ver si la medida es justa o injusta.
Desde los agentes de salud dirán que es justa porque están reclamando un derecho que es el "desplazamiento, desfuncionalización y violación de la carrera administrativa". Los pacientes en cambio, dirán que es injusto porque están violando su derecho a la salud, a ser atendidos, a mitigar su sufrimiento, a continuar con su tratamiento, a recibir un turno, etc.
Cuando una "crisis interna" los empujan a tomar una medida extrema, la conciencia colectiva se oscurece de explicaciones ante el dolor y la emergencia
Porque quienes cuidan del bien mas valioso que es la vida y la salud de los demás, no pueden dar la espalda a todos con los riesgos que esto conlleva por mas justificable que sean sus reclamos. Ya que en el orden de prioridades están pisando el bien mas valorable frente a sus propios intereses.
Ellos no puede decir a sus pacientes "lo siento estamos de paro" frente al dolor y al temor de morir porque el enfermo no sabe que tiene y que complicaciones posteriores pueden agravar un cuadro.
Es esta la actitud criticable que se cuestiona en estos casos, pero también está la necesidad de encontrar una respuesta a sus reclamos que de otro modo el gobierno parece no dar respuestas, y quedarse con los brazos cruzados y seguir como si nada pasara, tampoco es justo.
Por lo que la huelga se hace moralmente obligada aunque los enfermos que reclaman ser atendidos y ven limitados sus derechos, son meros espectadores de esta negociación de intereses entre gobierno y el personal del Perrando, donde la salud es la protagonista mas maltratada.
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