Por Diego Martínez Burzaco
¿Por qué un bono Argentina que vence en menos de 12 meses tiene un rendimiento de 15% en dólares?
La respuesta es por su riesgo.
La semana pasada acudí a un evento de inversiones organizado por la agencia de noticias Reuters y uno de los expositores señaló algo previsible, pero que de todos modos quedó resonando en mi cabeza.
“Cuando viajo a Nueva York, los administradores de portafolios concuerdan que los tres países con bonos más riesgosos del mundo son Ucrania, Venezuela y…Argentina.”, señaló.
En lo que respecta estrictamente a los números de riesgo país, esto queda en evidencia con niveles de 1.186, 1.911 y 658 puntos respectivamente.
[Recordemos que el riesgo país mide el exceso de rendimiento del bono a 10 años de un país en relación al bono del Tesoro estadounidense de igual plazo, que se supone es el más seguro del mundo. Cuanto mayor es el diferencial, más retorno demanda el inversor por el riesgo más alto del bono distinto al estadounidense.]
¿Honestamente usted piensa que la Argentina es tan riesgosa en comparación con esos dos países?
Por ejemplo, Ucrania está en un conflicto bélico con Rusia y, a su vez, hay conflictos internos que emergen y amenazan con una guerra civil.
Por su parte, la situación de Venezuela es realmente delicada, con racionamiento de bienes básicos y con una caída del precio del petróleo que erosiona los ingresos fiscales del Gobierno.
En la Argentina hay problemas innegables, pero la magnitud de los mismos, en comparación con estos países, aparenta ser menor.
Es por ello que casi todos los analistas y asesores de inversiones señalan que hay dos escenarios bien diferenciados en nuestro país: uno desafiante y peligroso de corto plazo y uno prometedor de mediano y largo plazo.
Déjeme discernir con este pronóstico.
Hablar de mediano y largo plazo en la Argentina es engañoso. La historia demuestra que el comportamiento pendular de nuestra economía, inducido por nuestros gobernantes, no permiten mirar más allá de un año.
Es lamentable, pero la realidad es innegable.
Y es por eso que esta columna se va a apegar a ese horizonte temporal desde el punto de vista del inversor.
Nueve de cada diez preguntas que recibo a diario por parte de nuestros suscriptores se refieren a los activos argentinos. Y una parte importante de ellas está destinada específicamente al Boden 2015, el bono en dólares que vence en octubre del próximo año, justo tres semanas antes de las elecciones presidenciales.
Observemos la siguiente pregunta:
“Hola Diego, soy Jorge de Salta. Tengo en mi tenencia Boden 2015 con el fin de hacerme de dólares a su vencimiento. Veo que bajan permanentemente. ¿Vos crees que lo van a pagar en dólares? Porque hay rumores de que no. Gracias.”
Mi respuesta sincera para Jorge y otros suscriptores es no lo sé. Sólo puedo contestar con mi intuición, pero la misma puede fallar.
Para dar una respuesta más profesional y sustentada en números, lo invito a prestar atención al siguiente análisis.
El gran problema de la Argentina es la falta estructural de dólares. Y es un problema central a evaluar cómo seguirá esta tendencia porque precisamente el pago del Boden 2015 se debe realizar en esa moneda.
Observemos cuáles son las necesidades de divisas que tiene el país para afrontar los vencimientos de deuda del próximo año.
La tabla muestra que se necesitan US$ 20.552 millones para poder hacer frente a las obligaciones de deuda nacional, provincial y privada. Se trata de una cifra no menor considerando la escasez de la divisa estadounidense.
De ese monto, US$ 6.500 millones pertenecen a los intereses y la amortización del capital del Boden 2015 cuyo vencimiento, reitero, es el 3 de octubre próximo.
Supongamos que de esos US$ 20.552 millones necesarios, el Estado Nacional pueda refinanciar exitosamente los US$ 3.281 millones de vencimientos con organismos multilaterales y que el 50% de deuda provincial también pueda volver a recolocarse aún a tasas de interés elevadas.
Bajo este escenario, las necesidades de financiamiento pasarían a ser US$ 16.255 millones, un número que equivale al 57,6% a las US$ 28.172 millones de reservas internacionales actuales del BCRA.
Con una emisión monetaria de pesos creciente, utilizar sólo reservas para pagar estos vencimientos sería un suicidio económico ya que la autoridad monetaria quedaría con tan solo US$ 11.917 millones (en 2002, cuando Duhalde asumió la presidencia había US$ 8.000 millones) al cierre de 2015 para el recambio presidencial.
Entonces, ¿cuáles son las otras fuentes de oferta de divisas con las que cuenta Argentina?
No muchas.
Con los mercados voluntarios de deuda cerrados, el principal canal es el comercio exterior.
En los primeros nueve meses del año 2014, el superávit comercial (exportaciones menos importaciones) se ubicó en US$ 5.790 millones, cayendo un 12,3% respecto igual período de 2013. Se estima que al finalizar el año cerrará cerca de los US$ 6.500 millones.
Con viento a favor, el superávit comercial para 2015 podría aportar US$ 6.000 millones (esto si la caída del precio del precio de la soja se detiene y, adicionalmente, es compensada con más restricciones a las importaciones).
En ese caso, todavía estarán faltando US$ 10.255 millones de financiamiento.
El famoso swap cambiario que se ejecutó con el Banco Central Chino permitirá evitar pagar en dólares los US$ 1.500 millones que la Argentina importa al año de ese país, pero también evita que el gigante asiático desembolse los US$ 5.000 millones en dólares que le vendemos desde Argentina. A cambio, recibiremos yuanes, una moneda de difícil conversión en las plazas cambiarias internacionales.
En conclusión, si esos US$ 10.225 millones restantes de financiamiento se asumen con reservas internacionales, el patrimonio del BCRA quedará más debilitado de lo que ya está.
Mi sensación es que no queda otro camino que negociar (aceptar sentencia) con todos los holdouts durante el primer trimestre del año próximo, acordar y buscar fondos frescos en el segundo semestre de 2015.
Bajo este escenario, NO es posible un nuevo default en Argentina y el Boden 2015 podría ser el negocio del año ya que pagando US$ 93 por bono obtendría 107 dólares en once meses.
¡Es un retorno de 15% en dólares!
Sin embargo, es riesgoso. Particularmente creo que se pagará llegado el 3 de octubre, pero nuevamente, insisto, es basado en mi intuición y en el escenario descripto.
Es un riesgo que usted debe decidir si toma o no.
Si no tiene ganas de correrlo, lo invito a explorar una alternativa adicional que lo mantiene alejado de la “montaña rusa” argentina.
Para entender de lo que le estoy hablando, haga clic acá.
Un saludo. Diego
¿Por qué un bono Argentina que vence en menos de 12 meses tiene un rendimiento de 15% en dólares?
La respuesta es por su riesgo.
La semana pasada acudí a un evento de inversiones organizado por la agencia de noticias Reuters y uno de los expositores señaló algo previsible, pero que de todos modos quedó resonando en mi cabeza.
“Cuando viajo a Nueva York, los administradores de portafolios concuerdan que los tres países con bonos más riesgosos del mundo son Ucrania, Venezuela y…Argentina.”, señaló.
En lo que respecta estrictamente a los números de riesgo país, esto queda en evidencia con niveles de 1.186, 1.911 y 658 puntos respectivamente.
[Recordemos que el riesgo país mide el exceso de rendimiento del bono a 10 años de un país en relación al bono del Tesoro estadounidense de igual plazo, que se supone es el más seguro del mundo. Cuanto mayor es el diferencial, más retorno demanda el inversor por el riesgo más alto del bono distinto al estadounidense.]
¿Honestamente usted piensa que la Argentina es tan riesgosa en comparación con esos dos países?
Por ejemplo, Ucrania está en un conflicto bélico con Rusia y, a su vez, hay conflictos internos que emergen y amenazan con una guerra civil.
Por su parte, la situación de Venezuela es realmente delicada, con racionamiento de bienes básicos y con una caída del precio del petróleo que erosiona los ingresos fiscales del Gobierno.
En la Argentina hay problemas innegables, pero la magnitud de los mismos, en comparación con estos países, aparenta ser menor.
Es por ello que casi todos los analistas y asesores de inversiones señalan que hay dos escenarios bien diferenciados en nuestro país: uno desafiante y peligroso de corto plazo y uno prometedor de mediano y largo plazo.
Déjeme discernir con este pronóstico.
Hablar de mediano y largo plazo en la Argentina es engañoso. La historia demuestra que el comportamiento pendular de nuestra economía, inducido por nuestros gobernantes, no permiten mirar más allá de un año.
Es lamentable, pero la realidad es innegable.
Y es por eso que esta columna se va a apegar a ese horizonte temporal desde el punto de vista del inversor.
Nueve de cada diez preguntas que recibo a diario por parte de nuestros suscriptores se refieren a los activos argentinos. Y una parte importante de ellas está destinada específicamente al Boden 2015, el bono en dólares que vence en octubre del próximo año, justo tres semanas antes de las elecciones presidenciales.
Observemos la siguiente pregunta:
“Hola Diego, soy Jorge de Salta. Tengo en mi tenencia Boden 2015 con el fin de hacerme de dólares a su vencimiento. Veo que bajan permanentemente. ¿Vos crees que lo van a pagar en dólares? Porque hay rumores de que no. Gracias.”
Mi respuesta sincera para Jorge y otros suscriptores es no lo sé. Sólo puedo contestar con mi intuición, pero la misma puede fallar.
Para dar una respuesta más profesional y sustentada en números, lo invito a prestar atención al siguiente análisis.
El gran problema de la Argentina es la falta estructural de dólares. Y es un problema central a evaluar cómo seguirá esta tendencia porque precisamente el pago del Boden 2015 se debe realizar en esa moneda.
Observemos cuáles son las necesidades de divisas que tiene el país para afrontar los vencimientos de deuda del próximo año.
La tabla muestra que se necesitan US$ 20.552 millones para poder hacer frente a las obligaciones de deuda nacional, provincial y privada. Se trata de una cifra no menor considerando la escasez de la divisa estadounidense.
De ese monto, US$ 6.500 millones pertenecen a los intereses y la amortización del capital del Boden 2015 cuyo vencimiento, reitero, es el 3 de octubre próximo.
Supongamos que de esos US$ 20.552 millones necesarios, el Estado Nacional pueda refinanciar exitosamente los US$ 3.281 millones de vencimientos con organismos multilaterales y que el 50% de deuda provincial también pueda volver a recolocarse aún a tasas de interés elevadas.
Bajo este escenario, las necesidades de financiamiento pasarían a ser US$ 16.255 millones, un número que equivale al 57,6% a las US$ 28.172 millones de reservas internacionales actuales del BCRA.
Con una emisión monetaria de pesos creciente, utilizar sólo reservas para pagar estos vencimientos sería un suicidio económico ya que la autoridad monetaria quedaría con tan solo US$ 11.917 millones (en 2002, cuando Duhalde asumió la presidencia había US$ 8.000 millones) al cierre de 2015 para el recambio presidencial.
Entonces, ¿cuáles son las otras fuentes de oferta de divisas con las que cuenta Argentina?
No muchas.
Con los mercados voluntarios de deuda cerrados, el principal canal es el comercio exterior.
En los primeros nueve meses del año 2014, el superávit comercial (exportaciones menos importaciones) se ubicó en US$ 5.790 millones, cayendo un 12,3% respecto igual período de 2013. Se estima que al finalizar el año cerrará cerca de los US$ 6.500 millones.
Con viento a favor, el superávit comercial para 2015 podría aportar US$ 6.000 millones (esto si la caída del precio del precio de la soja se detiene y, adicionalmente, es compensada con más restricciones a las importaciones).
En ese caso, todavía estarán faltando US$ 10.255 millones de financiamiento.
El famoso swap cambiario que se ejecutó con el Banco Central Chino permitirá evitar pagar en dólares los US$ 1.500 millones que la Argentina importa al año de ese país, pero también evita que el gigante asiático desembolse los US$ 5.000 millones en dólares que le vendemos desde Argentina. A cambio, recibiremos yuanes, una moneda de difícil conversión en las plazas cambiarias internacionales.
En conclusión, si esos US$ 10.225 millones restantes de financiamiento se asumen con reservas internacionales, el patrimonio del BCRA quedará más debilitado de lo que ya está.
Mi sensación es que no queda otro camino que negociar (aceptar sentencia) con todos los holdouts durante el primer trimestre del año próximo, acordar y buscar fondos frescos en el segundo semestre de 2015.
Bajo este escenario, NO es posible un nuevo default en Argentina y el Boden 2015 podría ser el negocio del año ya que pagando US$ 93 por bono obtendría 107 dólares en once meses.
¡Es un retorno de 15% en dólares!
Sin embargo, es riesgoso. Particularmente creo que se pagará llegado el 3 de octubre, pero nuevamente, insisto, es basado en mi intuición y en el escenario descripto.
Es un riesgo que usted debe decidir si toma o no.
Si no tiene ganas de correrlo, lo invito a explorar una alternativa adicional que lo mantiene alejado de la “montaña rusa” argentina.
Para entender de lo que le estoy hablando, haga clic acá.
Un saludo. Diego
FUENTE: Publicado en Inversor Global - Newsletter semanal - Enviado por mail
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