La elección de los funcionarios que ocuparán las carteras existentes y las que se creen anticipan un grado diferenciador de gestión. Quizá lo prioritario en este proceso. Tendrán la responsabilidad y también el ejercicio de encontrar los puentes y caminos para que todos los argentinos se sientan parte de un proyecto, que no anule las diferencias pero sí que marque un sendero de progreso sostenido. ¡Crecimiento y desarrollo!
En la misma línea de los documentos que elaboró el CADIA: I) PRINCIPIOS BÁSICOS Y RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS PARA FUTUROS GOBIERNOS 2015-2019 / 2019-2023 (abril 2015) y II) COMPROMISO DEMOCRÁTICO REPUBLICANO ARGENTINO (setiembre 2015) ambos disponibles en (www.cadia.org.ar) presentamos las siguientes ideas que no deberían descuidarse en el inicio de un nuevo período presidencial.
No importa cuales fueran los resultados no deberíamos caer en la tentación de que más Estado pero eficiente resuelve el problema de fondo de la Argentina. No debemos caer en la tentación de creer que con el cambio de nombres y gestión se resuelven todos los problemas. Hay un debate que aún no se hizo y es Populismo vs. República. En la primera se sostiene que la decisión y el voluntarismo… es el camino. En la segunda, la Constitución, las leyes, los premios y castigos… son la base del progreso de la sociedad. Mesianismo o poder limitado. ¡Marco jurídico y responsabilidad individual!
La historia muestra que los países en donde se creyó en la iniciativa individual los resultados fueron mejores que los que se obtuvieron donde el poder de turno administraba los recursos y dirigía en todos sus aspectos a las actividades creativas y productivas. Por otra parte, décadas de estatismo en la Argentina condujeron a la decadencia relativa de nuestro país en el concierto de las naciones. Eso puede verse en todos los órdenes. Por eso se necesitan definiciones y precisiones.
El Gobierno no es el Estado. Eso debería entenderse definitivamente. Mientras uno es minoritario y temporario, el otro es abarcativo a todos y permanente. El Estado son los bienes comunes, los empleados aplicados y las funciones que se les asignó. Debe haber límites y además considerarse su tamaño, costo y servicios que verdaderamente brindan. Después de haberse engrosado por décadas y especialmente en la última deberá estudiarse su adecuación a las necesidades de la sociedad. La República es el camino para la libertad. Las reglas que se imponen la garantía de la igualdad ante la ley. Y la justicia independiente la seguridad de ejercer derechos y obligaciones en toda su extensión.
No deberíamos caer –por enésima vez– en la tentación de creer que el funcionario por su capacidad de ejercer parte del poder es el actor principal. En la misma mesa de decisión deberían estar los funcionarios (bien común) y los particulares (bien individual). Si volvemos al corporativismo seguramente continuaremos con el fracaso como sociedad. Y la desilusión agrandará la brecha de una ciudadanía que no puede comprender que en las diferencias se encuentran las soluciones para mejorar al conjunto.
Las instituciones independientes son imprescindibles en una sociedad democrática. El pensamiento crítico y el de apoyo igualmente necesarios.
Antes que sea tarde, pongamos un poco de racionalismo en las acciones. Los ideales no deben ser confundidos con el deseo de servicio, cuando lo importante es crear las reglas de juego que ameriten una convivencia pacífica y creen una atmósfera de desarrollo individual y colectivo en el progreso general. Desandar las rutas equivocadas permitirá encontrar el rumbo para un futuro mejor.
Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos (CADIA), 30 de noviembre de 2015
En la misma línea de los documentos que elaboró el CADIA: I) PRINCIPIOS BÁSICOS Y RECOMENDACIONES ESPECÍFICAS PARA FUTUROS GOBIERNOS 2015-2019 / 2019-2023 (abril 2015) y II) COMPROMISO DEMOCRÁTICO REPUBLICANO ARGENTINO (setiembre 2015) ambos disponibles en (www.cadia.org.ar) presentamos las siguientes ideas que no deberían descuidarse en el inicio de un nuevo período presidencial.
No importa cuales fueran los resultados no deberíamos caer en la tentación de que más Estado pero eficiente resuelve el problema de fondo de la Argentina. No debemos caer en la tentación de creer que con el cambio de nombres y gestión se resuelven todos los problemas. Hay un debate que aún no se hizo y es Populismo vs. República. En la primera se sostiene que la decisión y el voluntarismo… es el camino. En la segunda, la Constitución, las leyes, los premios y castigos… son la base del progreso de la sociedad. Mesianismo o poder limitado. ¡Marco jurídico y responsabilidad individual!
La historia muestra que los países en donde se creyó en la iniciativa individual los resultados fueron mejores que los que se obtuvieron donde el poder de turno administraba los recursos y dirigía en todos sus aspectos a las actividades creativas y productivas. Por otra parte, décadas de estatismo en la Argentina condujeron a la decadencia relativa de nuestro país en el concierto de las naciones. Eso puede verse en todos los órdenes. Por eso se necesitan definiciones y precisiones.
El Gobierno no es el Estado. Eso debería entenderse definitivamente. Mientras uno es minoritario y temporario, el otro es abarcativo a todos y permanente. El Estado son los bienes comunes, los empleados aplicados y las funciones que se les asignó. Debe haber límites y además considerarse su tamaño, costo y servicios que verdaderamente brindan. Después de haberse engrosado por décadas y especialmente en la última deberá estudiarse su adecuación a las necesidades de la sociedad. La República es el camino para la libertad. Las reglas que se imponen la garantía de la igualdad ante la ley. Y la justicia independiente la seguridad de ejercer derechos y obligaciones en toda su extensión.
No deberíamos caer –por enésima vez– en la tentación de creer que el funcionario por su capacidad de ejercer parte del poder es el actor principal. En la misma mesa de decisión deberían estar los funcionarios (bien común) y los particulares (bien individual). Si volvemos al corporativismo seguramente continuaremos con el fracaso como sociedad. Y la desilusión agrandará la brecha de una ciudadanía que no puede comprender que en las diferencias se encuentran las soluciones para mejorar al conjunto.
Las instituciones independientes son imprescindibles en una sociedad democrática. El pensamiento crítico y el de apoyo igualmente necesarios.
Antes que sea tarde, pongamos un poco de racionalismo en las acciones. Los ideales no deben ser confundidos con el deseo de servicio, cuando lo importante es crear las reglas de juego que ameriten una convivencia pacífica y creen una atmósfera de desarrollo individual y colectivo en el progreso general. Desandar las rutas equivocadas permitirá encontrar el rumbo para un futuro mejor.
Centro Argentino de Ingenieros Agrónomos (CADIA), 30 de noviembre de 2015
Enviado por Daniel Besso
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