Por Diego Martínez Burzaco
Ante las deprimidas tasas de interés en los bonos, una gran cantidad de
inversores ha considerado a las acciones de altos dividendos como
sustitutos. Si bien puede ser una estrategia técnicamente correcta, ese
movimiento podría esconder ciertos peligros para el inversor.
Si usted era amante de las inversiones en instrumentos de renta fija,
con bajo riesgo y un rendimiento moderado, seguramente 2008 será un año
que nunca olvidará.
Y no es precisamente por la crisis en el mercado de hipotecas de Estados
Unidos, sino por sus consecuencias.
A partir de ese momento, el
mundo se transformó en un lugar de tasas de interés virtualmente iguales
a cero. Y esto fue la carta de defunción de una de las estrategias más
utilizadas por los inversores más conservadores: la inversión en bonos
"grado de inversión" con una renta superior a la inflación global.
He
sido testigo de muchos casos similares al anterior. Esta clase de
inversores se tuvo que reconvertir. No quedaba otro remedio. Si
persistían por el mismo camino, estaban condenados al fracaso.
La
fuerte baja de las tasas de interés de los principales bancos centrales
del mundo -Reserva Federal, Banco Central Europeo, Banco de Inglaterra y
Banco de Japón- tuvo su consecuente impacto en los rendimientos de los
bonos soberanos y corporativos.
A partir de ese momento dejaron de existir los "refugios seguros" . Era el momento de comenzar a tomar riesgos adicionales a costa de conseguir el retorno que antes
daban los bonos.
Muchos interpretaron rápido el mensaje, buscaron alternativas.
Otros no, y murieron con la suya. Un error fatal que todavía están penando.
Pero ésa es otra historia, a abordar en otro momento. Ahora hablemos de los que eligieron hacer algo y no quedarse paralizados.
La
gran mayoría de este grupo de inversores ha encontrado refugio en
acciones que pagan dividendos regularmente. Este tipo de empresas las
encontramos a cuentagotas en los mercados
latinoamericanos. En contraste, son muy comunes en mercados
desarrollados, principalmente el estadounidense.
Ocurre que la
renta proveniente de dividendos es algo muy preciado por el accionista. Y
la gran mayoría de las empresas lo sabe. Es por eso que tienen
políticas de distribución de dividendos específicas que cumplen
religiosamente en tiempo y forma.
Es por esto que durante los últimos cinco años ha sido sistemática la política de incremento de dividendos pagados por las
empresas más representativas de cada uno de los sectores. Han subido lo que se conoce como el dividend yield (tasa de rendimiento), o la proporción del dividendo pagado sobre el precio de la acción.
Con
la recuperación económica, las posiciones de liquidez de las empresas
crecieron fuertemente y éstas decidieron retribuir a los accionistas con
más dividendos en efectivos.
Sin dudas que los inversores que
optaron por estas acciones, para reemplazar a los bonos, han gozado de
un importante beneficio. Sin embargo, como en cualquier clase de activos
financieros, hay riesgos. Y esos riesgos están asociados a firmas que
ofrecen importantes dividendos pero que su sustentabilidad futura está
ciertamente en duda.
Ahí el inversor debe estar atento. Debe
analizar si este dividendo está acorde a las posibilidades de la
empresa. Si el mismo no es sustentable, se estará asumiendo más riesgo
del deseado. Y la pérdida económica puede ser grande.
¿Cómo puede
detectar
esta probable fragilidad corporativa? Acá le presento cuatro claves para
determinar si el pago de un dividendo está en riesgo o no:
1-Elevado Dividend Yield:
Sin considerar los REITs inmobiliarios, que por una cuestión impositiva
distribuyen el 95% de sus ganancias generando una alta tasa de
rendimiento, una empresa que presenta un extraordinario dividend yield en relación a su promedio histórico puede estar indicando que hay
una señal de alarma a considerar.
2-Elevada Deuda: Las empresas con gran carga de deuda pueden conspirar contra el
pago de dividendo a los accionistas ya que un deterioro del nivel de
caja implica que el dinero no alcanzará para todos los fines, estando la
atención de los pagos de deuda al tope de las prioridades, muchas veces
relegando su core business a un segundo plano.
3-Despidos
de personal: Si una empresa decide bruscamente reducir su dotación de
personal, entonces eso puede ser un indicador de problemas financieros
por venir. El inversor debe contemplarlo porque puede comprometer su
dividendo.
4-Reducción de sus proyecciones: Cuando una empresa presenta su balance trimestral,
es habitual que haga una proyección de las ventas y ganancias para el
siguiente trimestre. Si esta proyección es revisada a la baja
permanentemente, entonces es una señal de que algo no está funcionando
correctamente en las actividades de la firma.
Estas cuatro herramientas le serán de gran utilidad para detectar con anticipación si una
empresa enfrentará problemas futuros en la distribución de sus dividendos.
FUENTE: Publicado en el Inversor Global - Newsletter semanal enviado por mail
No hay comentarios:
Publicar un comentario