En mi nota de hoy me propongo explicar qué son las UVI y cuál es la posibilidad que tienen de reactivar el crédito para la vivienda en el país.
Uno de los grandes problemas que tiene Argentina es la inflación. Con una de las subas de precios más altas del mundo, se hace casi imposible planificar a largo plazo. En este marco, es normal que el crédito hipotecario –cuya naturaleza es el largo plazo- solo represente el 7,1% del crédito total al sector privado.
Otro problema importante es el alto nivel de imprevisibilidad e inseguridad jurídica que nos caracteriza. Esto lo podemos ver más claro con un ejemplo. En el año 2001, antes del colapso de la convertibilidad, el crédito hipotecario representaba casi el 30% del total de crédito al sector privado. Esto era posible porque se prestaba en dólares, de manera que los acreedores se protegían frente a la posibilidad de la devaluación.
Sin embargo, luego de la salida de la convertibilidad llegó la “pesifiación asimétrica”, que hizo que quienes debían dólares pudieran pagar en pesos al tipo de cambio “uno a uno”, destruyendo el patrimonio de quienes lo habían prestado.
Posterior a eso, el crédito en moneda dura desapareció de nuestro país.
Las nuevas Unidades de Vivienda, llamadas UVI, vienen a intentar dar una solución a este problema. Dado que no existe más el crédito en dólares, pero que seguimos teniendo alta inflación, el Banco Central decidió crear esta nueva unidad de cuenta, que se trata de un instrumento financiero cuyo valor se irá ajustando con la inflación.
La idea principal detrás de la UVI es darles la certeza a los prestamistas de que su capital no se licuará con la inflación.
En la manera en que hoy se realizan los créditos hipotecarios, donde las cuotas a pagar son fijas, éstas siempre son muy altas al comienzo del período. Esto pasa porque el que presta sabe que en el futuro el poder de compra de esas cuotas irá cayendo, por lo que busca protegerse.
Prestar en una unidad de cuenta estable como las UVI, que se actualizarán en función de la variación de la inflación, evita que el prestamista busque cubrirse cobrando una cuota alta, ya que sabe que el valor de la cuota no se licuará con el tiempo.
Gracias a esto, también se beneficia el tomador del crédito. Como la cuota, y también la tasa de interés nominal, bajarán, habrá muchas más personas con posibilidad de acceder a este tipo de préstamos.
En este sentido, en el BCRA explican:
“Al reducir las cuotas se expande drásticamente el acceso al crédito hipotecario. Por ejemplo, asumiendo una relación cuota ingreso del 30%, en el crédito estándar para un monto de 1 millón de pesos se necesita un ingreso mensual de 68.609 pesos”.
La pregunta que surge es si este nuevo sistema podrá servir para reactivar el crédito hipotecario en el país. En condiciones ideales, lo mejor sería no tener inflación y sí tener seguridad jurídica. De alguna manera, esto es lo que sucede en los países desarrollados, donde acceder a un crédito y pagar bajas tasas por 20 años es algo común.
Sin embargo, en ausencia de esto, las UVI pueden ser un paliativo. Una muleta en un camino de transición que tienda hacia una economía sin inflación y más previsible.
En la medida en que vaya normalizándose el país, baje la inflación y no se esperen grandes desfasajes entre precios y salarios, las UVI crecerán y también lo hará el crédito.
Sin embargo, si seguimos siendo una república bananera como hemos sido durante los últimos años, entonces las UVI quedarán en el baúl de los instrumentos gubernamentales fallidos, junto con el CEDIN, el BAADE, y otros tantos más.
Un saludo, Iván
Publicado en Inversor Global - Enviado por mail
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