Por Arturo Navarro
En la unión de la Comisión de Enlace algo está ausente: las propuestas apoyadas por mayoría. Las entidades aún no han dejado en claro qué modelo de país quieren, qué proyecto agropecuario necesitamos y cuál es la plataforma para consolidarlo. En medio de pedidos y comunicados, lo que falta es una propuesta formal por mayoría para defenderla en los debates parlamentarios. El año electoral presenta una gran oportunidad para que los productores puedan verse representados y defenderlos para poder trabajar con libertad, igualdad y dignidad con los otros sectores de la economía. La unanimidad para las gestiones y las propuestas han impedido satisfacer la demanda de los productores a pesar de aparecer públicamente unidos.
A esta altura del debate, nadie puede ignorar –ni
oficialismo, ni oposición- el rol estratégico que juega el sector
agroindustrial en la consolidación del crecimiento y el desarrollo
sustentable de la economía nacional. Claro está, si se respeta el
federalismo fiscal, como determina nuestra Constitución. Lo que varía
son las formas sobre cómo alcanzarlo. Por eso, la Comisión de Enlace,
con las otras entidades, debe definir una postura concreta por mayoría.
El desafío es como poder hacer la propuesta y la forma de gestionar su
implementación.
Hemos pasado demasiado tiempo analizando el pasado,
elaborando propuestas coyunturales y realizando conjeturas. Hay que
explicitar las propuestas agropecuarias y agroindustriales para el
mediano y largo plazo. Debemos aprovechar las condiciones
internacionales –mayor demanda de cantidad y calidad de alimentos- y
aumentar las exportaciones para abastecer mejor el consumo interno.Esto
es lo que piensa la mayoría de los productores. Dichas propuestas
existen y solo falta contar con el apoyo mayoritario a las mismas para
su implementación.
El otro proyecto posible es el vigente que ya mostró su total
fracaso si lo comparamos con Brasil en el crecimiento de las
producciones y en el achicamiento de la pobreza. Hoy el país podría
estar produciendo 130 millones de toneladas y no 95 millones como será
la actual cosecha y tener solamente 2 millones de pobres en vez de
los diez millones actualmente, si hubiéramos podido trabajar y exportar
libremente.
Han pasado cinco años del conflicto que originó la 125. En
este tiempo, el sector agropecuario no ha sabido concretar una propuesta
de lo que necesita el país para aprovechar todo el potencial del
complejo agroindustrial. Sin un amplio acuerdo del sector, la seducción a
los partidos políticos fue remota en otras ocasiones. En un nuevo año
electoral la situación está por repetirse.
Los principales responsables de la actual situación son los
mimos productores que no apoyan formalmente con recursos a las entidades
y los dirigentes no han sabido o no han querido cambiar ante el nuevo
escenario productivo y de gestión, profesionalizando la tarea gremial y
la forma de recaudar recursos para concretarlo, situación que es una
constante desde mi presidencia en CRA que finalizó en 1993.
Coincidir en una propuesta común desde un sector no supone la
pérdida de identidad de las distintas entidades. Aceptar las
diferencias por mayoría nos permitiría un trabajo de largo plazo, como
viene realizando Brasil desde 1964 cuando planifico el rol de la
producción agropecuaria y agroindustria en el país y creó por ley la
Confederación Nacional de Entidades Agropecuarias (CNA) para trabajar
en una acción institucionalizada pública-privada permanente en las
defensas de las propuestas, sanción de la mismas y control de las
gestión de las políticas públicas. Hoy en día, 48 años después, sus
dirigentes tienen un gran protagonismo en el trabajo parlamentario y los
productores se muestra mucho más unidos que al principio del sistema.
Con todos estos argumentos y otros que se podrían agregar,
más allá de lo que piense, quiera y haga el actual Gobierno, como
dirigentes del sector tenemos la obligación y responsabilidad de
proponer algo similar a lo de Brasil para concretar las propuestas que
necesita el sector y ayudar al país, con todo el potencial dormido
existe en el sector para aumentar las producciones y exportaciones
transformadas con mano de obra argentina.
Una entidad similar a la CNA de Brasil tiene que estar
integrada por todas las entidades nacionales formada por productores
(las cuatro gremiales más AACREA y AAPRESID) en una Fundación o Centro
de Estudios Estratégicos, entidad que recibiría los aportes de todos los
productores por un sistema de recaudación compulsiva, para de esa forma
facilitar el trabajos de los intermediarios del sector en los sistema
electrónicos de liquidación, y la entidad a crearse tendría la
responsabilidad de atender los reclamos de los productores que no estén
de acuerdo con la contribución. Es fundamental la inclusión de las seis
entidades, porque no se puede pretender recaudar a todos los productores
si muchos de ellos no se sienten representado por las cuatro entidades
gremiales.
La Fundación o Centro de Estudios Estratégicos seria el
responsable de la distribuir de los fondos según sean los objetivos y
sus porcentajes fijados previamente por el estatuto de formación. Entre
los objetivos estarían la elaboración de proyectos de ley para concretar
las políticas estados, el trabajo de lobby interno y fueran del país,
el apoyo a la investigación y a la educación, la promoción de formación
laboral en carreras corta y de oficios, la acción de comunicación y de
marketing del sector agropecuario y agroindustrial en todos los temas
generales y el aporte gremial a las entidades de base que forma las
entidades nacionales.
La alternativa local demuestra que, hasta la fecha, la
Comisión de Enlace nunca ha presentado formalmente al Congreso un
proyecto consensuado por las cuatro entidades. Desde su creación hemos
tenido más reclamos en asambleas que trabajo para elevar propuestas
concretas para el corto, mediano y largo plazo. Criticar al poder
legislativo es errar, completamente, el eje. Asumir la acción política
requiere madurez pero es, también, la única forma de lograr cambios
reales que el sector necesita. Si la unanimidad de las cuatro entidades
es imposible de lograr, las políticas de Estado quedan en conceptos
fuertes que embellecen discursos, pero que tienen poco que ver con la
vida diaria de los productores.
Por otra parte, la institucionalización de las entidades en
una organización similar a CNA, es el reaseguro para darle –como ocurrió
en Brasil- estabilidad permanente a las Políticas de Estado. Trasciende
la gestión de los actuales dirigentes y Gobierno y permitirá
concretar propuestas por mayoría terminando con los descreídos, que
creen que es imposible trabajar unidos sin perder la propia identidad.
ENVIADO POR MAIL Por Arturo Navarro. Consultor Agropecuario.
www.arturonavarro.com.ar
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