Desempleo por las nubes (arañando los 20 puntos), una inmanejable deuda pública (la más alta de Europa, 177% en relación al PBI) y un gobierno que cierra los bancos –en principio- por seis días y limita la extracción a 60 euros por jornada…
¿Te suena familiar la historia? Un amargo deja vú se apodera de nosotros cuando la prensa nos trae las novedades de Grecia.
Respirá profundo. No somos nosotros, más allá de que la crisis de confianza repite los condimentos criollos pre 2001: los helenos sacaron de los bancos 4,3% de su PBI en dos semanas.
Si ahí no hay corrida, ¿la corrida dónde está?
Si hasta acá la situación no era lo suficientemente familiar, en Grecia podrían repetir el nefasto discurso Adolfo Rodríguez Saá, aquel en el que anunciaba –ante un Congreso que lo vitoreaba- la cesación de pagos de deuda.
Sucede que las negociaciones entre el gobierno griego y la Troika (Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) parecen haber llegado a su fin.
El primer ministro heleno, Alexis Tsipras, pateó el tablero y pondrá la decisión a consideración de un referendo nacional que se llevará a cabo este domingo. En el medio, un detallito: hoy tienen que pagar 1.600 millones al FMI.
Sí, hoy Grecia podría entrar en default.
De fondo, una historia muy repetida: los acreedores proponen un esquema de pagos muy arduo, con intereses elevados y ajustes que no van con la línea de gobierno de Tsipras.
Sigue siendo una situación escalofriantemente similar…
En la otra vereda, el gobierno griego abusa de una herramienta de negociación que va perdiendo efectividad: abandonar el euro si las condiciones no son las que pretende (una gran quita y un menor interés). Años atrás, el efecto dominó, si caía la ficha helena, era complejo para la UE. Hoy pareciera que su salida del bloque no tendría un impacto tan severo.
Por otra parte, la vuelta al dracma le permitiría llevar adelante una devaluación en busca de un shock mayor competitividad, como la que llevó adelante Eduardo Duhalde en nuestro país.
¿Y nosotros qué tenemos que ver en ésta?
Te estarás preguntando por qué nos cae mal esta ensalada griega. Al cierre de esta columna, las Bolsas del mundo retrocedían 4 puntos por las novedades que provenían del país europeo. La situación se profundizaría si hoy no se enfrenta el compromiso de deuda.
Ahora bien, más allá de lo que suceda a nivel global, el efecto en los emergentes (la Argentina incluida) podría ser peor.
Fijate lo que decía el analista financiero, Pablo Wende en su columna:
No sería extraño que este cambio de escenario (por lo de Grecia), repercuta en una serie de países que tienen algún grado de semejanza. El que tiene hoy una situación más parecida a la griega es Ucrania, que se encamina al default y una significativa reestructuración de su deuda.
En un segundo escalón aparecen tanto los bonos de Venezuela como los de Argentina. En el caso argentino, los títulos están mostrando algo más de debilidad luego de un gran arranque del año. Las dudas típicas por la proximidad del proceso electoral impactaron en bonos como el Bonar 24, que ahora rinde alrededor del 9,7% anual en dólares, cuando hace un par de meses se ubicaba por debajo del 9%.
La deuda argentina incluso podría verse más perjudicada que otros bonos de lo que se denomina la "periferia" europea, como Portugal, España o Italia. El motivo es que estos países se están recuperando de la crisis económica, pero sobre todo que cuentan con una enorme masa de recursos que mensualmente inyecta el Banco Central Europeo.
No obstante, el principal driver local seguirán siendo las elecciones, como te vengo diciendo cada semana desde esta columna.
Será clave que la UE aclare su hoja de ruta, si se resuelve la histórica salida de uno de sus Estados miembro.
Hasta la próximas semana.
Un fuerte abrazo, Ignacio
¿Te suena familiar la historia? Un amargo deja vú se apodera de nosotros cuando la prensa nos trae las novedades de Grecia.
Respirá profundo. No somos nosotros, más allá de que la crisis de confianza repite los condimentos criollos pre 2001: los helenos sacaron de los bancos 4,3% de su PBI en dos semanas.
Si ahí no hay corrida, ¿la corrida dónde está?
Si hasta acá la situación no era lo suficientemente familiar, en Grecia podrían repetir el nefasto discurso Adolfo Rodríguez Saá, aquel en el que anunciaba –ante un Congreso que lo vitoreaba- la cesación de pagos de deuda.
Sucede que las negociaciones entre el gobierno griego y la Troika (Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea) parecen haber llegado a su fin.
El primer ministro heleno, Alexis Tsipras, pateó el tablero y pondrá la decisión a consideración de un referendo nacional que se llevará a cabo este domingo. En el medio, un detallito: hoy tienen que pagar 1.600 millones al FMI.
Sí, hoy Grecia podría entrar en default.
De fondo, una historia muy repetida: los acreedores proponen un esquema de pagos muy arduo, con intereses elevados y ajustes que no van con la línea de gobierno de Tsipras.
Sigue siendo una situación escalofriantemente similar…
En la otra vereda, el gobierno griego abusa de una herramienta de negociación que va perdiendo efectividad: abandonar el euro si las condiciones no son las que pretende (una gran quita y un menor interés). Años atrás, el efecto dominó, si caía la ficha helena, era complejo para la UE. Hoy pareciera que su salida del bloque no tendría un impacto tan severo.
Por otra parte, la vuelta al dracma le permitiría llevar adelante una devaluación en busca de un shock mayor competitividad, como la que llevó adelante Eduardo Duhalde en nuestro país.
¿Y nosotros qué tenemos que ver en ésta?
Te estarás preguntando por qué nos cae mal esta ensalada griega. Al cierre de esta columna, las Bolsas del mundo retrocedían 4 puntos por las novedades que provenían del país europeo. La situación se profundizaría si hoy no se enfrenta el compromiso de deuda.
Ahora bien, más allá de lo que suceda a nivel global, el efecto en los emergentes (la Argentina incluida) podría ser peor.
Fijate lo que decía el analista financiero, Pablo Wende en su columna:
No sería extraño que este cambio de escenario (por lo de Grecia), repercuta en una serie de países que tienen algún grado de semejanza. El que tiene hoy una situación más parecida a la griega es Ucrania, que se encamina al default y una significativa reestructuración de su deuda.
En un segundo escalón aparecen tanto los bonos de Venezuela como los de Argentina. En el caso argentino, los títulos están mostrando algo más de debilidad luego de un gran arranque del año. Las dudas típicas por la proximidad del proceso electoral impactaron en bonos como el Bonar 24, que ahora rinde alrededor del 9,7% anual en dólares, cuando hace un par de meses se ubicaba por debajo del 9%.
La deuda argentina incluso podría verse más perjudicada que otros bonos de lo que se denomina la "periferia" europea, como Portugal, España o Italia. El motivo es que estos países se están recuperando de la crisis económica, pero sobre todo que cuentan con una enorme masa de recursos que mensualmente inyecta el Banco Central Europeo.
No obstante, el principal driver local seguirán siendo las elecciones, como te vengo diciendo cada semana desde esta columna.
Será clave que la UE aclare su hoja de ruta, si se resuelve la histórica salida de uno de sus Estados miembro.
Hasta la próximas semana.
Un fuerte abrazo, Ignacio
FUENTE: Publicado en el Inversor Global- Newsletter semanal -enviado por mail
No hay comentarios:
Publicar un comentario