jueves, 19 de noviembre de 2015

Votar en defensa propia

Por el Dr. Aníbal Hardy

Con la convocatoria a las urnas con vistas al ballotage del 22 de Noviembre, en medio de un caos económico, agudos enfrentamientos sociales y violencia indiscriminada, el dilema central de la sociedad argentina, no pasa por las rivalidades partidarias, por competencias de rótulos o etiquetas o por debates ideológicos. El meridiano pasa por la búsqueda de la unión de los argentinos alrededor de un proyecto de realización nacional.
Los partidos políticos son, en el sistema político democrático, las instituciones encargadas de organizar y transmitir las distintas demandas de la sociedad, pero cuando un país, enfrenta una situación tan dramática como la Argentina, la dirigencia política y sectorial tiene la ineludible obligación de asumir sus responsabilidades y buscar en conjunto, por la vía del consenso, posibles soluciones al drama de las grandes mayorías.
La ciudadanía está cansada de los conocidos episodios en el seno de los partidos tradicionales, la aparición y desaparición de liderazgos, el surgimiento de presuntas alternativas que, a poco de andar, se desvanecen como burbujas.
Es tarea de los dirigentes con pasión de patria, procurar que el reagrupamiento se exprese lo más rápido y genuinamente posible. Ello implica, desechar las incitaciones de la mezquindad partidaria, de la picardía comiteril, del sectarismo, de las pseudos ortodoxias y del electoralismo sin grandeza, ni principios. Implica romper rutinas, superar falsas antinomias y enfrentamientos del pasado. Hay que forjar un nuevo consenso, apto para abrir otra etapa de afirmación y consolidación argentina.
La piedra de toque no puede ser otra que la posición frente a concretos problemas y necesidades de hoy. Es decir, la respuesta al dilema fundamental de la sociedad argentina es construir una Nación para todos o resignarse al triste destino de seguir manteniendo los lineamientos desintegradores del diseño vigente.
Los argentinos aprendieron que no solo se trata de ganar elecciones. La mayorías electorales, que dan derecho y legitimidad a los gobiernos, otorgan poder efectivo cuando se apoyan en amplias alianzas sociales, expresivas de consensos afirmativos de la Unidad y la Integración Nacional.
El pueblo argentino requiere de las dirigencias una amplia convergencia de fuerzas políticas y sociales, en torno a una propuesta que recoja las principales aspiraciones de los argentinos: Coincidir en un Programa para la reconstrucción Nacional, que sea frontalmente opuesto al actual. Reivindicar la idea de Nación, frente a los ideólogos de la globalización. Defensa de la producción y el trabajo nacional, frente al aperturismo. Función indelegable del Estado, frente al endiosamiento del mercado. Políticas expansivas, frente al diseño recesivo. Participación del pueblo, frente al discrecionalismo y la soberbia. Recuperación de la noción de solidaridad, frente a la crueldad y la injusticia social. La movilización de la riqueza de todas las regiones del país para la integración de la Nación, frente a la especialización exportadora en pocos rubros al servicio de la inserción en los circuitos de la transnacionalización.
El ciudadano argentino tiene caminado largos tiempos de frustraciones y de morder el polvo de los sacrificios sin esperanzas, por eso en las próximas lecciones, su voto será en defensa propia.
Abogado- Desde Formosa
ENVIADO POR SU AUTOR

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