La era atómica cambió para siempre la situación geopolítica en el mundo, así como los métodos y técnicas, la táctica y la estrategia políticas. A partir de ese día, el armamento nuclear pasó a ser un instrumento de acción política de máxima importancia.
Los Estados Unidos no dudaron en usar este instrumento de presión en dos ocasiones el 6 agosto de 1945, contra las ciudades japonesas de Hiroshima, con 66.000 víctimas mortales al instante, y Nagasaki, con 40.000 víctimas.
EE UU sigue siendo la única potencia que ha usado la bomba atómica con objetivos militares. Fue aquella una demostración de fuerza monstruosa a la par que vergonzosa y lo fue hasta tal punto que hoy en día el país agresor sigue teniendo grandes remordimientos de conciencia y sigue intentando justificar aquella barbarie alegando que, sin ella, la Segunda Guerra Mundial habría tardado mucho en acabar.
Actualmente el gran problema radica en el hecho de que el mundo podría precipitarse al abismo por culpa de los Estados con potencial nuclear. Así como por culpa de los excesos de celo preventivo. Israel, de hecho, ha lanzado ya en dos ocasiones ataques contra instalaciones nucleares sospechosas de los países vecinos. Israel, aunque sin reconocerlo ni desmentirlo, posee la bomba atómica y dispone de entre 100 y 200 cabezas nucleares de última generación. Por su parte el Ejército de Corea del Norte, hace días manifestó que "lanzará inmediatamente un ataque nuclear sin piedad, si una sola bomba estadounidense cae en su territorio soberano".
Tal vez el primer principio de la guerra que enunció Mao Tse-tung en sus escritos militares viene al caso: conservar las propias fuerzas y destruir las del enemigo. Si no se cumple con este principio, pues, no hay que emplearse y sufrir una victoria pírrica (Pirro, rey de Epiro, una ciudad-estado de la Grecia antigua, al regreso de sus aventuras militares en Sicilia, aun cuando venció, llegó de regreso con muy pocos soldados). Y en una guerra nuclear no habría ni siquiera una victoria pírrica, sólo perdedores y el riesgo del fin de todas las formas de vida en este planeta.
Todo empezó, hace exactamente 72 años y hoy la energía atómica, debería ser encausada únicamente hacia programas de átomos para fines pacíficos.
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