lunes, 4 de marzo de 2013

¿Que son los impuestos?


Por Leonardo Girondella Mora: En lo que sigue exploro el tema de los impuestos —qué son, qué efectos tienen, para qué se usan, quién los paga.
Mi propósito es llegar a una idea clara de la definición de impuestos y su naturaleza, mediante rasgos de su naturaleza
• Los impuestos son pagos realizados al gobierno, de manera obligatoria, y que se justifican como un medio para cubrir los gastos de ese gobierno.
Pueden tomar distintas formas, como impuestos por ingresos, impuestos por egresos, impuestos por posesiones; impuestos a personas y a empresas; pagos por permisos y licencias, por trámites y procesos, por exportar, por importar, y otras más.
Debido a las numerosas modalidades que toman los pagos de impuestos a los gobiernos, los cálculos de la carga impositiva deben considerarlos a todos —evitando el error de considerar sólo el impuesto sobre ingresos.
• Los impuestos son pagados por los ciudadanos que viven bajo un gobierno —son un mecanismo o proceso de traslado de recursos que va del ciudadano al gobierno. Esto significa que se retiran recursos propiedad del ciudadano, lo que significa una disminución de su bienestar.
• Los impuestos se justifican por los servicios que se pagan con los recursos que se le retiran al ciudadano —servicios que son de beneficio para los ciudadanos y que se considera que no pueden ser proveídos por los ciudadanos mismos: servicios de policía y tribunales, de protección militar, de representación diplomática y otros.
Existe una gran discusión respecto a qué servicios deben ser ofrecidos por un gobierno. Muchos opinan que deben ser los más básicos y esenciales, pocos en número y que significan impuestos bajos.
Del otro lado, se opina que el gobierno debe cobrar muy altos impuestos para con ellos pagar gran cantidad de servicios, como educación, salud, pensiones, casa y otros muchos más.
• Los impuestos deben tener ciertas características de mero sentido común —nada que no sea razonable y lógico.
Deben ser simples de entender y calcular por todos —un rasgo que con frecuencia se olvida y hacen a los códigos fiscales ejemplares con cientos y miles de páginas.
Deben ser cobrados de manera eficiente —lo que significa dos cosas: el ciudadano debe dedicar a este pago poco tiempo y el gobierno debe establecer un sistema lo menos costoso posible, para allegarse la mayor cantidad neta posible de lo pagado por el ciudadano.
Deben ser usados de la manera más eficiente y productiva —ser asignados a los usos más prioritarios de mayor beneficio general. Sobre todo, evitar ser usados en beneficio de grupos o sectores específicos, lo que disminuiría los recursos dedicados a bien general.
Deben distorsionar lo menos posible a los mercados —un rasgo de justicia también que reconoce que los impuestos son una carga, un costo adicional de vida, que alteran los precios en los mercados y los hacen de maneras indirectas y no fácilmente visibles.
Por ejemplo, un impuesto más alto a todas las empresas equivale a un aumento de costos de producción y, por eso, a una elevación de precios. Un trato fiscal preferencial a un grupo significa discriminar contra otros. Incluso, un impuesto a, por ejemplo, restaurantes de lujo, afecta a los empleos en ese sector.
• Los impuestos deben ser pagados por todos los ciudadanos bajo la autoridad de un gobierno, puesto que todos se benefician de los servicios que el gobierno da —lo que mandaría, por ejemplo, a un régimen fiscal en el que todos pagan una cantidad fija anual.
Sin embargo, reconociendo que existen personas con ingresos que se alterarían con ese pago, suele ponerse un límite debajo del cual la persona no paga impuestos —sólo quienes están por encima de él, pagando una cuota fija o, lo más común, un porcentaje de sus ingresos.
Este porcentaje sobre ingresos equivale a un pago mayor por parte de quienes tienen ingresos más elevados. Bajo este esquema, por ejemplo, todos pagan 20% después de un límite mínimo —por lo que quien gana 10,000 pesos pagaría 2,000 de impuestos; y quien gana 100,000 pagaría 20,000, es decir, diez veces más.
En otros sistemas muy usuales, quienes más ingresos tienen no sólo pagarían más, sino proporcionalmente más —quien gana 10,000 pesos, por ejemplo, pagaría un impuesto de 20%, pero quien gana 100,000 pagaría una tasa de 25%. Bajo este sistema se tiene un trato diferente legal que depende del ingreso.
• La experiencia muestra que los gobiernos tienen una fuerte tendencia a crecer, abarcar más funciones y gastar más, incluso por medio de deuda pública —lo que obliga a reconocer que la deuda pública representa impuestos futuros gastados en el presente y, por eso, una alta probabilidad de elevar impuestos en el futuro.
La tendencia innegable a elevar el gasto público impone la necesidad de elevar los impuestos, una acción que desagrada a todo ciudadano —una situación que ha provocado la creación de impuestos especiales, sesgados a grupos pequeños con escaso poder de voto y favorables a grupos grandes que representan gran cantidad de votos.
Igualmente, los impuestos se han igualmente sesgado en contra de grupos poco organizados y a favor de grupos con gran poder de cabildeo —el resultado es también una complicación del sistema fiscal y tratos diferenciados que violan la idea de justicia ante la ley.
• Los impuestos no son sólo cobros basados en ingresos personales y de empresas —también existen impuestos sobre el gasto, es decir, cobros de un cierto porcentaje sobre las compras que realizan las personas y empresas.
Este tipo de impuesto tiene también una naturaleza proporcional, pues pagan más impuestos quienes más gastan —con la ventaja de que suele ser general y no trata de manera diferente a las personas y empresas.
• La carga fiscal no sólo incluye a los impuestos por ingresos y ingresos personales y de empresas —debe también considerar otras modalidades de ingreso gubernamental, como los cobros por compra-venta de bienes raíces, impuestos a posesión de autos, cobros prediales, impuestos a nóminas, cobros por permisos y licencias de operación y demás.
Finalmente, los impuestos deben ser entendidos de manera correcta y definida, como un pago forzado que se hace a los gobiernos a cambio de servicios públicos necesarios para todos —porque ellos son una expropiación del resultado del trabajo de la persona y, por necesidad, una disminución de su bienestar posible, lo que sólo puede justificarse dando a cambio servicios necesarios, eficientes, para todos sin distinción.
Sin embargo, los impuestos han sufrido una distorsión significativa que ha excedido su misión natural para incluir el financiamiento de otras actividades de gobierno —como cuando se recolectaban impuestos adicionales para pagar los gastos bélicos de los reyes.
O bien ahora, para financiar los gastos que justifica la ideología del gobernante —como el pago de pistas de hielo que se hace en México y otras acciones destinadas a la compra de votos.
Fuente: Contrapeso.info

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