La posibilidad de un golpe de Estado en Venezuela es, por ahora, poco probable. Aún así, Washington hará todo lo que pueda con el fin de eliminar a Nicolás Maduro. La guerra podría acercarse. El presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, se proclamó Jefe de Estado interino el 23 de enero de 2019. Esto sucedió dos semanas después de la juramentación de Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Sin embargo, la legitimidad del poder de Maduro no fue aceptado por la oposición venezolana, que lo considera un tírano que usurpa el poder. La oposición ha sido apoyada por los principales países occidentales del mundo, como los Estados Unidos de América, quienes expresaron su apoyo a Juan Guaidó y le abrieron todas las puertas para que pudiera afirmar su estatus presidencial. Sin embargo, el ejército se mantuvo fiel a Nicolás Maduro. La investidura del líder de la oposición venezolana resultó ser solo un acto simbólico, un fracaso a largo plazo. Washington busca revertir la situación y por eso le brindará apoyo militar a Juan Guaidó desde el exterior, mediante la organización de una intervención militar en Venezuela. Este es un escenario probable. Y dado que los grupos armados pro-iraníes, los cuales controlan los depósitos de uranio y el tráfico de drogas en el país sudamericano, así como Rusia, Turquía y China, están ampliamente apoyados por Caracas, que de ninguna manera están relacionados con los intereses de Washington, el riesgo de una intervención militar es alta y podría ocasionar una escalada internacional de conflicto. Es de particular interés la conexión venezolana del “Estado Islámico”, el cual tiene una gran red de células “dormidas” en el territorio de Caracas. La incapacidad de encontrar una salida pacífica a la crisis en Venezuela solo ha llevado al país a un punto peligroso y de no retorno, en donde las ametralladoras se convierten en el recurso de diálogo en medio de la disputa. El punto de partida formal del conflicto ha sido el segundo mandato presidencial de Nicolás Maduro. El gobierno no permitió que la mayor parte de la oposición venezolana participara en las elecciones que tuvieron lugar el 20 de mayo de 2018. Además, alrededor del 54 por ciento del número total de votantes se abstuvo de votar en las elecciones, lo que dio lugar a que la oposición considerara ilegítimas las elecciones.Cabe señalar que en 2015, la oposición obtuvo más de 7.7 millones de votos en las elecciones parlamentarias, mientras que aproximadamente 6.2 millones de personas votaron por Nicolás Maduro en las elecciones presidenciales de 2018. En este sentido, los líderes de la oposición han sugerido que si sus representantes hubieran sido admitidos en las elecciones el 20 de mayo de 2018, Nicolás Maduro nunca habría podido ganar las elecciones. El desacuerdo con los resultados condujo al surgimiento de la crisis política interna, la cual ha sido aprovechada por los actores internacionales. Y ahora ellos son los que deciden el futuro de Venezuela. Para demostrar su poder, es probable que Washington actúe de manera extremadamente rápida y firme en Venezuela. Al final, reconociendo a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, la administración de la Casa Blanca asumió una gran responsabilidad. Y si la oposición venezolana es derrotada, será un golpe para la imagen internacional de Estados Unidos. Y en vísperas de la elección presidencial de Estados Unidos de 2020, Donald Trump no quiere lucir como un fracasado. Por lo tanto, puede tomar cualquier decisión. En primer lugar, para llevar al poder al séquito de Juan Guaidó y, en segundo lugar, para lavarle la cara a la “democracia estadounidense” en la arena internacional. La preparación del golpe de estado en Venezuela comenzó mucho antes del 23 de enero de 2019. A principios de 2018, el ex ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, Rex Tillerson, durante su gira internacional por América Latina, declaró de manera ambigua que se esperaba que “grandes cambios” tuvieran lugar en Caracas, en donde los militares jugarían el papel principal. Asimismo, en el mes de agosto del año 2018, el New York Times señaló que políticos de alto rango de Washington tuvieron reuniones con personal militar de Venezuela. Estos militares planeaban un golpe de estado. Vale la pena señalar que fue entonces cuando Rusia y China promovieron de forma activa e insistente sus intereses en Venezuela, a la expectativa de un posible conflicto militar.
El nivel de deserción en el ejército venezolano es todavía bajo, lo que sugiere que la oposición no tiene cómo influir en el ejército. Pero al mismo tiempo, el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente del país por parte de varios diplomáticos militares con estatus internacional y acceso a una cantidad de información secreta, permite a la oposición acumular información clave que afecta la seguridad interna y externa de Venezuela. Entonces, gracias a la traición del agregado militar de Venezuela ante la ONU y la embajada de los Estados Unidos, la oposición pudo obtener información documental sobre los activos financieros internacionales del círculo cercano de Nicolás Maduro, los residentes ilegales de inteligencia extranjera, los eventos militares secretos -incluyendo los nucleares-, las contraseñas de varias cuentas, etcétera. El personal militar clave de las Fuerzas Armadas de Venezuela comenzó a transferir documentos secretos y clasificados a la oposición venezolana. Sin embargo, el volumen de información secreta transferida no es suficiente para que la oposición logre que Washington tome medidas violentas y militares sin precedentes. Para tomar tal decisión, es necesario, como mínimo, obtener toda la documentación secreta posible no solo en Venezuela, sino también en Irán, Líbano, Siria, China, Turquía y Rusia. Y en esos países las posibilidades de Washington son sumamente limitadas. Pero si la administración de la Casa Blanca decide probar suerte y emprende una arremetida militar en contra de Maduro, entonces Irán, el Líbano, Siria, China, Turquía y, finalmente Rusia, lucharán hasta el final para preservar sus grandes secretos en Venezuela.
*Denis Korkodinov Denis Korkodinov es uno de los politólogos mas importantes en Rusia, con importantes conexiones en el gobierno ruso y el sector privado nacional de ese país. Korkodinov trabaja además para el equipo editorial de la unidad de investigación de la World Community. Especialista en relaciones públicas corporativas y de comunicación masiva, activista de derechos humanos y experto internacional reconocido en el campo de la política de los estados del Cáucaso. Estuvo cerca de convertirse en el alcalde de Ulyanovsk. Sus análisis son frecuentemente publicados en Europa, Rusia, Turquía y otros países.
ENVIADO POR SU AUTOR DESDE RUSIA
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