Año 2016, mes de Febrero. Todos los países del mundo intentan tomar ventajas y salir de sus respectivas crisis económicas con una vieja receta que no dará resultado: abaratar su moneda contra el dólar para impulsar las exportaciones.
Esto es lo que técnicamente se conoce como Guerra de Divisas. Un país devalúa su moneda contra el dólar tomando políticas económicas con ese fin. Luego su principal socio comercial no se queda atrás y hace lo mismo. Y así sucesivamente.
La conclusión es que el abaratamiento permanente de las monedas retroalimenta el estancamiento y el proceso llega a su fin con un colapso monetario mundial. Puede tardar 5, 10 o 15 años. Y en el medio está usted y sus inversiones.
En mi opinión, el clima de inversión de hoy en día es el más difícil que muchos inversores han tenido que enfrentar en décadas. A partir de esta Guerra de Divisas, están dadas las condiciones para que en el mundo haya o un proceso inflacionario importante o una depresión deflacionaria de magnitud.
Sí, leyó bien. Tanto la inflación como la deflación son posibles en este escenario.
Déjeme explicarle esto con un caso concreto: la economía estadounidense.
Los analistas y expertos se han preguntado durante seis años por qué la recuperación no es más fuerte de lo evidenciada. Siguen pronosticando un boom de crecimiento. Sin embargo, sus previsiones han fallado año tras año y la confusión crece.
Según mi visión, la crisis económica actual de Estados Unidos no es cíclica, sino estructural.
Mientras que no haya cambios estructurales grandes en la economía, como la rebaja de impuestos, la desregulación y la derogación del nuevo sistema de salud de Obama, no habrá una expansión económica sostenida. Y el Producto Bruto Interno (PBI) crecerá por debajo de su potencial.
Tan simple como eso. Hay una miopía en la forma en que se aborda el problema.
Mientras no haya cambios estructurales, la economía no arrancará. No hay emisión de dólares suficiente que pueda hacer la Reserva Federal para hacer funcionar el motor de la actividad. Y esto lleva, inevitablemente, a una depresión.
Y la depresión en Estados Unidos afectará al mundo y a sus inversiones.
¿Cómo puede haber una depresión? Bueno, vamos a hacer el análisis.
Al referirse a una depresión uno rápidamente piensa en la Gran Crisis de 1930 o en la crisis casi terminal de las hipotecas en 2008, con caídas de precios (deflación) y alto desempleo.
Sin embargo, según las estadísticas oficiales el desempleo en Estados Unidos es de 4,9%, el más bajo desde 2007.
¡Es cierto!
Pero si el Ministerio de Trabajo midiera el desempleo con la metodología de 1930, la tasa de desempleo sería extremadamente superior al 4,9% que se informa.
Entendido esto, usted se estará preguntando ahora ¿qué pasa con los precios?
Aquí la historia es diferente a la de la década de 1930. Los precios bajaron bruscamente entre 1929 y 1933, alrededor de 25%, pero en la actualidad se han mantenido relativamente estables desde 2009.
El culpable de esto es la Reserva Federal y su emisión indiscriminada de dinero. Si hay más dinero dando vueltas, y la oferta de bienes y servicios no crece, la única forma que el mercado se equilibra es a través de una suba de precios (inflación).
Las depresiones son naturalmente deflacionarias. En contraste, imprimir dinero es naturalmente inflacionario. Hoy ambas fuerzas están en una lucha descarada para lograr tomar el escenario.
La depresión económica actual –que implica que la economía crece por debajo de su potencial- se enfrenta a una emisión monetaria fenomenal por parte de la Reserva Federal.
La fuerza de la deflación se enfrenta contra la fuerza de la inflación. Hoy se da un equilibrio inestable: Deflación vs Inflación.
Entonces, si los cambios estructurales no se dan y la Fed deja de emitir dinero, la deflación se impondrá y primará. En cambio, si la Fed aumenta aceleradamente la forma en que imprime dinero, podría gatillar un escenario inflacionario peligroso.
Y esta misma dinámica se está dando en muchas partes del mundo. Japón, la Unión Europea, Suiza, Suecia, son ejemplos de la realidad.
Ambos resultados (deflación e inflación) son muy peligrosos para usted como inversor. La economía mundial está en el filo de la navaja, entre la deflación destructiva y la inflación galopante.
Los bancos centrales operan con la falsa creencia de que pueden hacer sintonía fina con las economías. Si la economía se calienta (inflación) le “bajan” al termostato. Si se enfría (deflación), le vuelven a “subir”.
La realidad es diferente. La economía no es un sistema lineal que se puede ajustar con un termostato.
Y los bancos centrales fallarán en esa misión.
Con este equilibrio inestable, hay dos escenarios posibles: la deflación y la inflación.
Usted debe saberlo y actuar rápido con su portafolio de inversiones. No se distraiga con las palabras que comunican los presidentes de los bancos centrales ni del FMI ni del Banco Mundial.
Si usted supiera que la deflación está por venir, se tomaría un tiempo para construir un portafolio rentable. Usted podría tener algo de dinero en efectivo e invertir principalmente en bonos y en tierra.
Si, por el contrario, usted supiera que la inflación está por venir, también sería fácil construir una sólida cartera. Todo lo que tendría que hacer es comprar commodities como el oro y el petróleo, y acciones de empresas con activos duros en sectores como el transporte, la energía, los recursos naturales y la agricultura. También podría comprar obras de arte, que tiene excelentes propiedades de preservación de la riqueza en un entorno inflacionario.
Mi sensación es que cualquiera de los dos escenarios puede desatarse de un momento al otro. La fortaleza del dólar puede darse vuelta rápidamente y, con ello, poner un abrupto fin a la Guerra de Divisas.
Su cartera inicial debería tener oro, obras de arte, terrenos, dinero en efectivo, bonos, acciones selectas y algunas alternativas en estrategias como los fondos de cobertura global macro y de capital de riesgo. No todas esas estrategias darán sus frutos, pero algunos lo harán lo suficientemente bien como para superar a los demás y preservar la riqueza.
Saludos,
Jim Rickards-Para Inversor Global
Publicado en Inversor Global - enviado por mail
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