Dominado por el pánico, el cristinismo y todos sus parasitarios satélites necesitan desesperadamente una cabeza visible a quien responsabilizar como instigador de la movilización del 8N. Así como el ladrón piensa que son todos de su misma condición, su limitado margen de raciocinio no logra entender cómo llega tanta gente a manifestarse sin que se la transporte, sin que se le pague la “changa”.
Por Ernesto Bobek Cáceres
Tal vez el mayor temor lo refleje lo ya acontecido el 13S y más
aún, la recordada manifestación que se produjo por la 125 de las famosas
retenciones, que todavía les duele. No tanto porque recaudaron menos
-igual lo hubieran malgastado tal vez en “bochas para todos” o algo
similar- sino porque no les gusta ser derrotados en nada, y menos aún,
políticamente.
Parece
que se hubieran conjurado los astros para que los fracasos económicos y
políticos del “Modelo” quedaran expuestos con tanta obviedad y
simultáneamente. Ya no tienen de dónde sacar buenas noticias. Necesitan
terminar de demoler al Poder Judicial, a fin de someterlo a través de
jueces y conjueces corruptos que firmen lo que se les dicte para
asegurar algunas impunidades entre otros menesteres.
Económicamente,
tenían razón nuestros gobernantes: No hay UN cepo. Hay muchos. Al
actual diputado y ex viceministro de Economía de Boudou, Roberto Feletti
le dieron precisas instrucciones para que deje bien claro que en la
Argentina se hace lo que dice la Presidente, o no se hace nada. Sencilla
y alegremente reapareció en escena para informarnos que no van a
permitir que al argentino que le sobre un peso compre divisas.
¿Estaremos cerca del día donde nos digan no sólo qué alimentos podemos
comprar, sino dónde y luego a qué hora ingerirlos?
Las
regulaciones de prohibición son tantas que hay que pensar si no seremos
multados por levantar o bajar la persiana de nuestro domicilio. Nos
quieren inducir/obligar a ahorrar en pesos. Este problema está casi
superado ya que no hay más capacidad de ahorro; la mayoría apenas araña
para sobrevivir.
Destrozaron
la industria de la construcción, generando pobreza a miles de
ciudadanos con la mano de obra que quedó ociosa y en la miseria. No hay
miras de reactivación. Concomitantemente desapareció el mercado
inmobiliario y ya hay menos del 50 % de escrituras que un año atrás,
además por significativo menor valor. También atacaron el mercado de
capitales. Lograron hasta desinstalar de cualquier mente racional la
mera idea de inversión. Son tantas las trabas y tan pocas las
posibilidades de lanzar un proyecto mínimamente rentable, que quien
tiene capacidad empresaria prefiere no intentar absolutamente nada.
El
yacimiento Vaca Muerta era una remota probabilidad de llegar al
autoabastecimiento en materia de combustibles. Hoy ya sabemos que
difícilmente alguien asuma el riesgo de poner un solo centavo de los
miles de millones de dólares que hacen falta para poner en marcha el
complejo proyecto que requiere de muchos años de fuerte inversión para
tal vez entonces ver los primeros frutos.
La
inseguridad sigue cobrando víctimas, y la inflación galopa muy lejos de
los índices del INDEK. En tanto la Fragata Libertad no encuentra vientos
ni timoneles que la saquen del oprobio en que la sumieron Defensa y
Cancillería. Las culpas, aunque asumidas por un funcionario de Defensa
-tarde y mal-, fueron sancionadas con el tan ridículo como injusto pase a
retiro de algunos marinos que no tenían ninguna vela en ese entierro.
Ante
tanto maleficio el oficialismo recurre a los viejos métodos de buscar
alguien con nombre y apellido a quien se le pueda imputar la “pueblada
destituyente” que se viene. Saltó Aníbal Fernández señalando un
movimiento “derechoso”. La propia presidente pidió que algún opositor
manifieste los reclamos que hay contra la gestión de su gobierno. Ante
declaraciones más que claras de varios dirigentes, habrá que preguntarle
en qué idioma necesita que le digan que se pretende respeto irrestricto
a la Constitución, no a la re reelección, cambios urgentes en materia
de seguridad, frenar la corrupción, permitir una justicia independiente.
Con eso alcanzaría para comenzar.
Estela
de Carlotto, con su estilo “repugnancia casual” no podía perder la
oportunidad de referirse al 8N en términos de denuesto y con acusaciones
de nazismo, cuando aún no ha pedido disculpas a la Sra. Herrera de
Noble por haberla acusado durante 11 años de apropiadora de menores
entre otras delicias. Al conocerse las conclusiones de la Justicia al
respecto, las integrantes de Abuelas de Plaza de Mayo, la debieron
expulsar, pero no lo hicieron, convirtiéndose en cómplices de la
farsante.
D’Elía
tampoco podía dejar pasar tamaño momento para hablar de golpismo y
erradamente “marcar” a Mauricio Macri y Eduardo Duhalde como
organizadores de la gesta. Justamente quien siempre se autotituló
defensor de los pobres, tras descubrirse lo que cobra y la casa que
tiene, necesita poner su ficha y distraer la atención. Dijo también que
marchar porque la presidente nos parece soberbia es una pavada. No solo
nos parece soberbia, que sería tan solo una faceta de su personalidad
que no pretendemos cambiar, sino que está a la vista que está haciendo
todo mal, y que está muy mal asesorada, de lo que tal vez se dio cuenta y
por eso no escucha a nadie.
La
definición más sensata y ajustada del 8N la brindó el filósofo
kirchnerista Ernesto Laclau, cuando sentenció que “La movilización será
la expresión del malestar de una parte de la Argentina que está dejando
de existir”. Exactamente Laclau: Están dejando de existir la
Democracia, la República, la Libertad y muchos argentinos que no tienen
en qué trabajar ni qué comer gracias a las políticas del Modelo y su
entorno que se proclaman populistas aunque viven en Puerto Madero y
adoran el lujo, la mejor indumentaria de marca -extranjera y carísima-,
el caviar y el champagne.
Abogado (Justa Causa)- FUENTE: Publicado en totalnews
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