La única repuesta contundente que se le ocurre a la ya diluida oposición MUD, es la de convocar un plebiscito en las iglesias, para rechazar la convocatoria del Narco-gobierno a la constituyente. Habrase visto tamaña reacción, aparte de las lastimeras y lloriqueantes imágenes de la paliza que le propinó esta criminal represión al estilo estalinista, aplicada por estos degenerados en pánico, cuyo resultado es casi 100 muertos y alrededor de 3.000 presos, amén de la cantidad de heridos y amenazados.
No podemos seguir agotándonos o escondiéndonos en lo de la violación a la constitución, a las instituciones democráticas y al dialogo pacífico, único estribillo de decenas de políticos, juristas y periodistas mientras le patean el trasero y les parten la cara abierta y claramente, con el descaro que ahora lo anuncian con antelación públicamente y en cadena de radio y televisión.
La ciudadanía en general, esa que ha puesto los muertos, los heridos y la mayoría de los detenidos, no solo está ya muy agotada y desesperada, sino que se siente cada vez más traicionada con estas maniobras dilatorias que no han hecho sino alargar la agonía de esta tragedia que ya atraviesa una etapa culminante, pero muy costosa y dolorosa. Lo de Leopoldo pierde sentido politico, por el resto de miles de detenidos y los muertos, así de simple.
Nos enfrentamos a la red del castro comunismo y al radicalismo islámico, y no solo al irresoluto de Maduro y sus resentidos del PSUV. En el exterior los jerarcas del régimen, siguen degustando en restaurantes, mientras aquí obligan a los empleados a votar sino los botan. Esto se olvida con frecuencia ¿por qué tanta seguridad e impunidad?
Evidenciada más de una vez, la clase dirigente mediática, que solo se les ve en la TV, pero no en las calles, sigue pensando en sus particulares intereses que no son otros que la negociación para las elecciones, y la de no enviar mensajes que puedan incomodar a una comunidad internacional que apuesta por el dialogo, según su decálogo teórico y sin compromiso, ese mismo que tiene 50 años tratando el caso Cubano.
Ya no hay retorno, la sociedad venezolana colapsó en todos sus órdenes y lo demuestra la inacción de una institución fundamental como es la de una Fuerza Armada desarticulada, y al parecer sin poder de reacción. Requiérese entonces ya sin dilaciones, de una alianza opositora que pueda trascender al bloqueo de algunos medios de comunicación, que si bien adversan al gobierno, siguen siendo cercanos a los poderes económicos y políticos tradicionales.
Estos factores mantienen el protagonismo de estos líderes contradictorios que un día llaman a la calle y el otro al Vaticano, pero nunca al 350, con el único resultado de tratar de enfriar las protestas y programarlas hacia sus particulares intereses, con horarios y esquemas preconcebidos, como si las luchas sociales tienen un guion pre-determinado.
Esto nos lleva a una espiral cuyo único desenlace es la anarquía destructiva de vidas y de la estructura orgánica del país. Esto se advirtió hace años, pero fue entorpecido por intereses políticos y económicos, esos que siguen apostando a las estrategias y soluciones del pasado político, ese que dio origen a esta tragedia. Nada bueno nos espera, pero triunfaremos.
ENVIADO POR SU AUTOR DESDE VENEZUELA
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