jueves, 9 de mayo de 2019

Economía argentina para dummies

“Para dummies” es una serie de libros de aprendizaje que tiene compuesto de guías sencillas para lectores nuevos en diversos temas. A pesar del título (dummie significa ‘tonto’ en inglés), su editor enfatiza que los libros no son literalmente para "tontos", sino para inexpertos o principiantes en una materia. A la fecha han sido publicados más de 1500 libros “para dummies”. La serie ha sido un éxito mundial con ediciones en numerosos idiomas.
Y haciendo un paralelismo con estos libros, el día de hoy quiero explicarte de una manera sencilla el eterno ciclo de la economía argentina.
Para empezar, veamos el habitual movimiento que presenta la economía de nuestro país y que se viene repitiendo en las últimas décadas.
Salimos de una crisis
Tenemos una crisis que busca reacomodar las variables, al estilo de lo sucedido en 2002 o de lo que viene pasando de 2018 a esta parte.
La crisis reciente hace que algunas variables, como el dólar, vuelvan a encontrarse en valores que nos permiten ser competitivos en el mundo.
A su vez, al haber estado en crisis, las industrias y empresas se encuentran con capacidad instalada ociosa. Esto significa, por ejemplo, que una fábrica que está preparada para producir 10.000 autos por mes, está produciendo 6.000.
Habitualmente, estas crisis llevan a que esté en funcionamiento el 60% de la capacidad instalada (esto pasó en 2002 y está pasando en estos momentos).
Al darse este mix de mejora en los costos de los bienes que ofrecemos a otros países (fruto de la devaluación del peso) y de empresas con capacidad ociosa (que les permite responder rápidamente ante un incremento de la demanda y amortizar costos fijos), la economía empieza a reactivarse.
Esa reactivación suele durar varios años. Lo vimos a comienzos de los 90 y también durante la presidencia de Néstor Kirchner.
Pero, luego de unos años de crecimiento, nos topamos siempre con un pequeño problema.
¿Tomamos el camino corto o el camino largo?
Habitualmente cuando miramos el análisis de economistas que hablan en los medios, los escuchamos referirse a conceptos macroeconómicos como las tasas de interés, la presión fiscal, el tipo de cambio real, crecimiento de la base monetaria, etc.
Conceptos que quizás son difíciles de entender para una persona sin formación en economía. Considero que el problema puede explicarse de una manera mucho más sencilla.
Como te comenté previamente, un elemento común a estas grandes crisis es que arrancamos con la economía en recesión y con capacidad instalada ociosa.
A medida que la economía se va reactivando, va incrementándose el uso de la capacidad instalada hasta llegar a un punto en el que se llega al tope. En este punto, la empresa se enfrenta a un escenario en donde tiene dos alternativas: ajustar por cantidad o ajustar por precio.
Volvamos al ejemplo de la fábrica con capacidad para producir 10.000 autos. Al continuar creciendo la demanda de vehículos, se encuentra ahora produciendo esa cifra y continúa recibiendo más pedidos.
Frente a esto, la empresa tiene que optar entre 2 alternativas:
La primera de ellas sería ver de incrementar su capacidad instalada para poder producir por ejemplo 15.000 autos en lugar de 10.000. Esto demanda una mayor inversión, mejoras en la productividad, lo cual da trabajo a más gente y es lo más beneficioso para la economía de un país.
La segunda alternativa es continuar fabricando los 10.000 autos pero venderlos a un precio mayor. Esto no demanda una mayor inversión. El problema es que, en lugar de generar más empleo, esta alternativa lo que genera es inflación.
¿Cuál ha sido históricamente la decisión de los empresarios argentinos?
Claramente la segunda. Y la inflación comienza a crecer hasta que nuevamente llegamos a un punto en el que la insustentabilidad de este modelo genera una nueva crisis en la que el peso pierda su valor y nos permita adquirir la competitividad que no pudimos por el camino del incremento de la productividad.
La culpa no es solamente de los empresarios
Quizás leyendo estas líneas pienses que estoy culpando solamente a los empresarios de los males económicos de nuestro país.
Para nada, no son los únicos responsables.
Es que, pongamos por ejemplo el caso en el que uno de estos empresarios (como los hay, y muchos) decide realizar la inversión para mejorar la capacidad productiva. Pero, al poco tiempo, el gobierno impone un nuevo impuesto que modifica la situación. O el sindicato les plantea una queja respecto a las nuevas condiciones laborales por el cambio de tecnología. Y la lista sigue…
Es fruto de este contexto hostil que los empresarios terminan tomando el camino corto de subir los precios. Y es imprescindible que, como argentinos, exijamos un cambio en estas condiciones (impositivas y laborales) que hacen que no exista un contexto propicio para que se generen negocios en la Argentina.
Ya probamos este camino y nos ha llevado a encontrarnos en el podio de los países con menor crecimiento después de la segunda guerra mundial. Quizás sea momento de probar algo distinto.
Saludos,
Matías Daghero
Para CONTRAECONOMÍA

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