Le escribo en nombre de los que si le escriben, son perseguidos o asesinados
Hace ya tiempo nuestros hermanos acamparon enfrente de su casa, la de color Rosa, acamparon hermanos a los que se les quemó la casa, a los que se los golpeó y mató. Usted no nos recibió, seguramente debía llegar algún otro Barco, o quizás algún actor importante había acaparado su atención.
Queremos sepa nos siguen matando, queríamos sepa seguimos sufriendo. Jorgelina la hija de Felix tiene miedo de ir a la escuela, varios ancianos portan secuelas por los golpes dados aquel día de lluvia en la ruta.
Andres Silva murió por negligencia médica, Galvan floto en el rio el 23 de enero del 2012, Imber apareció en la playa este pasado sábado de enero del 2013, y este miércoles 10 de enero Pablo Diaz enterró a su hijo.
Celestina y un bebe de diez meses, en sueños aparecen y nos hacen doler el alma. La joven violada en Espinillo sigue adoleciendo por la in justicia cometida.
Y yo un lenguaraz, que tiene su color de piel, odia tener que ver todo este dolor que lo rodea. Quisiera que viera los ojos estos que veo en los rostros de los que hoy son mis hermanos. Quisiera al menos no 6 ni 7 ni 8, sino tan solo una vez usted pueda mirar a los ojos a nuestra comunidad.
Le escribo porque aun creo en las palabras, y por ser uno de los pocos que en Lengua castellana le puedo traducir el dolor que aquí se vive. Aquí no llegan los twiter, ni las tele conferencias, la vinchuca da vueltas por nuestro rancho, y esclavos de la lluvia, a veces de sed morimos.
Pero rendidos no estamos, y no es desde la lástima que le escribo. Sino desde el resisto diario con el que alimentamos nuestra lucha. Y aunque pocos escuchan, llegara el tiempo en que haremos una obligación el que nos preste sus oídos. Llegará el tiempo en que el rio no nos traiga más dolor. Llegará el color del monte a florecer nuevamente.
Le escribe quien rodeado de muertes, persigue la esperanza de hacer renacer la vida. Lo más terrible se aprende enseguida, lo hermoso nos cuesta la vida.
Aiom nitogoñe kaika carcañipi qom, naroqshe pexaraiq.
Desde Impenetrable Chaco, Pablo Lenguaraz.