"Argentina no tiene hipótesis de conflicto", es una de las expresiones más erróneas que se haya expresado desde el retorno a la democracia. Territorialmente hablando, nuestra Patria es uno de los siete países más grandes del mundo, comparte sus fronteras con Brasil, hoy la sexta potencia mundial y el más poderoso y próspero de la región; con Chile, un pueblo necesitado de recursos naturales, que ambiciona la Patagonia y una porción de territorio antártico, y con Gran Bretaña, que usurpa las Islas Malvinas, parte del Mar Argentino, y también pretende despojarnos nuestra Antártida.
Nuestro país con las grandes reservas naturales, es apetecible, y por esta misma razón se hace imprescindible contar con una buena capacidad defensiva para evitar cualquier tipo de maniobra por parte de poderosas potencias. Nadie desconoce el objetivo geopolítico de Brasil, con sus teorías de fronteras móviles principalmente dirigido contra la Argentina, sumada hoy su proyección atlántica, incluyendo la explotación petrolera en el océano, pero principalmente por una política comercial agresiva, con una economía floreciente, llena de inversiones extranjeras y de gran crecimiento económico. La expansión naval militar de Brasil está destinada a proteger su crecimiento como país líder en el campo comercial. Su objetivo nacional de defensa es completar el ciclo de enriquecimiento de minerales nucleares y en particular el proyecto de armarse con submarinos de propulsión nuclear. Brasil siempre criticó como injusto y obsoleto el tratado de no proliferación de armas nucleares.
La Argentina, por su parte en 1983, un año después del fin de la guerra austral, el distinguido físico argentino, ya desaparecido, el Vicealmirante doctor Castro Madero hablaba, sobre lo logrado en el ciclo de enriquecimiento nuclear por la Argentina, y sobre la posibilidad de la construcción de un submarino de propulsión nuclear, en aquel momento como un proyecto accesible a la tecnología argentina. Esto último, en vista del ataque traidor efectuado un año antes por un submarino nuclear británico que resultó en el hundimiento del crucero General Belgrano fuera de la zona de exclusión. La Argentina por muchos años ocupó una posición de liderazgo en Latinoamérica en materia nuclear que fue cancelada por el destructivo tratado firmado en la década del 90 por el gobierno nacional. El abandono de proyectos como los de cohetería, ciencia nuclear y otros han dejado al país indefenso, sin hipótesis de conflicto y vulnerable a todo tipo de amenaza internacional.
Con este panorama, no existe una sola hipótesis de conflicto con terceros. Todos desean la paz y quieren llegar a ella, pero en un momento donde los países vecinos duplican su arsenal bélico y se acelera la carrera por poseer más recursos naturales, es imposible defender las fronteras con un mensaje pacifista. Las naciones no quieren la guerra, sino que protegen su soberanía, ante un hipotético conflicto. Brasil es un ejemplo de sentido común y de básica geopolítica al justificar la compra de submarinos nucleares a Francia para defender en el futuro al petróleo Brasilero. Pero el nuestro expone a viva voz, esa lapidaria expresión de la carencia de hipótesis de conflicto, llevando adelante una política de total indefensión. Con el actual estado de nuestras FF AA se está exponiendo que el poder extranjero pueda, no solo extraer a través de sus empresas nuestros recursos naturales, como ya lo está haciendo, sino que tenga vía libre para ocupar lisa y llanamente nuestro territorio nacional e inclusive pueda desmembrarlo a su conveniencia.
Para revertir esta situación, no sirve la unión del oficialismo y la oposición para denunciar ante la ONU, la militarización británica en el Atlántico Sur, se necesita la urgente reconciliación del Pueblo y Gobierno con las Fuerzas Armadas. Compensar con gran patriotismo los errores históricos cometidos. Implantar un sistema educativo que reinstale los sentimientos patrióticos. Equipamiento bélico de primera generación, para controlar efectivamente lo que sucede en nuestras costas y mares, aire y tierra, desarrollando una capacidad de represalia que impida que Gran Bretaña pueda volver a amenazarnos como lo hizo en la Guerra de Malvinas. Denunciar los tratados de Londres: que consagran la rendición de las Islas Malvinas, y la entrega de la soberanía sobre nuestra plataforma continental, por haber sido firmado por un gobierno de facto. Nacionalización de los servicios públicos y de las empresas estratégicas, poniendo todo el sistema de comunicaciones, agua y energía, y transportes esenciales en manos del Estado Nacional.
Como militante del Movimiento Nacional, considero que estas serían algunas de las medidas que en el terreno geopolítico debería tomar un gobierno patriota para que la Argentina recupere su soberanía y su poder nacional. Arturo Frondizi hablando al Congreso el 1 de mayo de 1958, dijo: “A las Fuerzas Armadas las queremos al servicio de la Nación y no como guardia pretoriana del presidente de la República".
ENVIADO POR SU AUTOR
No hay comentarios:
Publicar un comentario