Cuenta la parábola que Abraham se enfrentó una noche con un Ángel, al amanecer se percató que realmente su batalla era en realidad un espejo de si mismo.
El desconcierto que han generado las elecciones de los Estados Unidos, por lo polémico de su candidato y lo que llega a representar ha inundado no solo las redes, sino las charlas de los hogares no solo de nuestro país, sino del mundo entero.
Sin embargo más que ver la polémica de sus actos, de sus dichos o amenazas es importante el poder comprender ¿Qué fue lo que realmente motivó que tantas personas, las minorías amenazadas, o las mujeres (por el discurso y conducta misógina que tuvo desde mucho antes) decidieran que fuera quien regulare y controlara su destino?, ¿Qué tan racional significa que aquel que te amenace o te insulte se vuelva quien defina tu estilo de vida?, darle las llaves a tu captor con el poder de hacer cualquier cosa que desee ¿suena racional?.
Más que buscar y repetir los argumentos simplistas o pesimistas enarbolados por los analistas y politólogos que han llenado los mensajes en televisión e internet, fiel a mis dos pasiones intelectuales, la psicología y la sociología, me di a la tarea de buscar una explicación que no solo me diera un porque de ello, sino la perspectiva que como individuos que somos primeramente y parte de una sociedad que tenemos que aprender en la búsqueda de una nación integral y sobre todo más justa.
Primero para tratar de explicarme a social recurrí a los clásicos, Gustave LeBon, el padre de la psicología de masas descubre que con el advenimiento de las sociedades industrializadas a partir de los medios rurales y semi rurales, las personas que se desplazan a las grandes urbes, para lograr integrarse a un medio mecanicista deben primeramente desposeerse de su individualidad, convertirse en masas les permite no solo disociarse de un medio lleno de vida como lo es el campo donde se está cerca de ciclos naturales de siembra/barbecho/cosecha o de la crianza de animales domésticos y de consumo e integrarse a uno mecanico, sin embargo el volverse masa conlleva una pérdida de espacios vitales, hacinamiento y limitación de los recursos, pasan de vivir lugares con amplios espacios para pasar a lugares donde cada centímetro cuenta, y la única manera de mantener los espacios ganados es impedir que más personas lleguen, considerando que la masa por definición es amorfa e irracional y que su mayor miedo es perder lo que se tiene aun y cuando las condiciones sean infrahumanas y precarias, el deseo de posesión de lo poco que se tiene se defiende aun y cuando se le niegue a los demás que lleguen posteriormente la entrada, cualquiera (aun y cuando sea un familiar) se vuelve un competidor al cual hay que frenar a costa de todo, esta irracionalidad de la masa y la inyección de un miedo a perder lo poco que se tiene explica por qué grupos minoritarios como los latinos, terminaron votando por quien los amenazaba, la idea de que frenen la emigración les garantiza que los empleos que ya tienen o podrían llegar a ocupar queden en sus manos o de los que ya están en el lugar, una “mentalidad de manada” o de tribu donde se vuelve una protección endogámica porque cualquiera que llegue del exterior es peligroso y debe de ser vencido antes de que llegue o después será demasiado tarde para sacarlo.
Por su parte el psicoanalista Willhem Reich, analizando la manera en la que Adolfo Hitler llego al poder encontró que más que la ideología nacionalista que identifico al régimen Nazi, fue un fenómeno al que llamo “aburgesacion” el que determino el triunfo de Hitler logrando que personas de todo estrato social lo terminaran apoyando irrestrictamente, este fenómeno consiste en que Hitler de alguna manera ya sea a través de sus discursos o directamente, hiciera por un lado una promesa y por otra una amenaza en un oximaron (aproximación de los opuestos) que genero los resultados deseados, la promesa fue, ante las clases bajas, el subir a la clase media si es que lo apoyaban en su proyecto social, y la amenaza ante las clases altas de bajarlos a la clase media si no eran parte de su proyecto, la clase media (a la que denomina burgués por su término literal o sea habitante de los burgos o ciudadelas y no bajo la concepción marxista) temerosa de perder sus espacios por exceso de personas, lo termino apoyando al igual que los amenazados (clase alta) y a los que les prometió mejoras (clase baja), el juego entre el miedo y el anhelo tiene el poder de causar un shock (que como descubrió la investigadora Naomi Klein) tiene la cualidad de causar una regresión a la infancia donde las personas se sienten vulnerables y buscan quien les provea lo que se requiere y que al mismo tiempo los domine y les diga que hacer (el padre protector desde Freud, ambivalente, anhelado y temido), de alguna manera las personas de poblaciones rurales, de zonas urbanas y semiurbanas que estaban desilusionados de Obama, terminaron por apoyarlo como enojo al padre que no los protegió, y siguiendo la línea psicoanalítica se vengan de la madre (Hillary) que permitió que ese abuso se diera, buscando al padre ogro/protector que les promete a los desposeídos un ascenso en su vida, atemoriza a los ricos (por haberse llevado sus industrias a otros países) de quitarles medios de producción, sin embargo, la clase media es quien lo lleva al poder por temor a que sus medios vitales mermen al haber más personas que compitan contra ellos.
El investigador social Phillip Zimbardo por su parte pudo determinar que existe un fenómeno llamado “indiferencia expectativa”, donde se espera que sea el otro quien actúe, dejando en sus manos el poder de las decisiones, se enseña a la masa a ser parte de un sistema que deja de pensar por sí mismo aun y cuando pueda hacerlo, una suerte de abulia social, porque de nada sirve rebelarse, se han vivido tantas decepciones que se deja de actuar (a este fenómeno le llama el investigador del comportamiento social Martin Seligman “indiferencia aprendida” y es cuando se han vivido circunstancias donde siempre ha ido mal o no se puede luchar, es un mecanismo de defensa que consiste en dejar de luchar esperando que con obediencia ciega ante un líder que promete solucionar “mágicamente” todo al tener el poder es preferible a esperar a ser parte de una solución que les pudiera representar un dolor más o un mal sabor de boca al no conseguirlo), los campesinos, trabajadores y empleados que perdieron sus trabajos en la administración anterior, siguen al líder que toma el poder y las decisiones por ellos, como un macabro “flautista de Hamelin” que los dirige no con su flauta mágica sino con “tweets” o declaraciones explosivas que usando la emoción o la critica a los antecesores logra una identificación ciega, se vuelve el portador de lo que se ha callado y permite la expresión de lo silenciado por ser “políticamente incorrecto” y que sin embargo siempre lo ha sentido así, los supremacistas siempre han estado en los Estados Unidos, y este sentimiento segregacionista se reprimió mucho tiempo porque su presidente era de una de las minorías que atacan, sin embargo eso no fue lo suficientemente conciso o eficaz para erradicarlo, y se acumuló hasta que alguien que posee las características de su canon de “lo correcto” lo enarbola, lo que hace que ahora expresarlo, gritarlo y sobre todo actuar con esa autoridad ofrecida por su interlocutor (en la Alemania Nazi, una de las primeras medidas fue el volver algo socialmente correcto el insultar a los judíos, no hacerlo era igual a declarar públicamente que no se estaba a favor de los planes del sistema nazi con muchas consecuencias no solo civiles, sino incluso penales), y está sucediendo, las protestas sociales están escalando, han comenzado los insultos, de ciudadanos norteamericano e incluso de personas incluso de origen latino que son residentes hacia otros que aún no lo son, y esto se está volviendo tan común que las redes sociales se llenan de esos videos como manifestación de esa intolerancia racial que puede llegar a volverse violencia física e incluso derramamiento de sangre.
¿Cómo pudieron personas “sensatas” volver a conductas regresivas e intolerantes?, el experimento de la “tercera Ola” realizado por el profesor Ron Jones en 1967 demostró (dramáticamente) como es que Adolfo Hitler pudo colarse a la mente de muchas personas logrando convertir un grupo de su alumnos en fervientes Nazis en solo cinco días. Pudo establecer que en solo cinco pasos se puede lograr la adoctrinación de personas comunes y corrientes en adeptos creyentes incondicionales.
El primer paso fue La fuerza mediante la disciplina, donde se regula el comportamiento de todos, es conocido que existen fuerzas militares y paramilitares que crecen cada vez más y que en algún momento no se descarta que pudiera ser el inicio de batallas civiles, en circunstancias partidistas hay reglas que determinan la permanencia y prevalencia en el grupo.
El segundo paso fue La fuerza mediante la comunidad, la segregación artificial entre nosotros-ellos fue un lema de campaña y la base que sustento todos los argumentos, los supremacistas han creado un estándar de características (físicas y morfológicas) para la pertenencia a ese grupo, han creado lo que Ernesto Laclau denomina “Pueblo y antipueblo” exacerbando las diferencias y minimizando las similitudes, y todo aquel que pertenezca al “pueblo” debe de cumplir primeramente al atacar, sobajar o destruir a todos los que no lo sean siendo por añadidura “antipueblo”, a nivel de partidos políticos se usa esta noción para definir quienes se oponen a sus proyectos como “traidores” a la causa o ideología, aun y cuando su único pecado es no compartir su proyecto.
El tercer paso es la fuerza mediante la acción, donde se hacen cosas “para la causa” y que cada una de las acciones levante y enaltezca la lucha aun y cuando los principios que se sustentan pudieran o ser impensables o bien absurdos, muchas personas usaron los medios de comunicación de las redes sociales para estar “pendientes” de los fallos del candidato, o los escándalos que se dieron durante la guerra de lodo (que no de propuestas) que fue la campaña, los seguidores de políticos se pelean en estas redes con quienes no están de acuerdo, perdonan todo, minimizan sus actos y buscan argumentos con “sesgo de veracidad” (solo se toma lo que se quiere probar y lo demás se ignora, maquilla o perdona) siempre y cuando esto pruebe su dicho, por irreal que sea, o por absurdo que viéndolo con pensamiento crítico parezcan sus propuestas, también se crea un enemigo a medida, entre más absurdo, irreal o irresponsable incluso malo mejor para la causa pues la fuerza se dirige a vencerlo mediante la elevación (casi santificación) del líder, alguna característica de su discurso o cualidad personal o moral, porque en definitiva se le toma como líder benéfico que puede hacer, sanar, resolver y salvar una nación pues encarna una suerte de mesías que se eleva de los demás mortales que no han podido resolver las cosas aun pudiendo hacerlo (quienes lo siguen prestan demasiada atención a los errores de los opositores, a sus defectos, o acciones, para atraer la atención y que todo intento de ver acciones erróneas o defectos que el líder siendo humano y también capaz de sentir pasiones o ambiciones haga (aun siendo reales y evidentes) sea visto como un ataque de ese enemigo que solo tiene el interés de dañarlo (Umberto Eco afirma que el enemigo entre más ambiguo es mejor pues se le puede adjudicar lo que se desee, su falta de forma permite que se le proyecte lo que se desee para hacerlo o tonto, o atemorizante según sea el caso y por ende el vencerlo será un logro de un equipo fiel adepto a quien se vuelve infalible, perfecto y por ende poderoso).
El cuarto paso es la fuerza del orgullo comunitario, el pertenecer a un grupo consolida la fuerza de la convicción, entre más compacto, representa la fuerza que determina el eje dominante (un pensamiento, una convicción, plan o proyecto) con la segregación de quienes no pertenezcan en automático, a los que se debe de combatir para fomentar una unión que en un comportamiento de manada les permitirá identificarse con ideas que los homogenicen, los grupos supremacistas se definen como una comunidad en donde las “minorías” no solo no caben sino que los amenazan, integran modelos, palabras, léxicos, y sobre todo estilos de pensamiento donde no hay espacio para ideas nuevas o cuestionamientos sobre todo al líder pues es la punta de lanza que representa a todos, esto lo mueve único, inamovible e infalible, los grupos políticos se les reconoce como hablan, se expresan y el uso de frases y predicados que repiten de manera constante no solo para identificación, sino para consolidación de principios que validan como “buenos” en contra de los demás que se vuelven “malos” y son a los que hay que vencer, aun y cuando se requiera la fuerza, la imposición de ideas o la sangre misma para probar la razón de su dicho.
Y el quinto paso es la consolidación del líder como el único, un personaje (construido) que enarbola lo que se desea, sin falla, inmaculado y sobre todo sabio, se cree que tiene por el solo hecho de decirlo, la razón, habla por los que callan (por indiferencia o incapacidad) y decide por ellos a cambio del poder absoluto, esto es lo que explica en mucho la elección (y muchas otras que están y algunas por venir) se crea un líder que no se equivoca a cambio de otorgarle lo que desea sin restricción, la venta de la esperanza y el miedo dosificado subyuga naciones enteras a un costo muy alto, el otorgamiento de libertades y la intromisión de modelos de pensamiento que lo sostienen en su sitio aun y cuando haya sufrimiento, dolor y sangre, para decirlo en palabras del historiador Juan Manuel Zunzunegui “en situaciones de caos, es cuando los pueblos claman por dictadores”.
Los líderes dictatoriales no son casuales, representan de alguna manera lo que se ha callado, lo que no se ha expresado, lo reprimido, Noam Chomsky afirma que de alguna manera lo políticamente correcto es presentar personas incólumes, prístinas, perfectas, líderes de cerámica que son bellos por dentro y por fuera, sin pasiones y siempre buscando el bien (por lo menos durante las elecciones) de su pueblo al que desean gobernar, sin embargo el líder impositivo habla lo que otros callan, expresa lo que los demás censurarían, se muestra burdo, grosero, impositivo, representa lo que Carl Jung denominaba “la sombra”, lo negado tanto tiempo nos envuelve, se expresa, se deleita, no conoce límites, es amoral y puede llegar a destruir los cimientos mismos de una sociedad, pues es incontrolable, grosera, impasible, quienes tanto tiempo la han mantenido guardada y limitada sobre todo por “presiones sociales” o “buena educación”, pueden encontrar en ese líder quien sea su interlocutor, que diga lo que no se atreven o que les autorice a hacer o decir lo que tanto tiempo han venido guardando, aun y cuando parezca en otras circunstancias demasiado grave para aceptarlo en sí mismo, existe un deleite interno en aceptar quien pueda hacerlo por ellos, o hacer lo que jamás harían de otra manera.
La sombra es realmente la que ganó en esta elección, nos mostró la verdadera naturaleza de un país, el ganador es la expresión de esa sombra tosca llena de ideales frustrados y encarnando dolores muy añejos y fuegos que difícilmente serán apagados, un modelo que se está exportando pues otros países ya están usándolo (incluido el nuestro a su manera), un regresiónismo donde la xenofobia se extiende y el nacionalismo como hace más de cincuenta años se vuelve un estilo de vida, un modo de hacer política que retrocede las libertades civiles y la terrible sombra colectiva se vuelve como el ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, y tarde o temprano se corre el riesgo que aquellos que no pertenecemos a raza, cultura, religión o partido político terminemos por ser víctimas de otra víctima pues como Jung afirmaba “el ser humano no tortura al otro, en realidad el torturado se vuelve el torturador”, esa proyección de la sombra de Trump ante quienes considera minorías, es similar a la de Hitler, no aceptaba que su padre lo torturaba y como tenia ascendencia Judía, proyecto su sombra hacia los ellos como minorías (expresión de un yo limitado y frustrado), quizás algo en su historia de un padre inmigrante pudiera no solo explicar sino comprender su narcistico afán de poder, solo conociendo y trascendiendo nuestra sombra, integrándola antes de que escape y nos domine, tendremos la capacidad no solo de transformar nuestro entorno, una sociedad que ignora su sombra termina siendo víctima de ella, enfocarse en lo bello, en lo luminoso nos ciega ante nuestra capacidad de daño del que somos capaces de hacer, de los líderes que digan lo que nos hemos negado a reconocer en nosotros mismos, o de los dolores no expresados que se convierten en odio, sufrimiento y desesperanza.
Solo conociendo e integrando nuestra sombra alcanzaremos sociedades sanas, donde gobiernos reales nos lleven a metas comunes sin perder nuestra individualidad, dejaremos de ser masa y aprenderemos a vivir bajo ese contrato social solo los individuos pueden crear sociedades reales, la masa es realmente informe, burda y domesticable, por ello hay que construir una ideología real, honesta y sobre todo libertaria donde no requiramos lideres u hombres providenciales para regir nuestro destino o ideologías y crear un espacio donde el vivir sea bello.
ENVIADO POR SU AUTOR DESDE MÉXICO
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