El mensaje de Jesús es que debes descargar tu camello si quieres entrar al Reino de los Cielos. Hacer esto, por supuesto, no deshaciéndote de las condiciones en sí mismas de progresar, sino de tu sentimiento de dependencia de ellas. El hombre rico tiene que estar dispuesto a poner a Dios antes que sus bienes. Los ricos se pueden salvar como cualquier otra persona si hacen lo que Dios quiere, por ejemplo José de Arimatea era rico, y Pablo en Romanos 2:11 dice que "Dios no muestra ningún favoritismo y cualquier persona puede ser salva".
Cuando Jesús les dijo esta parábola a sus apóstoles se refería a que no es posible alcanzar la santidad si el ser humano se encuentra obstinado en amasar fortunas, porque la mayoría de esas fortunas proceden del pecado. Su prédica estaba dirigida a las tantas posesiones de "los soberanos ricos de la época", que le daban más importancia a su tesoro que a Dios.
Qué diría hoy el humilde carpintero de Nazaret, teniendo a la vista los expedientes judiciales de la cúpula gubernamental que gobernó argentina durante doce años, varios de ellos presos y denunciados por aumentar astronómicamente sus capitales.
El pueblo argentino desea que el año 2018, los gobernantes miren hacia adelante en lugar de empantanarse con los odios del pasado, que haya paz, orden, justicia, una FF.AA. eficiente, que entre todos los políticos reconstruyamos el Movimiento Nacional y que el crecimiento se transforme en desarrollo nacional. Nuestros anteriores gobernantes están a tiempo de "descargar su camello", restituir al pueblo lo mal habido, y los actuales administrar la cosa pública con honestidad, buscar el bienestar general de la población, y que nuestra Patria vuelva a ser un país poderoso conectado con el mundo.
Solo así por el ojo de esa aguja, pasará el hilo de la verdad, y que los poderosos dejen de seguir hilando fuerte, desprendiéndose de sus bienes mal habidos y de sus ambiciones sin límites. El pueblo argentino espera que en este Nuevo Año, por el ojo de esa aguja tampoco pasen los regímenes familiares, ni los proveedores y empresarios amigos del poder, ni todos los camellos que los siguen.
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