Según datos del Banco Mundial, “la pobreza extrema caerá por
primera vez este año y solo cubrirá a menos del 10 por ciento de la población
mundial”. Sin embargo, “se insiste demasiado en que el capitalismo se basa
en el hambre de los demás, como alimento necesario de la riqueza de unos
cuantos. Por eso, tenemos que insistir nosotros en lo contrario. Y repetir, si
es preciso, lo que nos dicen la experiencia, la historia y la teoría: no hay
otra escapatoria a la pobreza, sino la libertad, la economía de mercado” Es por
ello que “planteamos una réplica a los ataques ideológicos y a los estudios
empíricos en los que se apoyan quienes tratan de utilizar la pobreza como
coartada ideológica contra la libertad.”[1]
La mirada de los gobiernos debe estar puesta en un
norte para alcanzar un nivel de crecimiento y desarrollo continuo.
Maquillar los índices no es el camino mientras se mantenga una economía
protegida y con alto grado de
intervencionismo. No se puede controlar
ni planificar la economía cuando prima la decisión y voluntad de millones de
personas que diariamente eligen y manejan el mercado de la oferta y la demanda,
del consumo y del ahorro.
Las políticas públicas
no siempre buscan superar el problema de la pobreza, sino que la agudiza para luego esculpir con
mentiras el problema o ignorar su existencia.
Los parches de planes, bolsas de
alimentos, tarjetas alimentarias y subsidios son “alivios transitorios”, pero
con efectos dañinos a largo plazo. Ejemplo de ello es lo que ha pasado en
Argentina, donde el mismo ministro de Economía -lo explica el economista Javier
Milei- “afirmó que “cuantos pobres hay es una pregunta bastante complicada”, al
tiempo que confesó no tener claro el número de pobres y que la medida le
parecía bastante estigmatizante”. Claro, seguramente que no reconocer el número
de pobres minimiza el problema cuando lo que no está haciendo es poner la
mirada sobre el fondo del problema, para disminuir su número.
"La especialista de la División de Estadísticas del
Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU - Shibata Salazar - se
refirió a la ausencia nacional en todos los registros de pobreza. "En
realidad, hay pocos países con datos. Técnicamente, desglosamos los datos
nacionales por sexo y la Argentina no aparece porque no hay datos
estandarizados que pudiéramos utilizar para ese desglose”.
Sólo Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador,
Uruguay y Bolivia aparecen con datos parciales sobre la pobreza en sus países.
Venezuela y Panamá cuentan con información únicamente del consumo de
micronutrientes o prevalencia de la subnutrición entre los indicadores de
pobreza revisados”.
Es que “el Indec dejó de medir la pobreza en 2013, cuando el
organismo informó que era del 4,7 por ciento. El último registro que informó
ATE-Indec, que agrupa a los técnicos desplazados por la intervención de la
entidad, indica que la pobreza se redujo del 25,5% en el primer semestre del
año pasado al 21,8% de este año”.[3]
Como dice Milei: “el manejo de las estadísticas por parte de
Guillermo Moreno subestimaba la cantidad de pobres”. Y fue “el Observatorio de la Deuda Social de
Argentina de la UCA” que determinó que “la
pobreza de 2013 alcanzaba al 27,5% de la población. Paralelamente, el Instituto
Pensamiento y Políticas Públicas (IP&PP) estimó a la pobreza en un 36%. Por
lo tanto, cuando Axel Kicillof decide no publicar el dato, ello deja de
manifiesto que el verdadero nivel de pobreza es superior al dato del IP&PP,
ya que si fuera mejor lo revelaría”.[2]
Ahora, si ponemos la mirada sobre el mundo, Juan Ramón Rallo
nos dice que “En 1990, el 37% de la población mundial vivía en una situación de
pobreza extrema: por consiguiente, sólo 3.300 millones de personas vivían fuera
de la misma. En 2015, ese porcentaje se ha reducido al 9,6% y el número de
personas fuera de la pobreza extrema se ha duplicado hasta 6.600 millones. En
otras palabras, en los últimos 25 años ha salido tanta gente de la pobreza
—3.300 millones de personas— como en toda nuestra historia previa a 1990.
Esta magnífica evolución —que va de la mano de otros
registros igualmente excelentes en materia de mortalidad infantil,
alfabetización, acceso al agua potable o alargamiento de la esperanza de vida—
contrasta con la visión marcadamente pesimista que mantienen la mayoría de
occidentales con respecto a la evolución del planeta. […] Dado que el
librecambismo vinculado a la globalización ha conseguido hacer prosperar a las
naciones más pobres como nunca antes lo habían hecho, su visión sobre el
capitalismo es notablemente más positiva que entre aquellos otros países a los
que el capitalismo ya desarrolló hace más de un siglo. “[4] Pero tenemos un
gobierno que no entiende esto. Que pone trabas a una economía que limita el
crecimiento, mientras que en otras latitudes la pobreza ha disminuido gracias
al desarrollo de la economía de mercado, que han entendido que el intervencionismo lo
único que construye son sociedades más pobres y con deficiencias educativas.
Murray N.
Rothbard dijo:"¿qué puede hacer el
gobierno para ayudar a los pobres? La única respuesta correcta es la respuesta
libertaria: apartarse. Si el gobierno deja el camino libre a las energías
productivas de todos los grupos de la población, los ricos, la clase media y
los pobres por igual, el resultado será un enorme aumento del bienestar y del
nivel de vida de todos, y en particular de los pobres, a quienes supuestamente
ayuda el mal llamado "Estado Benefactor". Como piensa Gabriel
Boragina “la intervención del gobierno en la economía , reduce la cantidad de
riqueza disponible en la comunidad y la dirige a determinadas áreas compuestas
por pseudo-empresarios amigos del poder de turno, y a los adictos partidarios
del gobierno en cuestión. Aun cuando la intención de los gobiernos fuera la de
beneficiar a todos, económicamente ello es imposible, porque el "estado de
bienestar" implica achicar la torta a medida que se va consumiendo. Y solo
el capitalismo liberal es el que hace crecer el pastel. En términos más simples:
cuanto más se le quita el fruto de su trabajo al que produce para entregárselo
gratuitamente a quien no produce nada o produce menos que aquel a quien se lo
ha despojado, menos incentivos tiene el productor o trabajador para volver -en
el periodo siguiente- seguir aumentando su producción".
Al respecto Eneas Biglione en: “Las causas de la pobreza en
el tercer mundo” escribió, haciendo referencia
al legado del Dr. Joseph E. Keckeissen
“donde el autor resume muy claramente la miseria de los países
latinoamericanos afirmando que “la pobreza es el resultado de una estructura económica deficiente […], la intervención es responsable por establecer dentro del
gobierno muchas estructuras que crean
pobreza, en la forma de ministerios y
departamentos con una agenda aparentemente ilimitada. Estas agencias son
dirigidas por burócratas ineficientes y
aunque bien intencionados, responsables por imponer una colección infinita de complicados
programas, regulaciones, requisitos de ilegibilidad, prohibiciones, reglas para reportes, cargas contables y decisiones arbitrarias, los cuales a veces
se duplican unos con otros
o se contradicen. Estos son
impuestos a los ciudadanos y a las
empresas productivas de una nación. Los costos administrativos de esta carga reguladora contribuyen
enormemente al déficit incontrolable del
país y generan en la mayoría de los
casos, beneficios dudosos para el público maniatado, el cual es obligado, so
pena de multa o encarcelamiento ya sea a
obedecer o hacer pagos ilegales cuando los extorsionan servidores públicos
inescrupulosos. El mercado subterráneo e informal que carece de aprobación y de
protección legal, surge porque la mayoría de los pequeños productores no pueden cumplir con la multiplicidad de requisitos y pagos
que la ley les impone”.
Afirmando Eneas Biglione: “las causas fundamentales del atraso económico [es] el intervencionismo
gubernamental y la indolencia de nuestros ciudadanos”.[5]
[1] Jorge Bolaños Martínez. Los países pobres y la trampa de
la inversión . Ed Fundación Iberoamérica
Europa.
[2] Kicillof y el
multiplicador de pobreza
[3] La Argentina, ausente en un estudio de la ONU con datos
clave sobre la mujer
[4] El mundo escapa de la pobreza
[5] Análisis sobre el rol del intervencionismo gubernamental
ante las crisis ececonómica-financiera: el legado del Dr. Joseph E. Keckeissen Por Eneas A. Biglione, en “Una vida santa
dedicada a la Libertad – Juan Carlos Cachanosky , Kurt R. Leube, Christopher Lingle (compiladores). Pag 165
* Infografía extraída de Infobae
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