Por Ricardo Bustos
Lo único que queda claro es que nuestros antepasados, eran la “buena gente”, los que llegaron a nuestra Argentina con su dolor de la guerra y el hambre a cuestas y basta ver sus rostros en las viejas fotografías para comprobar que algo de ello les había ocurrido en sus tierras de origen por mas que la historia lo retrató en los libros. Visto desde ese lugar, nos produce una reacción casi irrespetuosa hacia los Gobernantes contemporáneos que supimos fabricar desde nuestro cómodo lugar en la sociedad, esos a quienes dimos todo el poder mirando para otro lado como si nada nos importara de nuestra patria. La buena gente dejó paso con el traspaso hacia las nuevas generaciones a individuos inescrupulosos que se fueron nutriendo de la ignorancia de la gente a la que ellos mismos llevaron. Con la excusa que se imponía un nuevo “modelo” para que la Argentina inicie el camino del crecimiento, el país se fué derrumbando en el fango de la corrupción, miseria y desidia, la misma que hoy seguimos padeciendo a pesar de haber pasado 200 años de aquel pretencioso deseo de considerarnos libres ante los pueblos del mundo. No hemos honrado la memoria de aquella “buena gente”, de los verdaderos próceres que pusieron el hombro y dieron su vida para que nosotros destruyamos todo sin importarnos nada porque lamentablemente "no tenemos identidad". Para lo único que siempre estuvimos unidos es por un partido de fútbol en donde todos salimos a la calle con la camiseta y bandera celeste y blanca pero después de eso cada uno se mira el ombligo y a nadie le interesa mucho como se sale de esta forma de vida que nos golpea pero parece que también nos gusta porque siempre cometemos los mismos errores.
Ahora resulta que políticos, empresarios, militantes o dirigentes sabían que había corrupción, que se robaban todo, que las "coimas" eran moneda corrientes y la obra pública estaba impregnada de delitos por parte de los que pedían y aquellos que otorgaban. Bolsas, valijas, bóvedas, millones de dólares que están brotando como lechuga de la quinta y la justicia que no investiga como se debe. Hasta ahora están presos todos los mensajeros pero no hay nadie de los que escribieron las cartas con las esposas en sus muñecas. Lo único que queda claro es que nuestros antepasados, eran la “buena gente”, los que llegaron a nuestra Argentina con su dolor de la guerra y el hambre a cuestas y basta ver sus rostros en las viejas fotografías para comprobar que algo de ello les había ocurrido en sus tierras de origen por mas que la historia lo retrató en los libros. Visto desde ese lugar, nos produce una reacción casi irrespetuosa hacia los Gobernantes contemporáneos que supimos fabricar desde nuestro cómodo lugar en la sociedad, esos a quienes dimos todo el poder mirando para otro lado como si nada nos importara de nuestra patria. La buena gente dejó paso con el traspaso hacia las nuevas generaciones a individuos inescrupulosos que se fueron nutriendo de la ignorancia de la gente a la que ellos mismos llevaron. Con la excusa que se imponía un nuevo “modelo” para que la Argentina inicie el camino del crecimiento, el país se fué derrumbando en el fango de la corrupción, miseria y desidia, la misma que hoy seguimos padeciendo a pesar de haber pasado 200 años de aquel pretencioso deseo de considerarnos libres ante los pueblos del mundo. No hemos honrado la memoria de aquella “buena gente”, de los verdaderos próceres que pusieron el hombro y dieron su vida para que nosotros destruyamos todo sin importarnos nada porque lamentablemente "no tenemos identidad". Para lo único que siempre estuvimos unidos es por un partido de fútbol en donde todos salimos a la calle con la camiseta y bandera celeste y blanca pero después de eso cada uno se mira el ombligo y a nadie le interesa mucho como se sale de esta forma de vida que nos golpea pero parece que también nos gusta porque siempre cometemos los mismos errores.
El pueblo en su conjunto no tiene mucha confianza en el avance de las causas y ve con poco ánimo a quienes tienen que investigar a fondo para llegar hasta el hueso, caiga quien caiga.
Todos saben de la riqueza repugnante de la ex casi reina y sus cómplices, se ven las estancias, casas en los country, lujos al mejor estilo de los que gozan los jeques, ejércitos de custodia emulando a los narcotraficantes dueños de pueblos enteros y de la otra vereda, hospitales que no cuentan con los medios para atender a todos los pacientes que hacen colas desde las 3 de la mañana para conseguir un turno, escuelas que no enseñan nada porque los niños en su mayoría asisten porque existe un comedor que les entrega un plato caliente o una debil merienda para aguantar hasta el otro día con su "pancita" vacía, las rutas destruidas causando mas muertes por día que la gripe o el dengue y una enorme deuda social que será muy difícil revertir en el mediano tiempo porque hay generaciones enteras que no saben leer, escribir y en el peor de los casos hablar con coherencia a la hora de iniciar un diálogo. Lo lamentable es que si de educación se trata, de esos mismos niños o adolescentes, saldrán los futuros docentes que irán formando a los próximos profesionales y si vamos un poco mas lejos, algo mas peligroso porque de allí también salen los políticos que nos gobernarán. No debe causar ninguna sorpresa cuando todos los años en el ingreso a las Universidades son mas los que quedan fuera del sistema que aquellos que quizá lleguen a completar el ciclo básico y lo peor es que eligen carreras no dan rédito en lo económico o de utilidad para el país no representan ninguna expectativa de éxito a futuro. Argentina necesita profesionales que no siempre requieren de un estudio universitario y de oficios se trata cuando hablamos de la necesidad imperiosa que existe en la vida cotidiana porque en cada casa siempre hay algo para arreglar pero no quien lo arregle.
Nosotros debemos entender que para la Constitución Nacional somos parte del Estado por lo tanto somos quienes con el voto democrático otorgamos a los políticos el permiso por medio de un contrato por el cual están obligados a respetarnos, administrando todos NUESTROS bienes, rindiendo cuentas en forma periódica sobre el destino que le dan a nuestros dineros y no SUS DINEROS.
Cuando menos pensemos, nuevamente nos convocarán para las nuevas elecciones del año 2017, es decir que falta poco y nada para que terminemos de "sacar" toda la mugre que nos han dejado o darle algún susto a quienes gobiernan y equivocan el camino. De nosotros depende y tenemos los medios, sin violencia ni piquetes o acciones violentas por las calles.
“La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos”. Enrique Mugica Herzog (1932-?) Político español.
Ricardo Bustos Locutor nacional - Comunicador - Capioví, Misiones, Argentina
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