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Infortunadamente, el pedido de Frondizi no fue aceptado. La izquierda y la derecha, liberales y nacionalistas, sindicalistas y empresarios, continuaron exhumando agravios y rencores, buscando revanchas. En mayo de 1962, cuatro años después de asumir la presidencia de la Nación y de su llamado a la reconciliación e integración nacional, Frondizi fue destituido, como consecuencia de un largo proceso de desestabilización de las instituciones republicanas. Desde ese momento hasta nuestros días, la Nación transitó períodos sucesivos de aparente legalidad, gobiernos de facto, crisis reiteradas económicas y sociales, momentos de anarquía, terrorismo, enfrentamientos sangrientos y represiones ilegales.
La Argentina no aprovechó esos cuarenta años en los que el mundo civilizado vivió avances científicos tecnológicos y económicos extraordinarios. La falta de un desarrollo económico-social continuado con un clima de paz y con la vigencia de un Estado de Derecho nos llevó a la crisis actual.
Que el legado de nuestros próceres de Mayo de 1810, esos que dejaron vida y bienes en favor de su Patria, que no manejaban dinero espurio, que no se enriquecieron ilícitamente y optaron por renunciar a premios y prebendas, donando sus haciendas para el bien común. Y que todo lo que hicieron no fue con fines de lucro sino con premeditada vocación de pobreza. Su verdadero patrimonio fue la entrega inclaudicable en pos de una Nación Libre y Soberana.
En estos días, los desarrollistas entendemos que las naciones, tienen posibilidades de recuperarse, para lo cual es imprescindible la grandeza y la lucidez de sus gobernantes, integrando a toda la población en un proceso de desarrollo nacional, sin rencores ni resentimientos.
Abogado - Desde Formosa
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