Ni a Moscú ni a Washington les importa verdaderamente el bienestar de los ciudadanos comunes en Venezuela. A nadie nos importa. Todos los actores internacionales se mueven por sus intereses nacionales y geopolíticos, en los que la estabilidad interna y la seguridad nacional en Venezuela no son variables importantes en absoluto. Venezuela enfrenta un gran conflicto armado. Cuando la comunidad internacional se canse de la situación, comenzará el baño de sangre. Venezuela será intervenida por varios países, con el fin de detener la creciente violencia y controlar la proliferación de grupos armados paramilitares.
En Venezuela, el período de Hugo Chávez en el poder podría considerarse un intento de crear un Estado Socialista en el siglo XXI. El fundador del régimen chavista logró convertirse en el líder más destacado de América Latina después de Fidel Castro. Sin embargo, el tiempo demostró que Chávez fracasó y sus metas no se cumplieron. Caracas se encuentra en un estado de profundo declive económico. La caída de los precios mundiales del petróleo no es la causa principal de la crisis económica en Venezuela, sino mas bien las ridículas políticas económicas tomadas por las administraciones de Chávez y Maduro. Las expropiaciones (estatizaciones y nacionales de empresas) y las políticas de precios justos no crean condiciones favorables para el crecimiento de la economía. El sector privado se estanca con los controles de precios y expropiaciones.
En la Venezuela de hoy, la participación acumulada de la manufactura en el PIB ha registrado una muy fuerte y profunda caída desde 1999, año en el que Hugo Chávez tomó el poder. Únicamente en el año 2016, la disminución de la producción industrial en Venezuela fue de 19 por ciento, y en el año 2017, 15 por ciento. En apenas 4 años (2013–2017), el PIB de Venezuela disminuyó un 37 por ciento, lo que llevó a la economía venezolana al borde del default.
Hugo Chávez se hizo muy popular en Venezuela, a partir de febrero de 1992, cuando tomó parte activa en el fallido intento de golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez. Hay una versión que sostiene que Chávez llegó a un acuerdo con Pérez y simplemente vendió a sus colegas. Como resultado del intento de golpe de Estado, 49 personas fueron asesinadas y Hugo Chávez fue enviado a la cárcel, en donde no abandonó sus pretensiones de tomar el poder en Venezuela. En noviembre de 1992 volvió a encabezar el intento de golpe y vendió a otros conspiradores. 171 personas fueron víctimas de Hugo Chávez.
En 1994, la llegada al poder de Rafael Caldera le permitió a Hugo Chávez obtener la tan anhelada libertad. Y en diciembre de 1998, gracias al apoyo del partido político “Movimiento al Socialismo”, el líder bolivariano pudo convertirse oficialmente en el presidente de Venezuela. El mundo entero celebró la victoria de Chávez en Venezuela. El diario brasileño “O Estado de S. Paulo” y el estadounidense “The New York Times”, solamente hablaban del triunfo Chávez y el inicio de la revolución bolivariana.
De inmediato, el líder bolivariano chavista impulsó su agenda política a través del uso discrecional de la petrochequera venezolana. En su opinión, cada venezolano debía vivir en una tacita de oro por vivir en el país que posee las reservas petroleras más importantes del mundo. En este período aumentó la dependencia del petróleo, lo cual ha tenido una consecuencia muy negativa: Venezuela es ahora extremadamente sensible y vulnerable a los variaciones en los precios mundiales del “oro negro”. Ya en 2013, el petróleo y sus derivados representaban casi el 97 por ciento de las exportaciones de Venezuela. El país quedó devastadp cuando los precios del petróleo cayeron a niveles críticamente bajos.
Hugo Chávez murió en 2013 y le dejó a Nicolás Maduro las riendas de Venezuela. Maduro, quien en un principio había sido un simple chofer de autobús, se convirtió de la noche a la mañana en Canciller de la República, luego en Vicepresidente, y finalmente llegó al puesto más alto de todos: presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Pero Maduro todavía es, en el fondo, un chofer de autobús. Maduro maneja las riendas de Caracas como si esta fuera un automóvil. Maduro maneja a máxima velocidad y sin frenos, golpeando todo lo que encuentra en su camino. Y el resultado de esta política es uno solo: algún día, el autobús se detendrá y chocará ante un gran obstáculo. Y el autobús ya ha chocado: Venezuela se encuentra en un completo paro social, económico y político. El gobierno de Maduro observa, pero no sabe qué hacer.
Caracas está azotada por la hiperinflación. Según los cálculos más modestos, solo en 2019, la hiperinflación puede aumentar en más de 10 mil por ciento. El país se quedó sin dinero, porque ya ni siquiera hay papel moneda en Venezuela para imprimir nuevos billetes. Venezuela no tiene con qué pagarle a los proveedores extranjeros. Como Venezuela no tiene dinero para pagar, entonces ya no hay dinero para importar comida y medicinas.
La configuración geopolítica internacional también ha agravado la situación económica. Por un lado, Estados Unidos y el Grupo de Lima apoyan de la oposición venezolana, liderada hoy por Juan Guaido. Y por el otro, Nicolás Maduro es apoyado por Rusia, China y Turquía. Las condiciones están dadas para un conflicto militar a gran escala y Venezuela será el campo de batalla de Estados Unidos, China, Rusia y Turquía. El mundo tiene muy buenas razones para enfrentarse por Venezuela. El baño de sangre internacional podría comenzar pronto.
Muchos expertos internacionales consideran que Venezuela podría convertirse en una segunda Irak. Y es que no están equivocados: hay buenas razones para pensarlo. Si Washington decide armar a la oposición venezolana, Moscú (Rusia) y Pekín (China) se verán obligadas a armar a los partidarios de las autoridades venezolanas. Rusia y China defenderán a Venezuela hasta el final. Y si Estados Unidos intenta una intervención militar, es más que probable que los “gringos” estadounidenses sean los primeros en recibir las balas disparadas por el personal militar ruso y chino. Esta sera una guerra de gran escala. Y es que ni a Moscú ni a Washington le importa el bienestar de la gente común en Venezuela. Todos los actores internacionales estamos protegiendo únicamente nuestros intereses, en los que la estabilidad y la seguridad en Venezuela no figuran en lo absoluto.
Y aunque todavía no existe un conflicto militar a gran escala en Caracas, esto no quiere decir que los Estados extranjeros no hayan comenzado a armar a diversos sectores de la sociedad venezolana. Hoy en día, Venezuela se encuentra en la etapa de absorción de la ayuda militar. Por así decirlo, “Venezuela se encuentra en recarga”. La lucha armada en Venezuela comenzará cuando los diversos actores internacionales hayan terminado de entrenar y abastecer de armas y municiones a sus grupos militares. La guerra por Venezuela viene en camino y será un conflicto de gran magnitud. Todos los países participaremos en la guerra.
*Denis Korkodinov es uno de los politologos mas importantes en Rusia, con importantes conexiones en el gobierno ruso y el sector privado nacional de ese pais. Korkodinov trabaja además para el equipo editorial de la unidad de investigación de la World Community. Especialista en relaciones públicas corporativas y de comunicación masiva, activista de derechos humanos y experto internacional reconocido en el campo de la política de los estados del Cáucaso. Estuvo cerca de convertirse en el alcalde de Ulyanovsk. Sus análisis son frecuentemente publicados en Europa, Rusia, Turquía y otros países.
Publicado con la autorización de su autor
Aunque lo que dice Denis Korkodinov es muy razonable y es muy probable que ocurra, espero, deseo, ruego a todo el mundo que pueda hacer algo, y pido a Dios, que no se desencadene esa guerra internacional que preconiza.
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