COLUMNISTA
"Debido a que una unión aduanera supone diferente tratamiento para los países miembros y los no-miembros, normalmente los países miembros sufren un desvío de sus fuentes de aprovisionamiento. Este desvío puede ser hacia costos menores o hacia costos mayores. Por ejemplo, la rebaja arancelaria dentro de la unión aduanera puede llevar a los miembros a importar entre ellos mercancías que antes cada uno producía para sí, a mayor costo. Este resultado se denomina creación de comercio, y aumenta la eficiencia de los recursos productivos y menores precios para los consumidores, siendo así beneficioso para el bienestar y el ingreso nacional."[1]
En realidad, este comentario ratifica nuestra opinión de las ventajas del libre comercio y de la no necesidad de artificios tales como las uniones aduaneras. Indudablemente, si la mayor producción y autoconsumo interno era debido a los altos aranceles de los países que hoy forman la unión, es saludable integrarse a los fines de beneficiarse de las rebajas arancelarias. En este último sentido, una unión aduanara entre ellos sería una medida positiva. Sólo recalcitrantes políticas proteccionistas impedirían mediante sus falaces argumentos una integración de este tipo. Pero lo interesante de la observación del autor en comentario es que pone de relieve que no todas las uniones aduaneras benefician por sí mismas a sus miembros. En suma si la unión aduanera crea comercio es positiva, pero si lo desvía resulta negativa.
"En igual forma, imponer un arancel externo común puede causar que un país miembro de la unión importe los bienes de otro país miembro en lugar de hacerlo de un tercer país no-miembro a un costo más bajo. Esto se conoce como desvío de comercio y reduce los ingresos aduaneros y lleva a subsidiar la producción más ineficiente…..Como no conocemos que patrones de comercio hubieran surgido en la ausencia de Mercosur es difícil de identificar los efectos de creación y desvío de comercio."[2]
Este se trata del supuesto contrario al visto anteriormente. Obviamente es una situación antieconómica y perjudicial para aquel miembro que se ve obligado en función de su pertenencia a la unión a proceder de dicha manera. La reducción de ingresos aduaneros se infiere por el menor volumen transado, dado que el arancel interno (o también denominado "zonal") es más elevado que el arancel externo (o asimismo llamado "extrazonal"). De esta suerte, el arancel alto implica en los hechos un subsidio a la producción del artículo o artículos arancelados del país miembro exportador, a la vez que también alienta a subsidiar la producción interna del producto arancelado, en la medida que esta última medida sea menos onerosa que la anterior. Resulta de interés –adicionalmente- señalar que según el autor que ahora comentamos, no considera el Mercosur como un mercado común sino como una unión aduanera.
"Alexander Yeats… busca identificar estos efectos mirando si los bienes que se comercian cada vez más dentro del Mercosur también se negocian crecientemente fuera de ese grupo de países. Él encuentra una diferencia significativa en el comportamiento exportador dentro y fuera del grupo, especialmente en el caso de bienes manufacturados. Los bienes manufacturados han tenido un crecimiento dramático en el mercado intra-Mercosur…. Mientras los bienes manufacturados como un todo representan 63% de las exportaciones recíprocas entre los miembros del Mercosur, ese tipo de bienes sólo representa el 35% de las exportaciones del Mercosur a otros países no-miembros. Esta comparación sugiere que los miembros se están exportando entre sí, bienes que no son competitivos fuera de la unión aduanera. Yeats encuentra que los países del Mercosur no tienen ventaja comparativa mundial en 28 de los 32 productos que más crecen (en el comercio intra-Mercosur)."[3]
En otras palabras, podríamos concluir sobre este párrafo diciendo que, el Mercosur es -en suma- un mal negocio, comparativamente considerado en relación al comercio internacional con el resto del mundo. Implica que los bienes transados intra-Mercosur no pueden ser colocados en el mercado exterior por su elevado costo, costo que es -sin embargo- pagado por los países miembros, lo que permite revelar además que los más afectados –como de costumbre- son los consumidores de los países partes, que están abonando precios mayores por bienes que en los países extra-Mercosur se comercian a precios mucho más bajos. Este comportamiento da cuenta de la irracionalidad que implica "integrarse" para intercambiar productos de más altos costos y de peor calidad que los que podrían conseguirse en los mercados internacionales abiertos. Y es nuevamente un argumento a favor del mas irrestricto libre comercio, política que es -como explica el Dr. Alberto Benegas Lynch (h)- la que menos se ha comprendido.
"En teoría, las uniones aduaneras y otros arreglos regionales pueden acelerar la tasa de aumento del ingreso al aumentar la cooperación política y aumentar la credibilidad de la apertura y aumentar las economías de escala de la producción. Es probable que los países del Mercosur se hayan beneficiado en este sentido".[4]
No queda claro a qué "aumento del ingreso" se refiere la cita, pero dado el contexto del tema (comercio internacional) inferimos que se estaría refiriendo a los ingresos fiscales derivados de las rebajas arancelarias, es decir del ingreso obtenido por las aduanas derivado de un mayor tráfico mercantil. Aunque no se puede descartar que esos ingresos sean de los productores, empresarios y/o comerciantes que intervienen en las transacciones interzonales. La primera de nuestras hipótesis es la más factible. Ya que la clave de esta conclusión vendría dada por la locución empleada "al aumentar la cooperación política", lo que denota que el autor estaría queriendo aludir a las negociaciones de los gobiernos miembros a través de sus cancillerías, departamentos y secretarias de comercio exterior. Nosotros, en cambio, ubicados desde la perspectiva del consumidor, no vemos "beneficio" alguno en este aspecto para este último. Ni tan siquiera cuando son los productores, empresarios y comerciantes los que logran ganancias o mayores tasas de ingreso a costa de los consumidores.
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[1] Valeriano F. García. Para entender la economía política (y la política económica). Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos México, D. F. 2000. pág. 152
[2] Valeriano F. García. Para entender.... ob. Cit. pág. 152
[3] Valeriano F. García. Para entender.... ob. Cit. pág. 152
[4] Valeriano F. García. Para entender.... ob. Cit. pág. 152
"Debido a que una unión aduanera supone diferente tratamiento para los países miembros y los no-miembros, normalmente los países miembros sufren un desvío de sus fuentes de aprovisionamiento. Este desvío puede ser hacia costos menores o hacia costos mayores. Por ejemplo, la rebaja arancelaria dentro de la unión aduanera puede llevar a los miembros a importar entre ellos mercancías que antes cada uno producía para sí, a mayor costo. Este resultado se denomina creación de comercio, y aumenta la eficiencia de los recursos productivos y menores precios para los consumidores, siendo así beneficioso para el bienestar y el ingreso nacional."[1]
En realidad, este comentario ratifica nuestra opinión de las ventajas del libre comercio y de la no necesidad de artificios tales como las uniones aduaneras. Indudablemente, si la mayor producción y autoconsumo interno era debido a los altos aranceles de los países que hoy forman la unión, es saludable integrarse a los fines de beneficiarse de las rebajas arancelarias. En este último sentido, una unión aduanara entre ellos sería una medida positiva. Sólo recalcitrantes políticas proteccionistas impedirían mediante sus falaces argumentos una integración de este tipo. Pero lo interesante de la observación del autor en comentario es que pone de relieve que no todas las uniones aduaneras benefician por sí mismas a sus miembros. En suma si la unión aduanera crea comercio es positiva, pero si lo desvía resulta negativa.
"En igual forma, imponer un arancel externo común puede causar que un país miembro de la unión importe los bienes de otro país miembro en lugar de hacerlo de un tercer país no-miembro a un costo más bajo. Esto se conoce como desvío de comercio y reduce los ingresos aduaneros y lleva a subsidiar la producción más ineficiente…..Como no conocemos que patrones de comercio hubieran surgido en la ausencia de Mercosur es difícil de identificar los efectos de creación y desvío de comercio."[2]
Este se trata del supuesto contrario al visto anteriormente. Obviamente es una situación antieconómica y perjudicial para aquel miembro que se ve obligado en función de su pertenencia a la unión a proceder de dicha manera. La reducción de ingresos aduaneros se infiere por el menor volumen transado, dado que el arancel interno (o también denominado "zonal") es más elevado que el arancel externo (o asimismo llamado "extrazonal"). De esta suerte, el arancel alto implica en los hechos un subsidio a la producción del artículo o artículos arancelados del país miembro exportador, a la vez que también alienta a subsidiar la producción interna del producto arancelado, en la medida que esta última medida sea menos onerosa que la anterior. Resulta de interés –adicionalmente- señalar que según el autor que ahora comentamos, no considera el Mercosur como un mercado común sino como una unión aduanera.
"Alexander Yeats… busca identificar estos efectos mirando si los bienes que se comercian cada vez más dentro del Mercosur también se negocian crecientemente fuera de ese grupo de países. Él encuentra una diferencia significativa en el comportamiento exportador dentro y fuera del grupo, especialmente en el caso de bienes manufacturados. Los bienes manufacturados han tenido un crecimiento dramático en el mercado intra-Mercosur…. Mientras los bienes manufacturados como un todo representan 63% de las exportaciones recíprocas entre los miembros del Mercosur, ese tipo de bienes sólo representa el 35% de las exportaciones del Mercosur a otros países no-miembros. Esta comparación sugiere que los miembros se están exportando entre sí, bienes que no son competitivos fuera de la unión aduanera. Yeats encuentra que los países del Mercosur no tienen ventaja comparativa mundial en 28 de los 32 productos que más crecen (en el comercio intra-Mercosur)."[3]
En otras palabras, podríamos concluir sobre este párrafo diciendo que, el Mercosur es -en suma- un mal negocio, comparativamente considerado en relación al comercio internacional con el resto del mundo. Implica que los bienes transados intra-Mercosur no pueden ser colocados en el mercado exterior por su elevado costo, costo que es -sin embargo- pagado por los países miembros, lo que permite revelar además que los más afectados –como de costumbre- son los consumidores de los países partes, que están abonando precios mayores por bienes que en los países extra-Mercosur se comercian a precios mucho más bajos. Este comportamiento da cuenta de la irracionalidad que implica "integrarse" para intercambiar productos de más altos costos y de peor calidad que los que podrían conseguirse en los mercados internacionales abiertos. Y es nuevamente un argumento a favor del mas irrestricto libre comercio, política que es -como explica el Dr. Alberto Benegas Lynch (h)- la que menos se ha comprendido.
"En teoría, las uniones aduaneras y otros arreglos regionales pueden acelerar la tasa de aumento del ingreso al aumentar la cooperación política y aumentar la credibilidad de la apertura y aumentar las economías de escala de la producción. Es probable que los países del Mercosur se hayan beneficiado en este sentido".[4]
No queda claro a qué "aumento del ingreso" se refiere la cita, pero dado el contexto del tema (comercio internacional) inferimos que se estaría refiriendo a los ingresos fiscales derivados de las rebajas arancelarias, es decir del ingreso obtenido por las aduanas derivado de un mayor tráfico mercantil. Aunque no se puede descartar que esos ingresos sean de los productores, empresarios y/o comerciantes que intervienen en las transacciones interzonales. La primera de nuestras hipótesis es la más factible. Ya que la clave de esta conclusión vendría dada por la locución empleada "al aumentar la cooperación política", lo que denota que el autor estaría queriendo aludir a las negociaciones de los gobiernos miembros a través de sus cancillerías, departamentos y secretarias de comercio exterior. Nosotros, en cambio, ubicados desde la perspectiva del consumidor, no vemos "beneficio" alguno en este aspecto para este último. Ni tan siquiera cuando son los productores, empresarios y comerciantes los que logran ganancias o mayores tasas de ingreso a costa de los consumidores.
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[1] Valeriano F. García. Para entender la economía política (y la política económica). Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos México, D. F. 2000. pág. 152
[2] Valeriano F. García. Para entender.... ob. Cit. pág. 152
[3] Valeriano F. García. Para entender.... ob. Cit. pág. 152
[4] Valeriano F. García. Para entender.... ob. Cit. pág. 152
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