El fin de la fiesta parece estar más cerca. Muchos eventos están confluyendo y parecen arrinconar al inversor a un callejón sin salida: el del cambio de tendencia en las bolsas globales.
El foco de atención viró bruscamente desde Grecia y su crisis hacia el continente asiático, más precisamente a China. Es que hay una gran preocupación en torno al crecimiento económico de este país, sobre todo luego de la sorpresiva devaluación de más de 5% del yuan respecto al dólar en las últimas dos semanas.
Este evento tuvo un alto impacto. Casi como una crisis sistémica, según se pudo observar en los precios de los activos financieros. Las bolsas cayeron fuertemente, las materias primas profundizaron su caída y floreció el oro como reserva de valor, ganando 4% en los últimos cinco días.
Los “bajistas” salieron a tomar la escena de los portales financieros más importantes con declaraciones de caídas venideras de 30%, en promedio, para las acciones. También el panorama pronosticado para el petróleo es escalofriantemente sombrío: un precio entre US$ 10 y US$ 20 el barril, lo que augura una caída de más de 50% respecto los deprimidos precios actuales.
Todo lo anterior ayudó para darle la estocada final a los mercados emergentes.
Si el escenario del primer semestre era malo, esto lo empeoró…
Los inversores aplicaron al máximo la teoría del “vuelo a la calidad” y se desprendieron violentamente de sus tenencias en este tipo de mercados.
Para tener una idea de la velocidad y magnitud de este movimiento, durante la última semana se fueron de los fondos de acciones asiáticos, que excluyen a Japón, US$ 4.000 millones. El contagio fue significativo a otras bolsas de importancia, siendo la mexicana y la brasileña de las más perjudicadas.
Según la consultora en fondos EPFR Global, “en la última semana se ha producido una fuerte salida de capitales en los fondos de Latinoamérica, los Mercados Emergentes Globales y los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), acumulando 6, 8 y 19 semanas consecutivas, respectivamente, de salida neta de inversiones”.
Se trata de cifras realmente escalofriantes y que, incluso, superan la fuga de capitales que se evidenció en 2009 durante la crisis hipotecaria en los Estados Unidos.
Mi pregunta es, ¿realmente no se está exagerando…?
Particularmente creo que sí. Pero no estoy seguro de que la real razón de este movimiento haya sido el “cisne negro” chino.
Por el contrario, considero que hay algo detrás que no todos los medios expresan o quizás omitan intencionalmente. Y esto es la fuerza condicionante del mercado sobre la Reserva Federal.
El mercado se resiste a los cambios. Y esto se debe a que los últimos seis años han sido realmente espectaculares para quienes invirtieron en acciones. El problema es que gran parte del combustible que motorizó el rally alcista ha sido la política monetaria laxa instrumentada por la Reserva Federal, en compañía de otro bancos centrales…
La masiva inyección de dólares llevó a que el costo del dinero sea virtualmente cero, presionando a la baja al rendimiento del resto de las alternativas de inversión a tasa fija. Esto tuvo como contrapartida el estímulo de volcarse a inversiones de mayor riesgo para obtener rendimientos extraordinarios. El gran ganador, entonces, fue el mercado accionario.
Pero el haber prolongado por tanto tiempo esta política monetaria ha generado una adicción difícil de superar. Y ahora que se avecina un cambio de dirección, el Sr. Mercado se la quiere hacer difícil a Yellen y compañía.
Entonces abro una reflexión: ¿el actual selloff global no es un comportamiento adrede para condicionar a la Reserva Federal en su próxima reunión en septiembre?
Muy probablemente sí. Hay una acción premeditada para intimidar a la Fed. El adicto se resiste a los cambios y quiere seguir con la fiesta.
Y esto ya tiene un impacto directo sobre las expectativas de qué pasará con las tasas de interés en el futuro…
Como se desprende del gráfico anterior, en la actualidad el mercado asigna una probabilidad de tan solo 30% a un movimiento alcista en las tasas de interés en septiembre. En junio ese porcentaje era de 70% y en julio de 50%.
Si lo que se buscaba con el reciente mercado bajista era condicionar a la Fed, creo que se logró. Y Yellen lo sabe…
En mi opinión personal, más allá de la histeria del mercado, entiendo que el principal condicionante para la Fed es la propia economía estadounidense. Si bien la mejora en el mercado laboral es evidente, el crecimiento económico actual, debajo del potencial, deja mucho que desear.
No veo mucho margen de acción para la Reserva Federal. Y esto es una gran noticia, porque si mi análisis se materializa en la realidad, entonces habrá una extraordinaria oportunidad de compra de corto plazo sobre los mercados emergentes, los grandes perdedores de estas últimas semanas.
A su lado en los mercados, Diego Martínez Burzaco
Publicado en Inversor Global - Newsletter semanal - enviado por mail
El foco de atención viró bruscamente desde Grecia y su crisis hacia el continente asiático, más precisamente a China. Es que hay una gran preocupación en torno al crecimiento económico de este país, sobre todo luego de la sorpresiva devaluación de más de 5% del yuan respecto al dólar en las últimas dos semanas.
Este evento tuvo un alto impacto. Casi como una crisis sistémica, según se pudo observar en los precios de los activos financieros. Las bolsas cayeron fuertemente, las materias primas profundizaron su caída y floreció el oro como reserva de valor, ganando 4% en los últimos cinco días.
Los “bajistas” salieron a tomar la escena de los portales financieros más importantes con declaraciones de caídas venideras de 30%, en promedio, para las acciones. También el panorama pronosticado para el petróleo es escalofriantemente sombrío: un precio entre US$ 10 y US$ 20 el barril, lo que augura una caída de más de 50% respecto los deprimidos precios actuales.
Todo lo anterior ayudó para darle la estocada final a los mercados emergentes.
Si el escenario del primer semestre era malo, esto lo empeoró…
Los inversores aplicaron al máximo la teoría del “vuelo a la calidad” y se desprendieron violentamente de sus tenencias en este tipo de mercados.
Para tener una idea de la velocidad y magnitud de este movimiento, durante la última semana se fueron de los fondos de acciones asiáticos, que excluyen a Japón, US$ 4.000 millones. El contagio fue significativo a otras bolsas de importancia, siendo la mexicana y la brasileña de las más perjudicadas.
Según la consultora en fondos EPFR Global, “en la última semana se ha producido una fuerte salida de capitales en los fondos de Latinoamérica, los Mercados Emergentes Globales y los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), acumulando 6, 8 y 19 semanas consecutivas, respectivamente, de salida neta de inversiones”.
Se trata de cifras realmente escalofriantes y que, incluso, superan la fuga de capitales que se evidenció en 2009 durante la crisis hipotecaria en los Estados Unidos.
Mi pregunta es, ¿realmente no se está exagerando…?
Particularmente creo que sí. Pero no estoy seguro de que la real razón de este movimiento haya sido el “cisne negro” chino.
Por el contrario, considero que hay algo detrás que no todos los medios expresan o quizás omitan intencionalmente. Y esto es la fuerza condicionante del mercado sobre la Reserva Federal.
El mercado se resiste a los cambios. Y esto se debe a que los últimos seis años han sido realmente espectaculares para quienes invirtieron en acciones. El problema es que gran parte del combustible que motorizó el rally alcista ha sido la política monetaria laxa instrumentada por la Reserva Federal, en compañía de otro bancos centrales…
La masiva inyección de dólares llevó a que el costo del dinero sea virtualmente cero, presionando a la baja al rendimiento del resto de las alternativas de inversión a tasa fija. Esto tuvo como contrapartida el estímulo de volcarse a inversiones de mayor riesgo para obtener rendimientos extraordinarios. El gran ganador, entonces, fue el mercado accionario.
Pero el haber prolongado por tanto tiempo esta política monetaria ha generado una adicción difícil de superar. Y ahora que se avecina un cambio de dirección, el Sr. Mercado se la quiere hacer difícil a Yellen y compañía.
Entonces abro una reflexión: ¿el actual selloff global no es un comportamiento adrede para condicionar a la Reserva Federal en su próxima reunión en septiembre?
Muy probablemente sí. Hay una acción premeditada para intimidar a la Fed. El adicto se resiste a los cambios y quiere seguir con la fiesta.
Y esto ya tiene un impacto directo sobre las expectativas de qué pasará con las tasas de interés en el futuro…
Como se desprende del gráfico anterior, en la actualidad el mercado asigna una probabilidad de tan solo 30% a un movimiento alcista en las tasas de interés en septiembre. En junio ese porcentaje era de 70% y en julio de 50%.
Si lo que se buscaba con el reciente mercado bajista era condicionar a la Fed, creo que se logró. Y Yellen lo sabe…
En mi opinión personal, más allá de la histeria del mercado, entiendo que el principal condicionante para la Fed es la propia economía estadounidense. Si bien la mejora en el mercado laboral es evidente, el crecimiento económico actual, debajo del potencial, deja mucho que desear.
No veo mucho margen de acción para la Reserva Federal. Y esto es una gran noticia, porque si mi análisis se materializa en la realidad, entonces habrá una extraordinaria oportunidad de compra de corto plazo sobre los mercados emergentes, los grandes perdedores de estas últimas semanas.
A su lado en los mercados, Diego Martínez Burzaco
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