Tenía alrededor de 12 años cuando la convertibilidad se encontraba próxima a desvanecerse. Un momento raro, en el cuál frases o expresiones económicas célebres como “blindaje” o “megacanje” se popularizaban. Está claro que, si bien alguna noción de su significado tenía -simplemente por preguntar u ojear el diario de mi viejo-, eran palabras bastante particulares que hacían referencia a episodios económicos que recién comprendí del todo recién más de una década después.
Concretamente, me acuerdo que, si bien mi familia y yo teníamos conocimientos muy limitados en materia económica para ese entonces, “se respiraban” aires de colapso económico todos los días. No hacía falta tener conocimientos técnicos para intuir que la fecha de vencimiento del mandato de De la Rúa se hacía cada vez más próxima con el correr de los días.
Es que su gobierno se iba viendo cada vez más arrinconado financieramente, al tiempo que uno se iba enterando que algún conocido había perdido el trabajo o cerraba su empresa. Más allá de los pormenores, ya sabemos cómo terminó esa historia.
El asunto es que durante estos días he tenido sensaciones parecidas. Está claro eso no es nada bueno.
En esta nota te voy a comentar por qué, casi dos décadas después, encuentro elementos preocupantemente similares.
Empecemos…
La “quimioterapia” de CambiemosPor si te quedó alguna duda de que Cambiemos se había kirchnerizado aquel 28 de diciembre de 2017, tirando por la borda cualquier intento de “cambiar” realmente la situación de nuestro país, los últimos hechos deberían terminar de despejártelas.
Voy a decirlo sin rodeos: Cambiemos ha confirmado que está dispuesto a fundir el país y endeudarlo como nunca antes en su historia con tal de intentar que no vuelva el kichnerismo y/o ninguna versión de un peronismo de izquierda.
Si te parece estoy exagerando, te invito a repasar algunos hechos puntuales:
1) El BCRA mantiene tasas en niveles estratosféricos para minimizar el derrumbe del peso (con fines electorales):
A sabiendas de que es un factor tremendamente destructivo para el entramado local, no solamente para las PyMEs, sino para todos los sectores de la economía el BCRA ha decidido volver a subir las tasas a niveles cósmicos, reconociendo la situación como un necesario “mal menor”.
Creo si no hubiera elecciones en octubre, claramente hubieran optado por otra opción, dado que esta es una política altamente insostenible.
2) El tesoro acaba de obtener el visto bueno del FMI para vender hasta USD 60 millones diarios a fin de contener el tipo de cambio (con fines electorales):
Es que la demanda de dinero ha caído sobremanera, por lo que la tasa de interés alta ya no alcanza. De hecho, en las últimas jornadas hemos visto como el peso argentino continuaba depreciándose, a pesar de que el BCRA no cesaba de subir las tasas. Esto es extremadamente preocupante.
Por este motivo, en su encuentro con Lagarde -titular del FMI-, Dujovne obtuvo el visto bueno del organismo, que hasta el momento prohibía dicha práctica.
En criollo: esto le da luz verde al Tesoro de “quemar” reservas para planchar el tipo de cambio, una estrategia 100% peronista.
El agravante: dichos fondos son pura deuda que ha contraído el Tesoro, y que, si bien tendrá que devolver a una tasa magra, lo cierto es que tiene un costo financiero igualmente relevante.
3) Para paliar el malestar por la recesión, Cambiemos improvisa emparchando parte de lo que ha roto con su accionar
Dado que el contexto macroeconómico se encuentra herido de bala; un contexto donde el salario real ha caído 12% en 2018, y caería otro 4% en 2019, el uso de la capacidad instalada cada vez se acerca más a los mínimos de 2002 y cierran 25 PyMEs y 80 comercios por día, el oficialismo -obviamente- en vez de atacar las causas, redobla la apuesta tratando los síntomas.
Se han tornado extremadamente predecibles a esta altura.
Para ello, ya ha anunciado un aumento del 46% de la AUH (no está mal en sí, pero claramente no ayuda a resolver temas de fondo), créditos subsidiados a PyMEs por ARS 100.000 millones, congelamiento parcial de los aumentos de tarifas de gas estipulados para este invierno, y algunas medidas adicionales que no hacen más que disfrazar los síntomas de la enfermedad de base, que es el tamaño del Estado argentino, y las consecuencias que implica ese desequilibrio.
Es importante destacar que, en última instancia, estas medidas que implican un mayor gasto público, sumado a los famosos “efecto Olivera-Tanzi” (En criollo: cuando se acelera la inflación -que se ha acelerado- cae la recaudación fiscal) y “efecto Laffer” (En criollo: al subir impuestos -sobre todo si ya estaban altos- recaudás menos), ponen en jaque el cumplimiento de la meta fiscal estipulada para 2019.
Pasando en limpioEl pueblo argentino está pagando un costo sideral para minimizar las chances de una vuelta de un peronista al gobierno.
En mi opinión, el tema más grave es el arrinconamiento financiero y la destrucción de la economía real que ello implica. O sea, el daño colateral de este plan.
Para ponerlo más claro (y como mencioné en algún programa): Cambiemos está haciendo quimioterapia con su política económica, intentando tratar el cáncer de la economía argentina. El asunto es que, en su intento de bajar la inflación y controlar al tipo de cambio, está destruyendo a la economía en su totalidad. Al paciente.
De la Rúa en su momento intentó algo similar. Intentó la vía poco audaz, la de patear la pelota para adelante y tratar de “tirar como sea”. Fracasó.
Hoy Cambiemos está haciendo algo similar.
Como consecuencia, incluso aunque Macri se imponga en las urnas en octubre, la silla presidencial en diciembre 2019 va a estar tan caliente, que me cuesta pensar un desenlace feliz.
Hasta la semana próxima,
Juan I. Fernández
Para CONTRAECONOMÍA
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