Conocen que el grado de escisión interna y de las ambiciones políticas de sectores importantes, hacen mella en la seriedad y contundencia de nuestras denuncias. De allí las opiniones del Papa Francisco sobre el tema. Estas distorsiones no se entienden a esos niveles, a los cuales nuestros asesores internacionales no logran convencer. Cuando se es peón del tablero y no el jugador, eso es lo que pasa.
Los que creíamos que éramos un país poderoso y rico, descubrimos a raíz de esta tragedia única en nuestra historia que el trato dispensado, salvo individuales como Almagro, Uribe y algunos senadores republicanos es la que se le dispensa a cualquier país del tercer mundo en crisis de lesa humanidad, desastres naturales, guerras y tumultos civiles. Insisto en que la mayoría somos una sociedad abúlica e irresponsable, que a pesar de la enorme crisis, busca vías fáciles de sobrevivencia sin compromiso.
Aquí el pueblo estalló por el hambre y la carestía, no por dignidad ni valores democráticos, eso es paja. Ilusos que por aparecer en los noticieros internacionales como cualquier evento característico del tercer mundo, creen que acaparamos su atención. Créanlo, son Imágenes menos impactantes que los bombardeos en Siria e Irak, o las del África subsahariana. Cómo entender que ahora el concierto de las naciones mira con preocupación a Venezuela, si ellos conocen desde hace tiempo el origen de la misma.
¡Simple! Cambiaron las estrategias, los intereses y las necesidades, por ello la USA de Trump, actúa diferente a la USA de Obama. El resto de los países van y vienen de acuerdo a sus intereses particulares. Para muestra cercana La OEA, y lo de la comunidad europea de no estar de acuerdo con mantener el bloqueo a Cuba. Si asumimos que lo hacen por las lamentables muertes que hasta ahora acumulamos, solo hay que evaluar otros conflictos, en la que se cuentan por decenas de miles y ello incluye centenares de niños.
Es posible que lo que nos ayude sea un interés estratégico de las democracias occidentales, que deberemos aprovechar a la brevedad, tan simple como eso. Ya basta de comparaciones con procesos parecidos como el de Chile, Mandela, etc. Si así fuera ya Cuba seria democrática y Corea del Norte no existiera. La historia no enseña sino es por analogía. No hay sentimientos, lamentablemente.
La democracia parlamentaria sensata y madura, los DDHH, la industrialización, el conocimiento y las libertades económicas, son un lujo de los países desarrollados. Nuestra región se debe conformar con el patrioterismo, el socialismo redentor, la corrupción y ahora el narcotráfico inversor. Dependemos siempre de la lisonja lastimera para superar nuestros recurrentes desastres. ¡Que da arrechera e indignación! por supuesto, pero es el precio que pagamos por 15 años de indolencia y comodidad política.
De improviso estalla una anarquía indetenible más que una respuesta organizada del ciudadano, bajo la mirada de una casta militar no formada para interpretar estos eventos, pues se han convertido en una milicia asalariada del gobierno. ¡Que no son todos, que son algunos! Es posible, pero hay que irrumpir contra este adefesio estalinista y sus badulaques que juegan a los años 60, con el agravante de una corrupción indescriptible. Este problema es nuestro, aunque nos cueste la vida. Algunas naciones se podrán pronunciar, pero ninguna nos vendrá a rescatar.
ENVIADO POR SU AUTOR, DESDE VENEZUELA
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