La visita del presidente estadounidense abre excelentes oportunidades para las exportaciones argentinas que se reanudarían el próximo semestre. Las ventajas del mercado líder y su fuerte crecimiento en volúmenes importados y en precios. Qué se espera en el corto plazo. |
Por: Miguel Gorelik.
Si bien la carne argentina fresca fue aprobada para ingresar al mercado estadounidense a partir del 1° de septiembre, al momento no se ha podido cargar un sólo kilo. La próxima visita del presidente Obama pone el tema sobre el tapete y amerita un análisis que va más allá de la causas del retraso: cómo aprovechar oportunidades, tras quince años de ausencia en uno de los principales importadores del mundo.
Retomando los sucesos del año pasado, en su momento comentamos que la aprobación de EE.UU. había sido sorprendente. Pensábamos que esa buena noticia se iba a dar al futuro gobierno y no a uno con el que hubo tantos problemas de relacionamiento, en múltiples órdenes.
Sin embargo, la posterior demora en reanudar los embarques se debe también a otras razones. En tal sentido, desde que se cerró el mercado en marzo de 2001, hubo cambios en la reglamentación estadounidense, que debieron agregarse a la normativa argentina para que se restablezca la equivalencia de ambos países. La lentitud del SENASA en responder a los requerimientos de su contraparte y la morosidad del otro lado, a causa de las diferencias políticas de la última década, impidieron la rehabilitación de los envíos.
Así las cosas, las nuevas autoridades sanitarias, con la asistencia de calificados expertos del sector privado, prepararon un plan de acción para cumplir con las exigencias estadounidenses en materia de inocuidad en un plazo de 90/120 días, restando actualemente sólo una auditoria final para culminar el proceso. De este modo, la carne argentina volverá a los Estados Unidos, un mercado muy interesante.
Mirando al Norte
El retorno se hará en un contexto en que las importaciones estadounidenses crecieron fuertemente, con precios mucho más atractivos. Esta expansión va en línea con la evolución del mercado doméstico y el precio de la hacienda, que marcó un récord absoluto a principios de 2015, con casi U$S 6 por kilo en gancho.
En efecto, en 2015, el país del Norte importó más de 1,5 millones de toneladas equivalente carcasa (tec) un notable aumento de casi 70% sobre las 933 mil tec de 2011 (mínimo de la última década) y del 30% sobre las 1,2 millones de tec (promedio de la última década). Cabe señalar que el incremento fue consistente con una menor producción, debido a una fase de expansión ganadera, y a un consumo interno sostenido.
Junto a estos mayores volúmenes comprados, hubo cotizaciones muy superiores. Los valores pagados en 2015 por cada tonelada de carne importada superaron en 80% a los de 2006 y en 40% al promedio de la última década. Estos porcentajes son muy similares si se toman las carnes enfriadas y las congeladas por separado, siguiendo las tendencias mundiales.
Si bien EE.UU. no va a seguir mostrando un mercado tan dinámico en 2016 como el visto el año pasado, por cierto, la Argentina retornará a un mercado muy atractivo.
Todo ese crecimiento, en tonelaje y en dólares, que impulsó como nunca las exportaciones de Australia (que batieron récords en 2014 y 2015), las de Nueva Zelandia, Uruguay e incluso las de los socios del Nafta, fue despilfarrada por la Argentina, con su política de carnes y su relacionamiento con el exterior, ambos insensatos.
Ahora hay que ver hacia delante y saber aprovechar la ocasión, que se abrirá, en nuestra estimación, a partir del segundo semestre de este año.
Para colocar grandes volúmenes, habrá que dar tiempo a que vaya aumentando la producción argentina, en especial en categorías como novillos pesados y vacas, que contribuyen de manera fundamental con el principal requerimiento de los importadores, que es la carne tipo manufactura.
Pero, mientras tanto, sería conveniente ir apuntado a nichos cuya demanda puede presentarse mucho más rápidamente y para la cual, dados sus tamaños, puede disponerse de la carne necesaria. Estamos pensando, por ejemplo, en los cortes de alta calidad y los productos kosher. Ambos rubros aceptan carne de animales de feedlot, lo cual es una ventaja ya que estos pueden lograrse más velozmente que los terminados a pasto. Además, posicionarse en esos segmentos es clave para agregar valor a la ganadería argentina.
Por último, cabe mencionar que el ingreso al mercado estadounidense, junto a la reciente aprobación de Canadá, será una excelente carta de presentación para reconquistar el permiso de Taiwán, último país que quedará con la restricción de la aftosa de 2001. También, para activar las necesarias gestiones con mercados que nunca han aceptado la carne argentina fresca, como el japonés, el surcoreano y el mexicano, entre los más significativos.
Desde Valor Carne pensamos que la próxima visita del Presidente Obama, una muestra contundente del cambio en la relación bilateral, ofrece excelentes oportunidades para intensificar el comercio y las inversiones en el país. Las carnes bovinas encabezan estas posiblidades de negocio por lo que deben ser tema de agenda de funcionarios y dirigentes. En definitiva, la visita es trascendente para dar un paso más en el conjunto de variables que hacen que la ganadería argentina luzca tan promisoria.
(*) Director de Valor CarnePublicado en :http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=7778#4Z9eISzMf0TLs5kx.99
DESDE PREGON AGROPECUARIO
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