El reto para los cubanos es cómo visibilizar el “NO” al proyecto de Constitución castrista por encima de la propaganda oficial y el alto volumen de la orquesta roja de los medios globales, que si pusieran una fracción del esfuerzo que derrochan tratando de derrocar al presidente Trump y desprestigiar a Bolsonaro, en denunciar la tiranía, ésta no se sostendría.
Cierto que quedaría en vigencia la Constitución de 1976, también írrita y liberticida, pero la clave es no participar, no hacer comparsa a farsas seudoelectorales, para poner en evidencia que los Castro están en minoría y no pueden seguir justificando su tiranía mafiosa con un supuesto apoyo popular nunca demostrado en comicios libres.
Desobediencia y rebeldía es la respuesta que han diseñado los cubanos para oponerse a la perpetuación del castrismo, más allá de que le toque rendir cuentas ante Dios a Castro II que maniobra para dejarle el trono a su delfín, Alejandro Castro Espín, alias “El Tuerto”.
Maniobras enrevesadas porque han esparcido rumores dentro y fuera de Cuba de que su Consejo de Defensa y Seguridad Nacional, que subordina todos los servicios de inteligencia y contra inteligencia del Estado, está siendo desmantelado, en una operación anticipada de lo que ocurre cuando caen las tiranías, para eliminar pruebas y no dejar rastros de tantas operaciones non santas.
Con lo cual parece que lo bajan a un sótano, menos expuesto a la luz pública, donde se tejen y entretejen las intrigas y conspiraciones a las que están habituados, para que tome los hilos del nudo poder, el que se ha reservado Castro II una vez que designó un pelele en la presidencia del Consejo de Estado y de Ministros, Miguel Díaz Canel; mientras él sigue siendo 1º Secretario del Partido Comunista y Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas.
Es una ironía del destino que mientras imponen su régimen en Venezuela en contrapartida la situación generada aquí les sirve como modelo para remozar el sistema allá, en la metrópolis, poniendo un fantoche bajo los reflectores para distraer la atención mientras un comité militar controla en la sombra los negocios; al extremo de que están fabricando una jesuítica “oposición leal” para cubrir los estándares democráticos occidentales.
El desafío más grave es si los verdaderos opositores terminarán por sucumbir en la mazmorra “segregados, aislados y silenciados, por irresponsables y violentos” como dicen los colaboracionistas venezolanos, que descalifican a los voceros de La Resistencia como radicales o “confrontacionales” (¿Existirá esa palabra?).
Todo parece “atado y bien atado” en la familia: el general Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, yerno de Raúl Castro, porque se divorció de la hija pero no del jefe, maneja el Grupo Administrador de Empresas S.A. (GAESA), un súper monopolio que controla toda la economía del archipiélago.
Raúl Guillermo Rodríguez Castro, su hijo con Deborah Castro, es el jefe de la Dirección General de Seguridad Personal, título demasiado largo para un guardaespaldas, conocido como Raulito, el nieto en jefe, alias “El cangrejo”, porque dicen que nació con seis dedos.
Mariela Castro Espín, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, es jefe del Centro Nacional de Educación Sexual, promotora y representante de los derechos de la llamada comunidad LGBTI, mejor conocida como La Infanta, hija del Rey, tiene entre otros el título de visitante ilustre de Montevideo, Uruguay.
Se dio el lujo de declarar al diario El País de Madrid que Fidel Castro es un revolucionario y Franco un fascista, por lo que los procesos de Cuba y España no son comparables, así que ni hablar de transición en la isla, plantearlo sería un acto de neocolonialismo español.
Devota del sistema de partido único, en lo que se da la mano con Federica Mogherini, Alta Representante de la Unión Europea Para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, para quien Cuba es “una democracia de partido único”, doctrina asentada en el informe global sobre Derechos Humanos (¡!) del Servicio Europeo de Acción Exterior.
El argumento, que conocemos a la saciedad en Venezuela, es que allí se realizan elecciones periódicas. Aunque “las nominaciones de candidatos a delegados a escala provincial y nacional se acuerdan en una asamblea de nominación, compuesta por representantes de las organizaciones de masas y políticas, presididas por un representante del Partido” Comunista de Cuba; (...) por lo que “en el marco electoral actual los aspirantes que no representen posturas dominantes del Partido o las organizaciones de masas no llegan a convertirse en candidatos”.
Federica Mogherini es militante comunista desde su infancia, miembro de la Federación Juvenil Comunista Italiana (FGCI), rama juvenil del Partido Comunista Italiano (PCI) hasta su disolución en 1990, poco antes del desmantelamiento de la URSS.
De allí paso a la organización heredera Sinistra Giovanile (SG), cuando se hizo mayor pasó al Partido Democrático de Izquierda (PDS) desde 1998 llamado simplemente Demócratas de Izquierda (DS). Vicepresidente de la Organización de Juventudes Socialistas de la Comunidad Europea (YES), secretaria del Foro de la Juventud de la FAO, lidera campañas contra el racismo y la xenofobia.
Lo más relevante de su carrera es su profunda filiación al mundo árabe y musulmán, que incluye una firme posición “pro palestina” y antisemita. Su tesis de grado se refiere a los “aspectos filosóficos de la relación entre la práctica religiosa y política en el Islam”.
Visitó personalmente, como representante del partido, a Yasser Arafat en su bunker, La Mukata, en Ramallah, mientras era asediado por el ejército israelí, en julio de 2002, de lo que dejó como testimonio una foto que colgó en su blog y retiró pudorosamente cuando fue designada Ministro de Relaciones Exteriores de Italia durante la administración de Mateo Renzi, quien la impuso en el alto cargo que ahora ostenta.
Esto hace comprensible su adhesión al concepto de “Democracia de Partido Único” y la subscripción de su “Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación UE-Cuba”, en el que las palabras “diálogo” y “cooperación” están inextricablemente unidas: ¡Dialogo y cooperación con una tiranía comunista!
Una dificultad que plantea la lucha contra el totalitarismo es que, como se dice en criollo, “no tiene orilla”, no hay por dónde agarrarlo. No existe ningún país, ninguna sociedad que se haya liberado de un régimen totalitario por sí misma, sin ayuda exterior.
Como es un fenómeno global no se puede atacar sino globalmente. Hoy se identifica a La Habana, Managua y Caracas como el eje del Mal; pero ¿cómo vencerlos si tienen apoyo en EEUU y la UE? Castro tiene más seguidores allí en número, poder y riqueza, que en Cuba.
El alcalde de New York, alias Bill de Blasio, es sandinista de viejo cuño y tiene una red de apoyo al régimen denominada precisamente “red”, rojo. Obama es comunista de closet; pero Bernie Sanders lo es fuera del closet. Federica Mogherini supera a todos en fanatismo.
El desafío es enorme, pero no debe ser mayor que la imaginación de cubanos, nicas y venezolanos, aliados contra una misma tiranía.
Luis Marín DESDE VENEZUELA
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