domingo, 1 de octubre de 2017

Los tres gráficos que muestran por qué está bien liberar las naftas

Ante todo, te confieso: estoy a favor de liberar precios en cualquier momento, por cualquier razón y bajo cualquier circunstancia. Así que felicitaciones al gobierno por tomar esa decisión con el precio de las naftas. La libertad y el progreso económico se lo van a agradecer.
A continuación, mostraremos tres gráficos que nos ayudan a entender por qué el sistema que estaba vigente hasta hoy no funcionaba y qué podemos esperar una vez que se imponga nuevamente un mercado libre para el sector.
Los controles K destruyeron la producción
El kirchnerismo, fiel a su estilo intervencionista, había decidido controlar los precios de las naftas para evitar que estos fueran demasiado onerosos. Estos controles tuvieron varias formas.
En un principio, en el año 2002 se decretaron retenciones a las exportaciones de crudo del 20%, que subieron a 25% en 2004. Más adelante, se impuso un sistema de retenciones móviles que dejó el precio del petróleo fijo en USD 42 por barril para los exportadores. Ese valor fue elevado a USD 70 más adelante.
Ese precio fue el que rigió también para el mercado interno, por lo que las refinerías (que le venden a las estaciones de servicio), en tiempos en que el petróleo coqueteaba en el mundo con los USD 120, podían adquirir su insumo aquí con un suculento descuento.
Las consecuencias de este ingenioso sistema, por supuesto, fueron calamitosas. Es que con precios controlados e inflación en alza, la rentabilidad de las petroleras comenzó a caer. Finalmente, lo mismo hizo la producción.

En el gráfico de arriba puede observarse con claridad cómo cayeron tanto la producción de petróleo como la de gas durante los años de gobierno kirchnerista.
En términos concretos, la producción petrolera se derrumbó desde 43 millones de m3 en 2003, a 32 millones de m3 en 2015. La producción gasífera mostró la misma tendencia. Pasó de 50.900 millones de m3 a 45.000 millones de m3 en el mismo período.
Un sistema por demás inviable.
Con Cambiemos, nafta cara

La situación recién descripta era claramente insostenible. Sin embargo, el cambio no llegó por una decisión política sino por el derrumbe internacional del precio del crudo. A partir de 2014, el precio del barril internacional comenzó a caer, y lo que aquí era un “precio máximo” terminó convirtiéndose en un “precio mínimo o sostén”.
Es decir, los productores de petróleo, antes castigados por la política oficial, ahora se veían beneficiados. Si tuvieran que vender su producción a precios de mercado, recibirían menos dinero que haciéndolo al precio regulado por el estado.
Alguien estaba pagando este sobreprecio. ¿Quiénes? Los consumidores en el surtidor.
Como muestra el gráfico, a partir de 2014, a medida que el petróleo se derrumbaba en el mundo, la nafta en dólares subía en la plaza local.

Frente a esta situación, el nuevo gobierno decidió armar un esquema para gradualmente ir asimilando los precios internos a los internacionales. Para ello firmó un “Acuerdo de Transición” que duraría hasta fines de este año.
Dicho acuerdo mencionaba que si el precio del crudo internacional superaba por 10 días seguidos el precio localmente establecido, entonces al primer día del mes siguiente se liberaría automáticamente el mercado. Las estaciones serían libres de poner precios, y no habría más “precio sostén”.
Eso fue lo que pasó esta semana.
¿Qué va a pasar ahora?
En función de esta liberación, muchos temen que ahora los precios de las naftas se disparen. El temor no es infundado. En un país con larga historia de controles, siempre que hay liberación, lo natural es que los precios suban.
Inicialmente, algo de eso podríamos ver. Sin embargo, lo esperable de aquí adelante es que los precios de las naftas (en dólares) caminen mucho más en línea con los del nivel internacional del crudo.
Esto es así porque, en mercados competitivos y abiertos, los precios suelen ir en línea con los costos de producción.
Esto se ve con claridad en el caso de los Estados Unidos.

En el gráfico se compara la variación anual del barril de petróleo con el precio del galón de gasolina en dólares. Lo que se observa es que cuando el barril sube, también lo hace la nafta, mientras que cuando éste cae, la nafta en el surtidor cae también.
A principios de 2014, por ejemplo, el barril WTI cotizaba USD 97,6 y el galón de nafta USD 3,4. En enero de 2016, cuando el barril se encontraba USD 31,6, un galón de nafta se ofrecía a USD 2,05. La relación es clara.
Más libertad y eficiencia
La medida del gobierno es un paso en la buena dirección. Los precios libres no solo garantizan la libertad, sino la eficiencia económica. Es que ellos son las señales que indican qué bienes hacen falta producir y en qué cantidades, de manera de cumplir con las demandas de los consumidores.
Sin precios libres, la producción va ciega y el derroche de recursos se transforma en la norma. Si el lector no me cree, lo invito a investigar por qué se cayó la Unión Soviética.
Saludos,
Iván Carrino
Director de CONTRAECONOMÍA

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