Los argentinos acabamos de transcurrir la que debiera ser la última década perdida.
Y vaya si fue perdida. Las mejores condiciones desde el punto de vista internacional, desfilaron delante de nuestras narices. Al final de la payada, zarandeando, no quedó casi nada.
Casi nada en función de las oportunidades que se nos dieron.
Precios inmejorables de nuestras exportaciones. Créditos baratísimos. Dinero disponible para infraestructura, desarrollo, energías, inversiones que generasen retornos.
En fin,…cuando generaron RETORNOS, (tanto en esta última etapa como en las anteriores), esos retornos fueron a parar a otro lado.
Trascurrió la mejor década de las que yo tenga memoria, para generar puestos de trabajo, genuinos, productivos y abundantes, iniciando un círculo virtuoso.
En fin,…el país decidió que era mejor repartir la semilla para comerla, que sembrarla y multiplicarla.
Como a una hermosa piba, deseada por todos los muchachos del barrio, convino mantenerla en estado de ignorancia y sumisión.
Naturalmente una cosa trae la otra. De alguna manera, que haya sido mantenida en ese estado, es funcional a aquellos que quieren someterla. La ignorancia, el vicio, la holgazanería, son el camino directo a no poder tomar buenas decisiones. Eso la hace frágil y dependiente.
¿Cuál hubiese sido el camino virtuoso, para que esta hermosa muchacha, decida por si misma, y opte siempre por su mayor conveniencia?
Por lo pronto, es una cuestión cultural.
Para la defensa de lo propio, de lo nacional, no basta con agitar banderas albi celestes, tampoco con discursos altisonantes y de encendido fervor patriótico. Si bien toda la liturgia es útil para educar a los niños en el amor a la Patria, que es el amor a lo propio; no basta. Apenas es el comienzo.
La defensa de los intereses nacionales se ejerce cotidianamente, de a cachitos, todos los días. Tratando de tener negocios ventajosos con el exterior. Protegiendo aquello que es estratégico para mantener el crecimiento y el bienestar. Construyendo aquello que mejora la vida de todos,…todos los días un cachito. Igual que como hacían nuestros padres.
En lo referido a la necesidad de atraer capitales del exterior EXISTEN MUCHÍSIMOS CAPITALES OCIOSOS DE CIUDADANOS ARGENTINOS, QUE ESTARÍAN DISPUESTOS A SER INVERTIDOS EN ÁREAS PRODUCTIVAS; SIEMPRE Y CUANDO LES GARANTICEN QUE NO SERÁN “MANIATADOS, EXPROPIADOS, ACORRALADOS, ETC.”
¿Cómo podemos pedir préstamos externos a tasas bajas si desde afuera ven que los mismos argentinos la mantienen “EN EL CANUTO”?¿Acaso pensamos que en el exterior son tontos?
De última, cuando se realiza una gran obra pública,..¿A los operarios, se les paga en dólares?¿Cuanto del costo de una obra, se paga verdaderamente en moneda extranjera a los operadores locales?
Algo de oculta perversión veo en este asunto.
Pero para no volver a perdernos en laberintos conceptuales, como dije antes, PONGÁMONOS DE ACUERDO EN CIERTOS PRINCIPIOS BÁSICOS Y SIMPLES:
1º) La riqueza son las cosas concretas y no el papel moneda que las representa.
En estos últimos tiempos, esto quedo claramente demostrado que es así.
2º) Una sociedad es más estable, cuando produce abundantes bienes y variados. Cuando toda esa sociedad, participa en la producción de dichos bienes y cuando su uso y gozo es bien repartido. No sirve de nada que produzca muchísimo de unos pocos bienes, que esa producción esté en manos de una porción reducida de esa sociedad y que el resto pretenda vivir del producido por esos pocos.
3º) Las cosas, los bienes (y los servicios esenciales), se producen mediante el trabajo.
4º) Para producir “buenas cosas”, el trabajo debe ser realizado con idoneidad.
5º) Las habilidades para producir, se aprenden. Se aprenden mediante un sistema educativo “EFICAZ”, que pueda demostrar que al cabo de los años de educación, el ciudadano ha adquirido las condiciones necesarias.
6º) El trabajo bien realizado, no solo demanda la preparación en “la técnica” de trabajo, sino también en valores morales que hacen que el ciudadano esté orgulloso de su tarea y el lugar que ocupa en la sociedad.
7º) Una sociedad compleja, demanda la coordinación básica representada en la confianza de que cada uno está haciendo su trabajo, poniendo su mejor empeño y responsabilidad. TODOS DEPENDEMOS DE TODOS.
8º) No existen normas ISO, IRAM, SAE, DIN o la que fuera que reemplace la responsabilidad del ciudadano, haciendo la parte que le toca concienzudamente.
9º) No existe verdadera INCLUSIÓN SOCIAL, de nadie si no se inserta productivamente en la sociedad. NADA MÁS PERVERSO QUE UN PLAN SOCIAL, que se le da a alguien y se lo manda a su casa sin más ni más. Es decirle: “andate a casa, la sociedad no te necesita, poné la tele que está el partido y no molestés”. O: “sos un inútil”, que es lo mismo. Un ciudadano destruido en su estima personal, es pasto para cualquier vicio.
10º) Los desvíos y enfermedades sociales, como el delito y la corrupción, son un obstáculo para llevar a cabo todas las acciones tendientes cumplir el presente postulado.
11º) El cuerpo social, posee un “APARATO INMUNOLÓGICO” representado por la justicia, las policías, fuerzas de seguridad y el sistema penitenciario. SI ESTE APARATO ESTÁ ENFERMO, mal puede ser de ayuda para que la sociedad sane sus “tejidos enfermos”.
12º) La sociedad toda, necesita ver en sus dirigentes, la honestidad de procederes, que le garantice que sus esfuerzos cotidianos no terminarán absorbidos por un gigantesco aparato de corrupción. Esto mina su voluntad de esfuerzo. Hoy en día, por virtud de las redes sociales, nada queda fuera del alcance de la vista de la sociedad.
13º) La austeridad del funcionario público, en especial la de aquel que ha sido ungido por el voto popular, NO DEBE SER UNA VIRTUD, SINO UNA OBLIGACIÓN.
14º) Todo acto de corrupción, conlleva dos daños (consecuentemente dos castigos), uno por el dolo mismo y el otro (el más grave) por quebrantar la fe pública.
15º) No existen metas imposibles, existen pueblos faltos de voluntad para alcanzarlas.
16º) Para que el ciudadano se inserte y defienda su inserción en la sociedad (la verdadera inclusión), demanda educación y conocimientos.
17º) La preparación y los conocimientos se obtienen estudiando y esforzándose. Hasta el día de hoy no ha aparecido aún “LA PILDORA MÁGICA DEL SABER”.
18º) La consecución de una meta, no siempre es fácil. Existe la posibilidad de fracasar. El estado no tiene que ser garante del éxito, en especial sin el esfuerzo del ciudadano.
19º) La educación de los ciudadanos debe ser una garantía del estado.
20º) Una sociedad educada es siempre mejor que una que no lo es, por esa razón el estado debe garantizarla.
21º) El ciudadano (niño o adulto), debe saber que el la población sostiene la educación pública y el debe corresponder con su mejor esfuerzo. No puede ser descartada ninguna forma para reconvenir al niño o al ciudadano para adoptar el camino del esfuerzo.
22º) El reconocimiento al mérito, debe volver a formar parte de los mecanismos sociales que encausen a la ciudadanía, otra vez en la senda de la virtud, desterrando definitivamente la sentencia deiscepoliana de que: TODO ES IGUAL / NADA ES MEJOR.
23º) Es más fácil y rápido destruir que construir. Arrancar un árbol frutal se hace en un rato; plantar uno y cuidarlo hasta que de frutos lleva años. En nuestro país, hemos destruido irreflexivamente, infraestructuras que llevaron décadas construir. NADIE ESTÁ PRESO POR ESO.
24º) Una sociedad educada y preparada en el esfuerzo, el trabajo y la responsabilidad, llevará décadas volver a tenerla.
25º) Como un árbol frutal, los frutos de esa sociedad, habrá que esperarlos.
Invito a mis amigos a extender este postulado con todas aquellas verdades obvias que algunos de nuestros compatriotas han dejado de lado, como si en realidad hubiesen perdido vigencia. Todo por el contrario, la justicia, la verdad, la responsabilidad, siguen siendo valores permanentes. Cuando a una sociedad, sostenerlos se le hace gravoso, su futuro deja de ser incierto para pasar a ser directamente oscuro. ENVIADO POR SU AUTOR
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