Si tiene algo de experiencia invirtiendo en acciones, seguro que se ha encontrado más de una vez con acciones fuertemente castigadas en Bolsa cuyo precio ha caído tanto, que su ratio de precio-ganancias (PER) es ridículamente bajo.
Los mercados se han cebado con una empresa que sigue generando beneficios y que, además, tiene una rentabilidad por dividendo elevadísima, a menudo por encima del 10 por ciento.
Parecen apuestas seguras: sólo es cuestión de esperar a que pasen unas semanas o meses para que la cordura vuelva a los mercados y las acciones de la empresa se revaloricen al nivel anterior al desplome.
Si alguna vez ha seguido esta línea de pensamiento y ha invertido en una empresa así, es muy probable que haya caído en una “trampa de valor” o value trap como se denominan en inglés.
Bonito, barato… ¿pero bueno?
Un ejemplo que hemos visto recientemente de “trampa de valor” es la cadena de supermercados británica Sainsbury.
Fundada en 1869 en Londres, Sainsbury ha sido tradicionalmente una de las tres grandes cadenas de supermercados en el Reino Unido junto con Testo y Morrison. Una empresa que ha soportado dos guerras mundiales e infinidad de crisis económicas.
Sin embargo, desde hace pocos años el desembarco de las cadenas alemanas de supermercados de gran descuento como Lidl y Aldi ha cambiado los hábitos de compra de los británicos, que han ido abandonando los supermercados británicos de más tradición en favor de sus rivales alemanes gracias a sus menores precios.
Cuando comenzó el año, Sainsbury presentaba sólidas ganancias y sus acciones cotizaban a 365 peniques. El avance de la competencia provocó que sus acciones cayeran más de un 20 por ciento en los nueve meses siguientes hasta los 280 peniques por acción.
Sin embargo, resultados trimestrales de Sainsbury seguían siendo muy sólidos. Esto provocó que de acuerdo a ciertos ratios de valoración como el PER los títulos del gigante de distribución cotizaran a un nivel muy atractivo.
La trampa estaba preparada y muchos inversores pequeños, con menos información que los grandes inversores, cayeron e invirtieron en esta empresa.
Algunas semanas después, Sainsbury publicó los resultados correspondientes al tercer trimestre del año con drástico descenso de los beneficios, que apenas pudieron mantenerse en terreno positivo.
En un solo día, Sainsbury pasó de cotizar con un PER inferior a 10 a un PER superior a 180 y su cotización cayó hasta marcar un mínimo en 209 peniques, un nivel que la cadena de supermercados no tocaba en más de 15 años.
¿Cómo evitar las trampas de valor?
Distinguir si una acción que ha sufrido una fuerte caída en bolsa constituye una buena oportunidad de inversión o una trampa no es fácil. Hace falta mucho trabajo e investigación por parte del inversor que a menudo, por falta de recursos o de tiempo, no es posible hacer.
Un primer paso sería no conformarnos con tener una imagen estática de los resultados de una empresa en un momento concreto, sino ver cómo ha sido la evolución durante los últimos trimestres.
Si la evolución ha sido normal o incluso positiva, y el descenso de las acciones se debe a un aspecto coyuntural que incluso puede ser algo ajeno a la empresa, estaríamos ante una buena oportunidad de compra.
Si, por el contrario, nos encontramos con que la empresa que analizamos se encuentra inmersa en una dinámica negativa con unos resultados cada vez peores, no debemos fiarnos de las atractivas valoraciones para invertir.
Otra opción para discernir si estamos ante una trampa o antes una oportunidad es analizar el modelo de negocio de la empresa.
Si durante los últimos tiempos han surgido competidores con una ventaja competitiva sobre la empresa, es previsible que la situación financiera de la empresa que analizamos se deteriore en el futuro.
Ésta es la razón por la que podrían haberse producido los fuertes descensos en Bolsa: la cotización de las acciones no sólo descuentan los hechos actuales que afectan a las empresas, sino también los hechos futuros.
Por último, ver la cantidad de acciones vendidas en short es un excelente indicador de que una caída podría producirse próximamente, a pesar de los atractivos ratios de valoración de la empresa.
Los inversores más sofisticados y con acceso a más información son quienes suelen recurrir a esta forma de inversión. Si vemos que súbitamente muchos de ellos han decidido apostar la caída de un valor, puede deberse a que sepan algo que usted no sabe. Desconfíe cuando esto se produzca.
Recordar estos consejos será de importancia para que en un futuro no caiga en una trampa de valor.
Un cordial saludo, Alberto Redondo
Los mercados se han cebado con una empresa que sigue generando beneficios y que, además, tiene una rentabilidad por dividendo elevadísima, a menudo por encima del 10 por ciento.
Parecen apuestas seguras: sólo es cuestión de esperar a que pasen unas semanas o meses para que la cordura vuelva a los mercados y las acciones de la empresa se revaloricen al nivel anterior al desplome.
Si alguna vez ha seguido esta línea de pensamiento y ha invertido en una empresa así, es muy probable que haya caído en una “trampa de valor” o value trap como se denominan en inglés.
Bonito, barato… ¿pero bueno?
Un ejemplo que hemos visto recientemente de “trampa de valor” es la cadena de supermercados británica Sainsbury.
Fundada en 1869 en Londres, Sainsbury ha sido tradicionalmente una de las tres grandes cadenas de supermercados en el Reino Unido junto con Testo y Morrison. Una empresa que ha soportado dos guerras mundiales e infinidad de crisis económicas.
Sin embargo, desde hace pocos años el desembarco de las cadenas alemanas de supermercados de gran descuento como Lidl y Aldi ha cambiado los hábitos de compra de los británicos, que han ido abandonando los supermercados británicos de más tradición en favor de sus rivales alemanes gracias a sus menores precios.
Cuando comenzó el año, Sainsbury presentaba sólidas ganancias y sus acciones cotizaban a 365 peniques. El avance de la competencia provocó que sus acciones cayeran más de un 20 por ciento en los nueve meses siguientes hasta los 280 peniques por acción.
Sin embargo, resultados trimestrales de Sainsbury seguían siendo muy sólidos. Esto provocó que de acuerdo a ciertos ratios de valoración como el PER los títulos del gigante de distribución cotizaran a un nivel muy atractivo.
La trampa estaba preparada y muchos inversores pequeños, con menos información que los grandes inversores, cayeron e invirtieron en esta empresa.
Algunas semanas después, Sainsbury publicó los resultados correspondientes al tercer trimestre del año con drástico descenso de los beneficios, que apenas pudieron mantenerse en terreno positivo.
En un solo día, Sainsbury pasó de cotizar con un PER inferior a 10 a un PER superior a 180 y su cotización cayó hasta marcar un mínimo en 209 peniques, un nivel que la cadena de supermercados no tocaba en más de 15 años.
¿Cómo evitar las trampas de valor?
Distinguir si una acción que ha sufrido una fuerte caída en bolsa constituye una buena oportunidad de inversión o una trampa no es fácil. Hace falta mucho trabajo e investigación por parte del inversor que a menudo, por falta de recursos o de tiempo, no es posible hacer.
Un primer paso sería no conformarnos con tener una imagen estática de los resultados de una empresa en un momento concreto, sino ver cómo ha sido la evolución durante los últimos trimestres.
Si la evolución ha sido normal o incluso positiva, y el descenso de las acciones se debe a un aspecto coyuntural que incluso puede ser algo ajeno a la empresa, estaríamos ante una buena oportunidad de compra.
Si, por el contrario, nos encontramos con que la empresa que analizamos se encuentra inmersa en una dinámica negativa con unos resultados cada vez peores, no debemos fiarnos de las atractivas valoraciones para invertir.
Otra opción para discernir si estamos ante una trampa o antes una oportunidad es analizar el modelo de negocio de la empresa.
Si durante los últimos tiempos han surgido competidores con una ventaja competitiva sobre la empresa, es previsible que la situación financiera de la empresa que analizamos se deteriore en el futuro.
Ésta es la razón por la que podrían haberse producido los fuertes descensos en Bolsa: la cotización de las acciones no sólo descuentan los hechos actuales que afectan a las empresas, sino también los hechos futuros.
Por último, ver la cantidad de acciones vendidas en short es un excelente indicador de que una caída podría producirse próximamente, a pesar de los atractivos ratios de valoración de la empresa.
Los inversores más sofisticados y con acceso a más información son quienes suelen recurrir a esta forma de inversión. Si vemos que súbitamente muchos de ellos han decidido apostar la caída de un valor, puede deberse a que sepan algo que usted no sabe. Desconfíe cuando esto se produzca.
Recordar estos consejos será de importancia para que en un futuro no caiga en una trampa de valor.
Un cordial saludo, Alberto Redondo
FUENTE: PUBLICADO EN INVERSOR GLOBAL- Newsletter semanal- enviado por mail
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