sábado, 15 de diciembre de 2012

Hay que saber leer las postales violentas del país barrabrava
Fernando Gonzalez Director Periodístico -cronista.com
Quien quiera oír, que oiga. Así lo dice el cantautor rockero Litto Nebbia, de genes peronistas pero nunca artista del régimen ocasional a cambio de algún jugoso cachet. Los últimos días de la adolescente exhiben imágenes inquietantes y de una violencia que creíamos olvidada. Postales salvajes más cercanas al desenfreno social del ya lejano 2001, que no tienen demasiado sustento a excepción de la agresividad creciente que baja desde los escalones más altos del poder. Sólo bastaba con recorrer a pie las pobladas calles del microcentro porteño en la noche del último miércoles para comprobar que el ardor ciudadano tenía unas cuántas explicaciones más que la elevadísima temperatura ambiente.
Algunas organizaciones políticas de jóvenes de izquierda destrozaban la Casa de Tucumán en protesta por el fallo del día anterior, que había absuelto a los 13 imputados por los casi 11 años de la desaparición y enigma con olor a trata de blancas de Marita Verón. A pocas cuadras de allí, el sector más radicalizado de un grupo numeroso de hinchas de Boca aprovechaba a celebración de un supuesto día internacional de los fanáticos de ese club de fútbol para robar a transeúntes, saquear un local completo de Movistar, destrozar un indefenso móvil de Crónica TV y atacar la recepción de las instalaciones de TN y Canal 13. Este último objetivo despertó algunas sospechas por la beligerancia que viene cobrando el enfrentamiento mediático, judicial y político entre el Gobierno y el Grupo Clarín (algunos de los hinchas de Boca gritaban “Clarín miente”) pero, quién sabe, quizás los piedrazos hayan sido la reacción a alguna cobertura negativa del torneo que Boca perdió a manos de Vélez en las últimas semanas.
El escenario político de los días recientes no justifica ninguno de estos actos de violencia pero explica el clima de tensión que enmarca socialmente las vísperas de un año electoral. En el país barrabrava, el ministro de Justicia y un ministro de la Corte Suprema (Julio Alak y Eugenio Zaffaroni) acusan a camaristas de querer provocar un “alzamiento”. El diputado kirchnerista Carlos Kunkel, el que suele anticipar las noticias importantes de los Kirchner, llamó “golpista” al presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti. Y ayer, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, se sacó de encima a un periodista de La Nación con un concepto que no dejó lugar a dudas: “No preguntes boludeces, nene...”. La boludez por la que se le preguntaba a la amable funcionaria es si era cierto que había echado al jefe de la Policía Federal, comisario Enrique Capdevila. Boludez que, como se sabría después, fue plenamente confirmada.
La Argentina no esta ni remotamente cerca de la tragedia del 2001. Pero no podemos cerrar los ojos e ignorar que las señales que transmite la sociedad (cacerolazos, manifestaciones, violencia organizada) indican que hay todavía muchos problemas por resolver. Los políticos, los jueces, los empresarios, todos los habitantes del poder, deben recordar que el “que se vayan todos” siempre empieza por el que se vayan algunos.Fuente:Cronista.com

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