domingo, 1 de julio de 2018

Basta de chamullar con el contexto internacional: el problema es 90% argentino

Las causas de la crisis son mayoritariamnte autóctonas.
A lo largo de esta semana fui cargando mi barra de “ira” -cual jueguito de consola- al leer un artículo tras otro sobre las supuestas causas de la crisis financiera que atraviesa nuestro país. Una crisis que parecería no tener fin.
Estos “particulares” artículos tenían un “particular” factor en común: más de la mitad del contenido y excusas siempre eran factores externos.
Parecería como si pedir que en Argentina no tiemble el pulso a la hora de hacer un objetivo mea culpa sería análogo a pedirle peras al olmo.
En esta nota analizaremos las verdaderas causas de la estrepitosa caída del MERVAL, y el pesimismo en general que se ha apoderado de la city. 
Empecemos… 
No hace falta ser Nobel
En este apartado voy a hacer un ejercicio: no voy a analizar nada, sino simplemente presentar la información que creo relevante como para determinar si las causas son internas y/o externas, a fin de que el lector haga el ejercicio por sí mismo. 
La información que voy a presentar es de la más simple y accesible: el riesgo país y la evolución de la “bolsa” de Argentina y países comparables. 
Créanme que, esta horda de “periodistas especializados”, incluso teniendo información tan simple e intuitiva a disposición, simplemente llegan a conclusiones erróneas. 
El sesgo cognitivo/la corrección política/el amiguismo y/o lobbismo los inhibe de poder llegar a conclusiones más precisas y/o al menos plasmarlas de manera más honesta y directa en sus columnas. 
Vamos con la evidencia. 
El riesgo país ha avanzado muy por encima de lo que avanzó en países vecinos: 
En lo que va del mes, lleva un alza del 13,6%, mientras que en el año ya acumula una suba de casi el 70%, muy por encima de los registros de, por ejemplo, Brasil y Uruguay. 
La caída de la bolsa no se replicó en países vecinos:
Como se puede observar gráficamente, el cimbronazo del MERVAL no se pareció en nada a lo que ocurrió en, por ejemplo, Brasil y Chile.
Estos son los datos que, a mi juicio, bastan para demostrar que al menos el 90% de lo que nos ocurre se debe a problemas endógenos, o sea, a factores internos.
Asumo que a esta altura llegamos a la misma conclusión.
Así, cualquiera sea lo que haya ocurrido esta semana, mes, y año, en gran medida, se debe a factores internos, que amplificaron sobremanera algún shock internacional que tampoco ha sido TAN significativo.
El motivo es que simplemente resulta falaz atribuirle semejante caos local al contexto internacional, ya que, si hubiera sido algo puramente exógeno, tendríamos que haber visto caídas cuantitativamente similares, y no solamente un comportamiento parecido a nivel cualitativo (el mismo signo, o sea, negativo), cosa que, como vemos, no ha ocurrido.
En criollo: el mundo solo ha estornudado, pero como Argentina es un país inmuno- deprimido, cualquier cosa menor que ocurre en el globo nos afecta muchísimo más que al resto, incluso cuando comparamos contra países similares.
Si todavía no estás convencido de esto, te invito a que añadas al análisis lo que ocurrió con vuestras monedas de curso legal.
La verdad de la milanesa
Existen varios factores internos que explican la hecatombe actual. Estos son, a mi juicio, los principales:
1) La economía está entrando nuevamente en recesión: tal como ha ocurrido en 2014 y 2016 (años pares), la economía está entrando en recesión. Así lo muestra el último indicador de actividad de INDEC (EMAE), que reflejó una caída interanual e intermensual (o sea, Vs. Abril 2017 y Vs. Marzo 2018). Entonces, no fue casualidad que la gran caída del 9% de MERVAL del pasado miércoles tuvo lugar luego de la publicación de estos datos por parte del organismo oficial de estadísticas;
2) Flojos fundamentos de los papeles locales: Tal como te anticipé en esta nota de mayo 2017 “El castillo de naipes de Peronia”, el rally de los activos locales de 2015-2017 fue fundamentalmente traccionado por expectativas, y no por fundamentos. O sea, dados los números (y la lateralización del crecimiento que venimos sufriendo desde 2012), lo cierto es que los papeles argentinos estaban caros, 3) La kirchnerización defacto de cambiemos: Cuestiones de este tipo no ayudan en nada. Un ejemplo fue la designación de un Ministro de Producción como Dante Sica, que no es más que una versión descafeinada y lobistamente ávida de Guillermo Moreno. Recordemos que Sica es un tipo del seno peronista de La Plata, y que, para el que cree que exagero, recientemente declaró que estudiará medidas para castigar a los empresarios que se “excedan” con las subas de precios. Por otro lado, también hay rumores de que se volverá a aplicar un impuesto al turismo si es que la demanda de viajes al exterior no cede ¿Cambiamos?
4) Rumores sobre la aplicación de un impuesto al trading de acciones: Por si no había quedado claro con el desastre que generó la aplicación del impuesto a la renta financiera hace algunos meses, durante esta semana habría trascendido que el oficialismo estaría estudiando la aplicación de un impuesto al trading de acciones; todo esto en un momento donde el MERVAL viene 15% abajo en lo que va del año, incluso a pesar de una devaluación que ya está arriba del 55%. Un timing bárbaro.
5) Las dudas sobre la solvencia y el cumplimiento de las metas fiscales: Más allá del mega-préstamo stand by con el FMI, lo cierto es que el mismo es condicional. O sea, Argentina tendrá que cumplir ciertos objetivos fiscales como para que le vayan desembolsando los tramos del préstamo. En este sentido, si uno revisa los números, la primera impresión que uno tiene es que las proyecciones parecen bastante osadas. En otras palabras: las mismas implicarán un serio ajuste a las provincias, y lo cierto es que no queda para nada claro que Macri pueda “pasarle” ese ajuste a los caudi-gobernadores, sobre todo a los de la oposición. Incluso pudiendo hacerlo, todo indicaría que el aire que se respirará no sería el más feliz.
Ante este escenario repleto de incertidumbres, entonces, parecería que lo mejor sería permanecer afuera, ver qué pasa, y, en todo caso, volver a entrar más tarde luego de que el panorama haya aclarado un poco.
Para concluir, no quiero dejar de resaltar la labor del periodismo “especializado”. Creo que, a la luz de este análisis, queda claro que sólo hay 3 opciones posibles.
O se trata de un bajo nivel de honestidad intelectual, o se trata de ineptitud, o finalmente se trata de una combinación de ambas.
Como diría Karina Olga Jelinek: “lo dejo a tu criterio”.
Hasta la semana próxima,
Juan I. Fernández
Para CONTRAECONOMÍA

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