Por Ignacio Ros
Al momento que me siento a escribirle, la Bolsa porteña cae 5,6%, arrastrada por un barril de crudo que volvió a desbarrancarse: 1,6% hasta los US$ 56,91.
El teléfono no para de sonar en la oficina, la gente pregunta si tiene que vender sus acciones energéticas, si va a bajar el precio de la nafta (no en Argentina, no sea iluso), qué implicancia hay para la industria y en definitiva si le toca el bolsillo.
El mercado muestra como día a día los inversores rematan sus acciones. Petrobras Brasil perdía más de 10% al cerrar esta columna, Edenor 7 puntos e YPF más de 5, por nombrar algunos casos.
Eso sí, tengamos la conciencia limpia que este es uno de los pocos sacudones económicos que no son responsabilidad nuestra. “Yo, argentino…”
¿Quiénes están detrás de este desbarranco en los precios?
Déjeme contárselo de manera resumida. Barack Obama manifestó su intención de que Estados unidos fuera energéticamente independiente y autónomo. Para esto aumentó la producción de crudo convencional, así como también las inversiones para la exploración extracción de shale oil y shale gas.
¿Sabe a quién no vio con buenos ojos este espíritu emprendedor? Sí. a Arabia Saudita le pareció de mal gusto que el país del norte no necesite ayuda de nadie para abastecer tanto a sus ciudadanos como a su industria.
Así, el plan fue y es llevar el precio a un nivel tan pero tan bajo que Estados Unidos tenga que preguntarse si le conviene invertir en explicación. Sobre todo teniendo en cuenta que la extracción del combustible no tradicional es más costosa.
¿Qué podemos aprender de esto? Primero, que Arabia Saudita tiene unas ventajas comparativas tan grandes que puede hundir el precio y seguir ganando sin arriesgar su industria. ¿Recuerda a los Beverly Ricos que habían descubierto petróleo luego de que al abuelo se le escapara un tiro y le diera a una duna, provocando la salida de crudo a borbotones? La exageración parece tener sentido.
Lo otro que aprendimos es que con el barril holgadamente por encima de los US$ 100 nos venían estafando de lo lindo. No me refiero a los inversores, sino a los que simplemente cargamos combustible cada semana.
“Arabia Saudita, en particular, parece consciente de la experiencia de la década de 1970, cuando un gran salto en el precio provocó enormes inversiones en nuevos campos, dando lugar a una década de exceso en la demanda. Los saudíes parecen ahora impulsar una táctica diferente: dejar que caigan los precios y sacar del negocio a productores con costos más altos”, agrega la revista británica The Economist.
¿No aprendimos nada?
Hagamos un poco de historia reciente. Cuando el precio del barril estaba en US$ 145, acá nomás, en 2008, los analistas de Goldam Sachs hablaban de un petróleo que alcanzaría los US$ 200.
Otros se arriesgaron de hablar incluso de US$ 300 el barril. El optimismo del sector nunca vio al Cisne Negro (la pulseada entre EE.UU. y Arabia Saudita).
En ese instante, el precio empezó a caer. Tanto que entre julio y diciembre de ese año se derrumbó 77%, hasta incluso coquetear con un piso cercano a los US$ 30.
Ahora, fíjese en lo que nos recuerda The Wall Street Journal:
“Cuando el consenso es amplio, está equivocado: entre el 4 y el 11 de noviembre, más de 900 inversionistas institucionales y operadores participaron en el más reciente Sondeo Macro Global Barclays, una encuesta entre los clientes del banco de inversión británico. Los encuestados predijeron, en promedio, que las acciones del sector energético generarían más de 30% en retorno para fines de marzo de 2015. Apenas un 5% previo que los precios del crudo de referencia Brent (entonces en US$82 el barril) estarían por debajo de US$70 el barril a fines del primer trimestre de 2015. Uno de cada seis dijo que se ubicarían entre US$ 90 y US$ 100”.
¿Y los inversores donde nos paramos?
No le voy a mentir, yo tampoco lo vi venir. Tengo acciones petroleras y mi análisis tuvo que ver con los fundamentos de dicha empresa: su historial, su potencial de exploración, la seriedad de su management, pero no en mis más monstruosas pesadillas pensé que EE.UU. y Arabia Saudita iban a plantear este juego macabro.
¿Es que todo lo que nos dijeron es mentira? ¿Cuál es el verdadero precio?
No le voy a decir que debe hacer, porque sencillamente no lo sé, pero le voy a contar mi visión…
Es un poco tarde para vender. Posiblemente voy esperar a que caigan los últimos optimistas para comprarlas a precio de remate.
Eso sí, no pongo mis esperanzas en ver resultados este año.
No espero precios de US$ 200, pero sí por encima de US$ 60.
¿Cuándo?
Cuando termine la guerra fría.
Saludos.
El teléfono no para de sonar en la oficina, la gente pregunta si tiene que vender sus acciones energéticas, si va a bajar el precio de la nafta (no en Argentina, no sea iluso), qué implicancia hay para la industria y en definitiva si le toca el bolsillo.
El mercado muestra como día a día los inversores rematan sus acciones. Petrobras Brasil perdía más de 10% al cerrar esta columna, Edenor 7 puntos e YPF más de 5, por nombrar algunos casos.
Eso sí, tengamos la conciencia limpia que este es uno de los pocos sacudones económicos que no son responsabilidad nuestra. “Yo, argentino…”
¿Quiénes están detrás de este desbarranco en los precios?
Déjeme contárselo de manera resumida. Barack Obama manifestó su intención de que Estados unidos fuera energéticamente independiente y autónomo. Para esto aumentó la producción de crudo convencional, así como también las inversiones para la exploración extracción de shale oil y shale gas.
¿Sabe a quién no vio con buenos ojos este espíritu emprendedor? Sí. a Arabia Saudita le pareció de mal gusto que el país del norte no necesite ayuda de nadie para abastecer tanto a sus ciudadanos como a su industria.
Así, el plan fue y es llevar el precio a un nivel tan pero tan bajo que Estados Unidos tenga que preguntarse si le conviene invertir en explicación. Sobre todo teniendo en cuenta que la extracción del combustible no tradicional es más costosa.
¿Qué podemos aprender de esto? Primero, que Arabia Saudita tiene unas ventajas comparativas tan grandes que puede hundir el precio y seguir ganando sin arriesgar su industria. ¿Recuerda a los Beverly Ricos que habían descubierto petróleo luego de que al abuelo se le escapara un tiro y le diera a una duna, provocando la salida de crudo a borbotones? La exageración parece tener sentido.
Lo otro que aprendimos es que con el barril holgadamente por encima de los US$ 100 nos venían estafando de lo lindo. No me refiero a los inversores, sino a los que simplemente cargamos combustible cada semana.
“Arabia Saudita, en particular, parece consciente de la experiencia de la década de 1970, cuando un gran salto en el precio provocó enormes inversiones en nuevos campos, dando lugar a una década de exceso en la demanda. Los saudíes parecen ahora impulsar una táctica diferente: dejar que caigan los precios y sacar del negocio a productores con costos más altos”, agrega la revista británica The Economist.
¿No aprendimos nada?
Hagamos un poco de historia reciente. Cuando el precio del barril estaba en US$ 145, acá nomás, en 2008, los analistas de Goldam Sachs hablaban de un petróleo que alcanzaría los US$ 200.
Otros se arriesgaron de hablar incluso de US$ 300 el barril. El optimismo del sector nunca vio al Cisne Negro (la pulseada entre EE.UU. y Arabia Saudita).
En ese instante, el precio empezó a caer. Tanto que entre julio y diciembre de ese año se derrumbó 77%, hasta incluso coquetear con un piso cercano a los US$ 30.
Ahora, fíjese en lo que nos recuerda The Wall Street Journal:
“Cuando el consenso es amplio, está equivocado: entre el 4 y el 11 de noviembre, más de 900 inversionistas institucionales y operadores participaron en el más reciente Sondeo Macro Global Barclays, una encuesta entre los clientes del banco de inversión británico. Los encuestados predijeron, en promedio, que las acciones del sector energético generarían más de 30% en retorno para fines de marzo de 2015. Apenas un 5% previo que los precios del crudo de referencia Brent (entonces en US$82 el barril) estarían por debajo de US$70 el barril a fines del primer trimestre de 2015. Uno de cada seis dijo que se ubicarían entre US$ 90 y US$ 100”.
¿Y los inversores donde nos paramos?
No le voy a mentir, yo tampoco lo vi venir. Tengo acciones petroleras y mi análisis tuvo que ver con los fundamentos de dicha empresa: su historial, su potencial de exploración, la seriedad de su management, pero no en mis más monstruosas pesadillas pensé que EE.UU. y Arabia Saudita iban a plantear este juego macabro.
¿Es que todo lo que nos dijeron es mentira? ¿Cuál es el verdadero precio?
No le voy a decir que debe hacer, porque sencillamente no lo sé, pero le voy a contar mi visión…
Es un poco tarde para vender. Posiblemente voy esperar a que caigan los últimos optimistas para comprarlas a precio de remate.
Eso sí, no pongo mis esperanzas en ver resultados este año.
No espero precios de US$ 200, pero sí por encima de US$ 60.
¿Cuándo?
Cuando termine la guerra fría.
Saludos.
FUENTE: Publicado en Inversor global - Newsletter Semanal- Enviado por mail
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