CARTA DEL TENIENTE CORONEL EMILIO NANI,
HÉROE DE MALVINAS Y HÉROE DE LA BATALLA DE LA TABLADA
En ambas guerras fui gravemente herido y por ambas guerras terminé convertido en genocida violador de los derechos humanos, siendo merecedor del repudio por parte de la misma sociedad que me pedía a gritos que hiciera algo para erradicar el peligro de las bombas, los secuestros y los asesinatos y me alentaba a luchar contra el usurpador inglés.
Desaparecido el peligro terrorista y habiendo sido derrotado en Malvinas, apareció el repudio social.
Aquellos, a los que nada les importó, en tanto y en cuanto les devolviéramos su tranquilidad y la gloria, fueron los primeros en pedir las cabezas de quienes dieron todo de sí para lograrlo, sumándose a la chusma rencorosa y hoy esperan que algún juez decida armar una causa para privarlos de su libertad, tal como ha sucedido y sucede con casi 700 camaradas que se encuentran ilegal e ilegítimamente privados de las suyas, por decisiones de un poder político corrupto y violento y de jueces federales que, renegando al sagrado cumplimiento del deber, cometen nada menos que 31 aberraciones jurídicas para mantenerlos en las mazmorras del régimen.
Otros 88 han muerto en cautiverio como consecuencia del abandono, la indiferencia y la ausencia absoluta de un adecuado sistema de salud.
Después de esperar en vano algún tipo de apoyo o reacción por parte de esta sociedad apática e hipócrita que, gracias al sacrificio de miles de argentinos, hoy goza de una inmerecida libertad, he llegado al triste momento del arrepentimiento.
Luego de ver sistemáticamente cercenado el derecho a la libertad de aquellos que combatieron al terrorismo en defensa de la Nación y su pueblo, mientras que quienes los atacaron, como los reconocidos criminales terroristas Rodolfo Walsh, Juan Gelman, Carlos Betttini, Eduardo Luis Duhalde, Rodolfo Matarollo, Esteban Righi, Horacio Verbitsky, Eduardo Anguita, Hernán Invernizzi, Mario Kestelboim, Luis Mattini, Gustavo Plis Steremberg, Jorge Taiana y tantísimos otros, gozan de almibarados tratamientos, al arrepentimiento le he sumado el asco.
Me arrepiento de todo lo que he hecho en defensa de mi Patria.
Me arrepiento de lo poco o mucho que hice para impedir que el proyecto castrocomunista que las organizaciones terroristas intentaron imponernos por medio de la violencia, imperara en nuestra Patria.
Me arrepiento de haber contribuido a que los argentinos hoy disfruten de una libertad que no se merecen, por cuanto muchos de ellos, asumiendo un actitud canallescamente miserable, desde esa libertad ganada a costa de sangre, se hacen los distraídos ante los sucesivos ataques a las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales que tuvieron la responsabilidad de liberarnos del flagelo del terrorismo.
Con muchísima tristeza he llegado a la conclusión que esta sociedad no se merece una sola gota de la sangre derramada para conquistar esta libertad impidiendo que el proyecto montonero-erpiano-emetepista se adueñara de nuestra Patria; no se merece una sola lágrima de los familiares y amigos de aquellos que dieron su vida en su defensa; no se merece un solo segundo de la angustia de los seres queridos de aquellos que hoy padecen injusta privación de libertad.
Es por ello que, siendo consciente que es poco menos que imposible la instauración en nuestro país de un régimen estilo Cuba, Nicaragua o de la Europa del Este, que sumieron a sus pueblos en el atraso, la miseria y la desesperanza, mientras sus jerarcas se enriquecían a costa de su sufrimiento, he decidido apoyar cualquier proyecto que, aunque de lejos, se les parezca.
Por todo lo expuesto deseo que el actual gobierno logre “profundizar su modelo”, para que: Pueda terminar de arrasar con la propiedad privada. El sistema de salud continúe llevando a la muerte segura a miles de argentinos. La inseguridad siga desarrollándose hasta su máximo esplendor.
La droga, el desenfreno y el alcohol continúen descerebrando a niños y adolescentes.
Los empresarios amigos del poder, como los Eskenazi, los Lázaro Báez, los Cristóbal López, los Werthein, los Elsztain, los Ferreyra, los Sergio Tasselli, los Aldo Ducler, los Rudy Ulloa Igor, los Albistur, etc. y los integrantes de los poderes del Estado puedan seguir enriqueciéndose a costa del hambre, la desesperación y la muerte del pueblo argentino.
El narcotráfico siga financiando las campañas políticas del oficialismo.
De una vez por todas desaparezcan las libertades de prensa y expresión.
Los accidentes de tránsito sigan cobrando miles de víctimas.
Cientos de idiotas escondidos detrás de sus computadoras y Nicks, puedan seguir insultando, sabiendo que difícilmente los destinatarios de sus agravios se enteren de ello, y continuar librando sus “gloriosos” combates virtuales, exigiendo a otros lo que no son capaces de hacer.
El juego de Cristóbal López continúe llevando a la pobreza a aquellos de, en su desesperanza, busquen una “salvación” económica que nunca llegará.
El sistema educativo siga embruteciendo a nuestros niños y jóvenes.
Las constantes violaciones a la Constitución Nacional continúen el largo crecimiento de los perjuros que, año a año declaman defenderla y nada hacen por conseguirlo. Los medicamentos falsos maten a los sobrevivientes de la inseguridad, los accidentes de tránsito y las drogas.
Los sindicalistas puedan comprar campos y empresas a costa de la desocupación, indigencia y pobreza de sus representados.
Los De Vido, Jaime, Uberti y sus empresarios amigos sigan haciendo pingües negocios a costa del saqueo y despilfarro de los recursos de la ANSESS.
Los desaparecidos fondos de Santa Cruz continúen en poder del matrimonio K.
Se terminen de destruir el Sistema de Defensa Nacional y las Fuerzas Armadas.
Puedan lograr la obligatoriedad de todas las mujeres a abortar y el matrimonio entre homosexuales.
La violencia siga asesinando a aquellos que, con su trabajo fecundo, han contribuido a que la Argentina subsista a pesar de los esfuerzo de la corporación política más corrupta de nuestra historia.
Los organismos públicos se sigan poblando con familiares, amigos, amantes de los detentadores del poder, mientras que a millones de argentinos se les niegue el acceso a un trabajo digno.
Los funcionarios puedan seguir utilizando los bienes del Estado en beneficio propio.
Los terrenos que quedan en El Calafate sigan vendiéndose a precio vil.
Los subsidios, los fideicomisos y los fondos fiduciarios continúen despilfarrándose yendo a parar a los bolsillos de corruptos funcionarios.
Las bolsas con dinero que aparezcan en los baños ministeriales dejen de preocupar a los ministros.
Los dineros mal habidos y las facturas falsas se puedan blanquear definitivamente.
Las muertes políticas como la de Cacho Espinosa, Julio López y Vittorio Gotti queden en el olvido.
Los órganos de control sigan descontrolados. Los Claudio Uberti puedan conseguir más valijas con dólares. Así como usaron los vuelos de Southern Winds para traficar drogas, ahora puedan hacer lo mismo con nuestra “recuperada” línea de bandera. Puedan seguir haciendo desaparecer personas caídas en redes de prostitución o en el tráfico de órganos.
Todo el pueblo argentino quede excluido de toda posibilidad de paz social, tranquilidad y prosperidad.
Sigan anunciando obras públicas que nunca se llevarán cabo y se paguen por ellas sobreprecios que continúen engordando las arcas de los detentadores del poder.
Los jueces puedan terminar de sobreseer a los ladrones enriquecidos ilícitamente.
Se consoliden nuestros vínculos bolivarianoindigenistas con Chávez, Morales, Correa, Zelaya y Castro, de modo tal de quedar definitivamente fuera del mundo desarrollado. Los jueces puedan continuar utilizando el delito del prevaricato como metodología para negar Justicia.
Lograr que la Argentina ocupe el máximo sitial en corrupción.
La juventud K pueda seguir volando gratis en Aerolíneas Argentinas para ver eventos deportivos, mientras el pueblo se sigue muriendo de hambre.
Sigan destruyendo el aparato productivo y continúen adueñándose de empresas como YPF, Aerolíneas Argentinas, Papel Prensa, Massuh, Banco de Santa Cruz, etc..
El odio, la venganza y la confrontación permanente sigan enseñoreándose en nuestro país.
En fin, para que la unión nacional, el afianzamiento de la justicia, la consolidación de la paz interior, la provisión a la defensa común, la promoción del bienestar general y la seguridad de los beneficios de la libertad establecidos en el Preámbulo de nuestra Constitución Nacional y la propia Constitución Nacional, queden definitivamente convertidos en letra muerta.
Tal vez no lleguemos a ser como Cuba, Rumania o Alemania Oriental, pero al menos nos pareceremos. Tal vez sea en ese momento en que esta sociedad despierte y tome conciencia -aunque tarde- de lo que pudimos haber sido y, por su hipocresía, cinismo e indolencia, no pudimos ser.
Emilio Guillermo Nani L.E. 4.526.260
Fuente:La miserePorc http://lamisereporc.blogspot.com.ar/2013/02/carta-del-ttecnel-emilio-nani.html
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