viernes, 28 de diciembre de 2012

Un mensaje y un diagnóstico
El Gobierno nacional optó por un estilo irreflexivo y de oídos sordos, cuando no de confrontación, frente a las advertencias de los obispos que señalan los problemas obvios del país.La Voz
En coincidencia con la celebración de Navidad, los obispos católicos reiteraron el llamado al diálogo y a la reconciliación y alertaron sobre el riesgo de que se profundicen los enfrentamientos entre los argentinos.
Esta vez, los prelados expresaron sus mensajes en un clima de tensión social por la ola de saqueos que se desató en distintos puntos del país en las horas previas a la Nochebuena.
“En este contexto de Navidad, no podemos dejar de pensar en las muchas situaciones que atentan contra la paz y que son un signo de nuestra fragilidad social, cultural y política”, afirmó el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, José María Arancedo. Otros obispos advirtieron sobre la división entre conciudadanos y por los recurrentes casos de corrupción en la administración del Estado.
Es común que estos pronunciamientos de la Iglesia cobren mayor envergadura y difusión pública frente a una celebración de fuerte raigambre religiosa que une a las familias. Pero no es la primera vez en el año que desde la Conferencia Episcopal Argentina se elevan manifestaciones de idéntico tenor, ya sea de manera personal o a través de documentos.
Tras la última asamblea plenaria, el Episcopado había expresado su “honda preocupación por la situación de los jóvenes, la educación, la drogadicción y la intromisión partidaria en las escuelas”. A cambio, el Gobierno nacional optó por un estilo irreflexivo y de oídos sordos, cuando no de confrontación.
A la advertencia pastoral sobre el peligro de que el país caiga en nuevas divisiones con “bandos irreconciliables”, el ministro de Educación, Alberto Sileoni, salió a replicar que no ve “una profunda crisis nacional, ni una profunda crisis educativa, ni una adolescencia angustiada”.
Pero la salida más destemplada frente a ese manifiesto tuvo como protagonista al cuestionado vicepresidente de la Nación, Amado Boudou: “¿Qué documento? A nadie le importa”, se despachó Boudou ante la consulta de la prensa sobre el grave diagnóstico de la Iglesia.
En un escenario de descreimiento y desconfianza de la ciudadanía frente a sus gobernantes y a la clase política en general, la Iglesia Católica es una de las instituciones mejor ponderadas cada vez que se ausculta la opinión de la gente.
Pero el gobierno de Cristina Fernández insiste en refutar con espadas desacreditadas, como Boudou, las alertas que bajan de los púlpitos. La Presidenta recibió días atrás a la cúpula episcopal encabezada por monseñor Arancedo.
Sería oportuno encontrar canales de armonía y atender los mensajes de los prelados, que no sólo son difundidos en coincidencia con las celebraciones navideñas. Además, se trata de expresiones que profundizan sobre realidades conocidas y que sacuden a millones de argentinos; entre ellas, el flagelo de la pobreza. Fuente: La voz

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