¿Estamos en un mercado alcista o bajista? Por supuesto, nadie lo sabe. Pero a nosotros nos parece como si todo estuviera a punto de estallar.
Hasta el momento, la corrección ha reducido el valor de los mercados de valores mundiales en US$12,5 billones. Hay razones para pensar que las acciones pueden volver a subir… y muchas razones para creer que podrían caer aún más.
La crisis de 2008 estuvo marcada por el crédito hipotecario. Había demasiado dinero que no pudo ser reembolsado. Cuando el valor de las viviendas cayó, la burbuja estalló. Hoy en día, los hogares estadounidenses tienen aproximadamente la misma cantidad de deuda que entonces. Pero ahora los excesos están en préstamos para comprar automóviles y en créditos para los estudiantes.
El volumen total de créditos para comprar un vehículo se situaba en 2007 en unos US$781 mil millones; ahora está en US$ 1 billón. Y los préstamos estudiantiles se han duplicado hasta llegar a US$1,3 billones. Una vez más, los “avales” están perdiendo valor. Los precios de los autos usados están cayendo porque está aumentando su número en el mercado.
En cuanto a los créditos de los estudiantes, el “aval” se basa en la capacidad del prestatario para obtener ingresos. Y aquí tenemos una muestra de lo que está sucediendo. Según el Centro de Estudio de Inmigración, todas las ganancias netas de empleo desde 2007 se han ido a los inmigrantes, tanto legales como ilegales. La mayor parte de los puestos de trabajo se han creado en el sector de la hostelería (de bajos salarios). Es por este motivo que las tasas de morosidad de los préstamos estudiantiles se han disparado.
Los “avales” no son tan buenos como los prestamistas pensaban.
Ahora echemos un vistazo a la deuda corporativa, que pasó de US$3,2 billones en 2007 a US$5,2 billones hoy en día.
Los altos ejecutivos de las empresas se han aprovechado de las tasas de interés ultra-bajas de la Reserva Federal para pedir dinero prestado, recomprar sus propias acciones, y así pagarse buenos incentivos a medida que las acciones restantes subían de precio (cuando las empresas recompran acciones, las cancelan. Esto aumenta las ganancias por acción de las acciones en circulación). Pero esta estafa podría estar a punto de llegar a su fin. Esto es lo que dice el Financial Times:
Con una montaña de deuda de US$ 4 billones con vencimiento en los próximos 5 años, la dependencia de las empresas estadounidenses del dinero barato está a punto de ponerse a prueba. Las compañías se han apresurado a bloquear su deuda en créditos baratos ante la tan esperada alza de tasas, refinanciando más de US$1 billón al año entre 2012 y 2014, según Standard & Poor’s.
Las condiciones de crédito más estrictas marcarán un punto de inflexión. Las empresas han tenido acceso fácil al dinero en efectivo y así han firmado cheques para realizar adquisiciones por valor de miles de millones de dólares, para financiar recompras y dividendos; todo bien recibido por los inversores porque las acciones subían desde sus puntos más bajos en 2009.
Pero a medida que los tipos vuelven a la normalidad, los inversores comienzan a ver la otra cara de la financiación barata. Los analistas advierten de que el número de compañías morosas se va a disparar, en particular en el sector energético, que se encuentran en primera línea de fuego porque los precios de las materias primas se reducen.
Escucharás decir a las cabezas parlantes que las empresas de Estados Unidos nunca han estado en mejor forma. Pero, como ocurre con un durazno, la fruta tiene muy buena pinta hasta que comienza a pudrirse.
Esto es lo que realmente está pasando. Gracias a la generosidad de la Fed, que comenzó cuando estalló la crisis financiera, las empresas han podido pedir prestado a tasa de interés bajas. Ese dinero prestado lo utilizaron para aumentar los precios de sus acciones a través de recompras.
Los precios de las acciones subieron. Y así es como consiguieron que la relación de deuda y patrimonio mejorara; ésta muestra que una cantidad de deuda de una empresa se está utilizando para financiar sus activos en relación con la cantidad de valor representado en accionistas.
Es decir, las empresas pueden tener más deuda, pero tienen un precio por acción más alto que lo justifica.
Cuando la burbuja de la deuda hipotecaria estalló en 2007, fue el segmento más débil, el subprime, el que detonó primero. En el sector empresarial no será diferente. Según FT:
Moody’s y S&P advierten de que es probable que los impagos aumenten en los próximos años porque los tipos de interés suben. Los analistas de S&P esperan que los impagos entre las empresas estadounidenses calificadas con bono basura lleguen a 2,9% en junio de 2016, casi el doble de la tasa de 2013. La lista de Moody’s con empresas calificadas B3 con perspectiva negativa o a la baja llegó a las 200 empresas por primera vez desde julio de 2010.
Las ganancias corporativas han comenzado a estabilizarse. Los precios de las acciones están subiendo ya de manera irregular. ¿Qué sucede cuando los prestamistas ya no están dispuestos a conceder crédito a las corporaciones? Tu y yo sabemos exactamente lo que pasa, y ya ocurrió dos veces antes en este siglo.
En el período previo a los máximos bursátiles de 2000 y 2008, los precios de las acciones subieron, y la fruta tenía mejor aspecto que nunca. Después el crédito se derrumbó, el precio de las acciones se desplomó, y las cosas se dirigieron a una nueva situación algo más normal, hasta que los miembros de la Fed decidieron tomar cartas en el asunto.
Un consejo: cómete el durazno ahora.
Saludos, Bill Bonner
Hasta el momento, la corrección ha reducido el valor de los mercados de valores mundiales en US$12,5 billones. Hay razones para pensar que las acciones pueden volver a subir… y muchas razones para creer que podrían caer aún más.
La crisis de 2008 estuvo marcada por el crédito hipotecario. Había demasiado dinero que no pudo ser reembolsado. Cuando el valor de las viviendas cayó, la burbuja estalló. Hoy en día, los hogares estadounidenses tienen aproximadamente la misma cantidad de deuda que entonces. Pero ahora los excesos están en préstamos para comprar automóviles y en créditos para los estudiantes.
El volumen total de créditos para comprar un vehículo se situaba en 2007 en unos US$781 mil millones; ahora está en US$ 1 billón. Y los préstamos estudiantiles se han duplicado hasta llegar a US$1,3 billones. Una vez más, los “avales” están perdiendo valor. Los precios de los autos usados están cayendo porque está aumentando su número en el mercado.
En cuanto a los créditos de los estudiantes, el “aval” se basa en la capacidad del prestatario para obtener ingresos. Y aquí tenemos una muestra de lo que está sucediendo. Según el Centro de Estudio de Inmigración, todas las ganancias netas de empleo desde 2007 se han ido a los inmigrantes, tanto legales como ilegales. La mayor parte de los puestos de trabajo se han creado en el sector de la hostelería (de bajos salarios). Es por este motivo que las tasas de morosidad de los préstamos estudiantiles se han disparado.
Los “avales” no son tan buenos como los prestamistas pensaban.
Ahora echemos un vistazo a la deuda corporativa, que pasó de US$3,2 billones en 2007 a US$5,2 billones hoy en día.
Los altos ejecutivos de las empresas se han aprovechado de las tasas de interés ultra-bajas de la Reserva Federal para pedir dinero prestado, recomprar sus propias acciones, y así pagarse buenos incentivos a medida que las acciones restantes subían de precio (cuando las empresas recompran acciones, las cancelan. Esto aumenta las ganancias por acción de las acciones en circulación). Pero esta estafa podría estar a punto de llegar a su fin. Esto es lo que dice el Financial Times:
Con una montaña de deuda de US$ 4 billones con vencimiento en los próximos 5 años, la dependencia de las empresas estadounidenses del dinero barato está a punto de ponerse a prueba. Las compañías se han apresurado a bloquear su deuda en créditos baratos ante la tan esperada alza de tasas, refinanciando más de US$1 billón al año entre 2012 y 2014, según Standard & Poor’s.
Las condiciones de crédito más estrictas marcarán un punto de inflexión. Las empresas han tenido acceso fácil al dinero en efectivo y así han firmado cheques para realizar adquisiciones por valor de miles de millones de dólares, para financiar recompras y dividendos; todo bien recibido por los inversores porque las acciones subían desde sus puntos más bajos en 2009.
Pero a medida que los tipos vuelven a la normalidad, los inversores comienzan a ver la otra cara de la financiación barata. Los analistas advierten de que el número de compañías morosas se va a disparar, en particular en el sector energético, que se encuentran en primera línea de fuego porque los precios de las materias primas se reducen.
Escucharás decir a las cabezas parlantes que las empresas de Estados Unidos nunca han estado en mejor forma. Pero, como ocurre con un durazno, la fruta tiene muy buena pinta hasta que comienza a pudrirse.
Esto es lo que realmente está pasando. Gracias a la generosidad de la Fed, que comenzó cuando estalló la crisis financiera, las empresas han podido pedir prestado a tasa de interés bajas. Ese dinero prestado lo utilizaron para aumentar los precios de sus acciones a través de recompras.
Los precios de las acciones subieron. Y así es como consiguieron que la relación de deuda y patrimonio mejorara; ésta muestra que una cantidad de deuda de una empresa se está utilizando para financiar sus activos en relación con la cantidad de valor representado en accionistas.
Es decir, las empresas pueden tener más deuda, pero tienen un precio por acción más alto que lo justifica.
Cuando la burbuja de la deuda hipotecaria estalló en 2007, fue el segmento más débil, el subprime, el que detonó primero. En el sector empresarial no será diferente. Según FT:
Moody’s y S&P advierten de que es probable que los impagos aumenten en los próximos años porque los tipos de interés suben. Los analistas de S&P esperan que los impagos entre las empresas estadounidenses calificadas con bono basura lleguen a 2,9% en junio de 2016, casi el doble de la tasa de 2013. La lista de Moody’s con empresas calificadas B3 con perspectiva negativa o a la baja llegó a las 200 empresas por primera vez desde julio de 2010.
Las ganancias corporativas han comenzado a estabilizarse. Los precios de las acciones están subiendo ya de manera irregular. ¿Qué sucede cuando los prestamistas ya no están dispuestos a conceder crédito a las corporaciones? Tu y yo sabemos exactamente lo que pasa, y ya ocurrió dos veces antes en este siglo.
En el período previo a los máximos bursátiles de 2000 y 2008, los precios de las acciones subieron, y la fruta tenía mejor aspecto que nunca. Después el crédito se derrumbó, el precio de las acciones se desplomó, y las cosas se dirigieron a una nueva situación algo más normal, hasta que los miembros de la Fed decidieron tomar cartas en el asunto.
Un consejo: cómete el durazno ahora.
Saludos, Bill Bonner
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