Sonriente, querido, el papa Francisco dice y hace cada cosa. Tremendamente popular, este pontífice argentino provee el toque común que para millones, no solamente católicos, ofrece un retrato bienvenido y muy público de cómo el más influyente líder religioso del mundo puede vivir, rezar y guiar como un pastor humilde.
Con la muy anticipada publicación de la encíclica ambiental de Francisco, Laudato Si, esta semana, muchos fieles que correctamente ven al Papa como, sí, un católico, sin embargo enfocarán su atención en el peso de las aseveraciones y afirmaciones ambientales que llenan este documento de casi 200 páginas. Y las preguntas comenzarán con esos que han sido enrolados para promover Laudato Si, algunos de los cuales están decididamente en el lado contrario de la enseñanza católica.
Comencemos con el economista Jeffrey Sachs, un prominentedefensor del aborto y el control poblacional, quien fue invitado a hablar en una conferencia de cambio climático en El Vaticano. ¿Y le molesta a alguien más, por ejemplo, que el papa Francisco —o los miembros de la curia que lo asesoran— hayan seleccionado como su único asesor laico en el tema de cambio climático a Hans Joachim Schellnhuber?
Investors Business Daily ha especulado:
«[El] Vaticano ha sido infiltrado por los seguidores de un movimiento radical verde que es, en su centro, contrario al Cristianismo, contrario a la gente, contrario a los pobres y contrario al desarrollo. Los principios básicos del catolicismo —la santidad de la vida humana y el valor de todas las almas— son detestadas por los paganos modernos ambientalistas que adoran a lo creado, pero no al creador… Big Green cree que demasiados seres humanos son el problema básico global. La gente, de acuerdo con esta visión, es destructora de recursos. El cambio climático, dicen ellos, se debe a la sobrepoblación de la Madre Tierra».
Entra Schellnhuber, un científico alemán, el que creó la idea del límite de temperatura de 2 grados centígrados y conocido por sus ideas radicales sobre el cambio climático. Significa esto que debemos limitar cualquier incremento en la temperatura global a 2 grados o de otra forma la humanidad enfrentará una catástrofe inevitable. En 2009, por ejemplo, él hizo la declaración famosa de que la “capacidad de carga” de la tierra es de menos de 1,000 millones de personas. Será interesante ver si sigue sosteniendo estas opiniones en el futuro cercano, y si lo hace, qué consejo ofrecerá sobre cómo ajustar ese número, dado que la población actual del mundo es de 7,200 millones.
Schellnhuber es director del instituto alemán Potsdam, el que ha amañado datos que señalan al cambio climático con el detonante de los 2 grados, para asustar a los políticos alemanes y a hacer que ellos adopten políticas ambientales radicales. Sus predicciones están basadas en modelos de computadora aún por validar, prediciendo escenarios apocalípticos. En realidad, los datos satelitales confirman que no ha habido un calentamiento notable en los pasados 18 años. El hielo del mar está aumentando. Las cosechas se elevan. El número de huracanes ha disminuido. El nivel del mar ha bajado en la década pasada —todas las catástrofes predichas por Schellnhuber— no están sucediendo.
Quizá esta es la razón por la que Schellnhuber corrigió su declaración de 2011 de que la curva de emisiones necesita llegar a su pico no más allá de 2020 para poder alcanzar la meta de los 2 grados. Ahora él dice: a más tardar en 2030. Es gracioso cómo los alarmistas del cambio climático seguirán ajustando sus predicciones en lugar de evaluar nueva información. Ese es un ejemplo de porqué algunos llaman al cambio climático “una cruzada moral en busca de una teoría científica”.
Schellnhuber es también director de WBGU, el grupo alemán de asesores en cambio global. Está formado por nueve científicos. Su función primaria es asesorar a los creadores de políticas en Alemania y en el mundo sobre cómo debemos enfrentar el cambio climático.
Su “Plan Maestro” de 446 páginas para «La Gran Transformación De La Sociedad Global» fue diseñado para apresurar a Alemania y al mundo hacia la sustentabilidad y hacia una sociedad libre de carbono en 2050. Sus recomendaciones draconianas han provocado que el precio de la electricidad se eleve sustancialmente, haciendo que los alemanes llamen a su recibo de electricidad su «segundo alquiler».
Para reducir las emisiones de carbono, el gobierno alemán ha invertido fuertemente en energía solar y eólica. Pero estos métodos han probado no ser sustentables ni confiables sin el subsidio gubernamental que desgarra a la economía alemana.
Las recomendaciones del plan maestro de WBGU incluyen a un “concejo futuro” formado por unos pocos miembros no elegidos que tendrán el poder de vetar decisiones democráticas que consideren inaceptables. Pero se está cocinando una reacción contraria a esta amenaza en contra de la democracia.
El Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), el equivalente alemán delWashington Post, ha sido altamente crítico de Schellnhuber y ha publicado que uno de los objetivos fundamentales de WBGU era cambiar la ley constitucional alemana: la protección del clima sería una prioridad estatal oficial. La WBGU incluso la llamó una prueba para la democracia, sosteniendo que si la sociedad fallaba eso nos diría que la democracia ya no era capaz de funcionar frente a una crisis. El FAZ está en desacuerdo, dice que la WBGU “ha fallado tratando de engañar en su paso por encima de la democracia”.
El papa Francisco, parece, ha sido muy desinformado y guiado equivocadamente por asesores como Schellnhuber. Sin embargo, contrario a lo que sugieren los extremistas del calentamiento global, la ciencia del cambio climático no ha sido decidida.
Thomas D. Williams escribió en Breitbart News:
«… un grupo de 90 científicos prominentes, líderes religiosos y académicos ha escrito una carta abierta al papa Francisco. Quienes la escriben profesan su aprecio por los esfuerzos del Papa por el medio ambiente y su compromiso con el principio judeo-cristiano de la mayordomía responsable de la creación, pero sugieren que la gente más cercana a él puede no estar proveyéndole con todos los hechos acerca del cambio climático».
Uno de los más poderosos argumentos que los escritores sostienen es el efecto que las propuestas alarmistas de reducción de carbono tendrían en las poblaciones más pobres del mundo, especialmente dada la insistencia del Papa en el amor preferente hacia los más vulnerables entre nosotros.
«Los pobres del mundo sufrirán con esas políticas», escriben los autores. Los más pobres 1300 millones en los países en desarrollo dependen de la madera y del estiércol seco como energéticos para cocinar y calentarse, él y otros científicos sostienen, añadiendo: «ante la evidencia, creemos que es desacertado e injusto adoptar políticas que requieran la disminución del uso de combustibles fósiles para la energía. Estas políticas condenarían a cientos de millones de nuestros prójimos a la pobreza continua».
Es mi esperanza y oración sincera que el papa Francisco los escuche.
FUENTE: http://institutoacton.org/2015/06/11/quien-asesora-al-papa-en-calentamiento-global/
ENVIADO DESDE EL INSTITUTO ACTON
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