El tipo de cambio tocó máximos en lo que va del año, y el asunto fue noticia, ya que el dólar parecería finalmente haber vuelto de sus vacaciones.
En esta nota vamos a repasar las causas detrás de esta suba, y el análisis de lo que podríamos esperar hacia adelante.
Empecemos…
Recapitulando los hechos
Repasando un poco, lo cierto es que el mes de enero fue bastante tranquilo en términos financieros. El buen humor de los mercados internacionales tuvo su réplica en la Argentina.
Básicamente, luego de la última suba de las tasas de interés en USA (hasta 2,5%, en el tramo más corto), los mercados financieros se estabilizaron, permitiendo normalizar la situación en países emergentes, incluido el nuestro.
Así, el riesgo país de Argentina registró una fuerte baja desde comienzos de este año, acumulando una caída de 160 puntos básicos.
Por su parte, el tipo de cambio se ubicó por debajo de la banda inferior durante buena parte del mes, lo que motivó a las autoridades del BCRA a aplicar dos políticas fuertemente expansivas:
• En primer lugar, se redujo fuertemente la tasa de Leliqs, principal instrumento del BCRA para absorber liquidez (ver gráfico). Concretamente, la tasa perforó el piso del 50%, llegando a caer incluso por debajo del 48%. Es importante tener en cuenta que la misma había superado el 70% meses atrás.
• En segundo lugar, el BCRA salió a comprar dólares de manera agresiva, incluso aumentando el límite diario de compras de USD 50 a USD 75 millones.
Así, como respuesta a estas 2 medidas puntuales, finalmente el tipo de cambio reaccionó, tras casi 60 días de “vacaciones”.¿Qué sigue?
A priori, este “despertar” del tipo de cambio no debería ser un gran motivo de preocupación. De hecho, es parte de la esperable normalización del mercado cambiario y de dinero, tras la tremenda devaluación que nos azotó en 2018.
O sea, el BCRA está recomprando parte de las reservas “rifadas” durante el año pasado, al tiempo que intenta bajar las tasas -todavía con cierta cautela- a niveles más razonables. Ambas cosas buenas, pero, como veremos, que no garantizan nada per se.
Concretamente, estamos en un año electoral y los fundamentos de la economía argentina son tremendamente frágiles. O sea, hoy la situación está anestesiada a fuerza de tasas y dólares del FMI; pero eso es pan para hoy, y hambre para mañana.
En la medida que se “enrarezca” el contexto acercándonos hacia las elecciones, y los ahorristas y grandes inversores -hoy colocados en pesos- adviertan que la tasa ya no les compensa el riesgo político, de devaluación y de licuación contra la inflación, bien podrían retirarse e ir a demandar dólares.
Ya lo hemos visto en el pasado reciente.
Por eso, me cuesta creer Sandleris pueda bajar la tasa sustancialmente más de lo que ya lo ha hecho. Para ponerlo más claro: dudo pueda llegar a niveles sub-40% en lo que respecta a la tasa de LELIQ, sin ruido fuerte en el mercado cambiario, algo que el oficialismo quiere evitar a toda costa.
Ergo, lo que vemos es que hay serias secuelas de la última devaluación y de la pérdida de reputación del BCRA. Incluso post-acomodamiento luego de la devaluación, el mercado le pide bastante más tasa que antes al BCRA. Y eso es un problema. Por varios motivos.
1) Dado que los agregados monetarios, o sea, la cantidad de dinero que el BCRA está dejando en la calle, está prácticamente “freezado”, lo cierto es que ahí tenemos un factor importante para pensar que las tasas tienen un piso. De hecho, hasta podrían pegar un rebotecito hacia mitad de año. Básicamente, en un contexto donde el BCRA cada vez tendrá que chupar más pesos, y la economía real necesitará también más pesos para operar, el costo de oportunidad del dinero dejará de caer, y hasta podría subir.
2) Dado que las tasas tendrán un piso del 40 o 45% (siempre hablando de LELIQ), la economía real seguirá sufriendo sobremanera. O sea, el BCRA seguirá sobrepenalizando a la economía real con su política monetaria que genera un tremendo “crowding out”. En criollo: la aspiradora del BCRA chupa tantos fondos que termina lastimando sobremanera a la economía real, ya que deja poco crédito y muy caro para las empresas y la gente que realmente lo necesitan.
Teniendo todo esto en cuenta, y para ir cerrando, está claro veremos un 2019 con una economía languideciendo, al BCRA “calibrando” el nivel mínimo de tasas tal que no haya caos en el mercado cambiario. De más está aclarar que, tal como reconoció públicamente Mauricio Macri esta semana, en términos generales el oficialismo seguirá totalmente falto de respuestas concretas para los problemas de la ciudadanía; sólo limitado a un rol de mero administrador de los conflictos propios del insostenible equilibrio actual.
Hasta la semana próxima,
Juan I. Fernández
Para CONTRAECONOMÍA
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