Muchos de los componentes más importantes del iPhone son fabricados por otras compañías.
No es que esté revelando un secreto. Son muchos los reportajes que se han hecho, por ejemplo, sobre las enormes cadenas de montaje de la empresa Foxconn en China:
¿Impresionante, no?
Hace un par de semanas publicamos la columna “¿Y si hubieras invertido en Apple en 2007?”, donde recordábamos cómo la compañía de la manzana cambió para siempre el mercado de los teléfonos inteligentes cuando hace 10 años lanzó el iPhone, un hecho que a su vez se tradujo en ganancias exorbitantes para los inversores, obligando a toda la competencia a seguir su camino de innovaciones.
Ahora la historia parece que va a repetirse en el próximo mes de septiembre (se rumorea el día 8), cuando Apple devele su nuevo iPhone 8.
Debería ser un “súper teléfono” que de paso conmemore los 10 años del primer lanzamiento.
Ahora, sin embargo, los más beneficiados no serán los inversores de Apple.
La realidad es que si bien la compañía sigue marcando tendencia, sus días de crecimiento exponencial quedaron en el pasado. Es tan simple como que Apple ya es demasiado grande y conocida.
Puede tener un buen crecimiento, pero a esta altura es más una acción defensiva que otra cosa.
Sin embargo, esto no significa que no haya grandes ganancias esperando alrededor del lanzamiento del nuevo iPhone, todo lo contrario. Solo quiero subrayar la idea de que es necesario ver más allá de lo superficial.
Bajo la superficie están estos fabricantes pequeños (Foxconn ya es conocido, hay más).
EL INVERSOR DIARIO
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