"Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque antes suelen provocar la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia y, a veces, en lugar de la propia". Umberto Eco
La Presidente, al cierre de esta nota, continúa internada en el Sanatorio Otamendi por un nuevo episodio que afecta a su salud, como tantos otros en el pasado reciente. Debo confesar, en coincidencia con el Dr. Nelson Castro, que me llama profundamente la atención la variedad de centros hospitalarios, ninguno de ellos nacional y popular, a los que la unidad médica presidencial ha recurrido para cada una de sus dolencias; inclusive para un lego como quien esto escribe, parecería lógico que toda su historia clínica estuviera concentrada en un mismo lugar, aún cuando especialistas distintos se ocuparan del tema.
Más allá de eso, y del secretismo con que la Casa Rosada maneja todo este tipo de información, que en otros países es clara y transparente, hubo algunos hechos curiosos esta vez: no la acompañaron sus hijos, sólo lo hizo su media hermana Gisele, ni la militancia de los jóvenes K dio el presente en la calle.
Obviamente, circulan trascendidos de todo tipo, pero fuentes que me merecen la mayor confianza hablan de la caída de todo su sistema inmunológico, algo que reviste sí la mayor gravedad, debido al stress permanente al que está sometida, en especial por los avances de las investigaciones de jueces extranjeros sobre su patrimonio y el de sus hijos, y por la forma hipercentralizada en que se desempeña. Me dicen también que los médicos le han dicho que debe optar por alejarse del poder y de los conflictos permanentes que su ejercicio le generan durante, al menos seis meses, o enfrentar un grave riesgo de vida. Tal vez, el distanciamiento notorio con Máximo y Florencia se deba a la natural preocupación por la salud de su madre de dos jóvenes que ya han visto morir a su padre por no respetar las indicaciones de los profesionales.
Pero no debe ser fácil para Cristina decidir hoy, como quedó demostrado por el incumplimiento del artículo 88 de la Constitución Nacional, es decir, por habilitar su reemplazo en la Presidencia por el vice, como está prescripto para los casos de enfermedad. Porque, convengamos, si eligiera actuar con razonabilidad, dejaría al país frente a un problema mayúsculo: ¿cuánto podría durar el delincuente Boudou, tantas veces procesado, al frente del Poder Ejecutivo?; claro que se lo podría hacer renunciar, pero entonces la decisión sobre el sucesor -mientras dure la inhabilidad de la Presidente o hasta que se elija en las urnas- recaería en el Congreso.
Conociendo al PJ en todas sus formas, ya me imagino en qué terminarían las naturales reyertas que se suscitarían de inmediato. El Vicepresidente de la Cámara de Senadores es hoy Gerardo Zamora, un ex radical travestido de fanático kirchnerista, que no sería aceptado por sus pares, los históricos gobernadores. Por su parte, el Presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, también resultaría combatido porque, al estar en la lista de los precandidatos del Frente para la Victoria en las próximas elecciones, quienes comparten con él las gateras saltarían de sus bancas para impedir que se haga con un tan poderoso resorte a la hora de la campaña presidencial.
Ni siquiera resulta factible la elección por consenso de un sucesor como un Duhalde actualizado, por la inexistencia de un personaje similar a la hora de concitar los acuerdos necesarios, y ello podría permitir abrir un espacio a la ilusión de Ricardo Lorenzetti, Presidente de la Corte Suprema de Justicia, que rápidamente mandaría a planchar el traje azul. ¡Menuda suerte para la Argentina!
Ante la manifiesta renuencia de los "presidenciables" no kircheristas a expresar la más mínima opinión sobre los avances a tambor batiente de la noble viuda sobre la República y sus instituciones, la verdadera oposición está encabezada hoy por una bacteria destituyente y, por supuesto, por la duración de las mechas de las bombas que el Gobierno sembró en la economía nacional, aspirando a que explotaran después de diciembre de 2015. La habitual torpeza de estos ya no tan jóvenes genios a los que la Presidente puso a cargo de nuestra economía hizo que erraran en la longitud de los detonadores y, salvo que ocurra un milagro, la explosión hará que todo salte por el aire antes de marzo, o sea, en las propias manos de los fabricantes de tantos desaguisados, con las previsibles consecuencias sociales que provocará.
Las estadísticas reales ratifican claramente lo afirmado: desde fin de octubre de 2011, cuando Cristina se alzó con el 54% de los votos, hasta hoy, tres años después, el dólar oficial incrementó su precio en pesos en 100%, el dólar blue subió 226%, las reservas del Banco Central cayeron 46%, los pesos en circulación se incrementaron en 118%, el gasto público creció 134%, las exportaciones cayeron 35 puntos porcentuales, la presión tributaria llegó al 45% del PBI, etc., etc.
El jueves, 13N, (faltan sólo cuatro días) saldremos a la calle para decir 'basta' al Gobierno, basta de corrupción, basta de tiranía, basta de inseguridad, basta de violencia, basta de humillaciones, basta de falta de salud y educación, basta de lavado de dinero y de narcotráfico, basta de impunidad, basta de soberbia.
Pero que la oposición no intente adueñarse de la protesta, porque también saldremos para decirle 'basta', basta de papar moscas, basta de filosofía zen, basta de mostrarnos fotos y no ideas, basta de callar y de mirar para otro lado, basta de falta de reacción. Sí la invitamos a acompañar a la ciudadanía en su marcha, a condición de que lo haga en silencio, porque el 13N no será un acto partidista sino meramente cívico.
Bs.As., 9 Nov 14
Enrique Guillermo Avogadro
Abogado
ENVIADO POR SU AUTOR
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