Si hay un patrón común entre todos los políticos del mundo es que durante su campaña electoral no hacen otra cosa que no decir la verdad sobre sus planes de gobierno.
Lo vimos el año pasado con Dilma Rousseff en Brasil, señalando que continuaría con las políticas heterodoxas para estimular la actividad, la creación de empleo y la igualdad de oportunidades. Tan solo unos meses después vimos como aplicó uno de los planes más ortodoxos de la última década, incluso más allá de lo que pretendía hacer su contrincante Aécio Neves.
Recorte del gasto fiscal, suba de las tasas de interés, eliminación de Ministerios y liberación del mercado cambiario.
¡Quién se lo hubiera imaginado!, ¿no?
Ahora mismo también lo estamos viviendo en Argentina, donde la elección presidencial se celebrará el próximo 25 de octubre. Los tres candidatos más firmes en las encuestas se niegan a hablar de ajuste, devaluación y holdouts, cuando todos, absolutamente todos, sabemos que son temas ineludibles que deberán atenderse a la brevedad.
Más de lo mismo. Dicen una cosa y la realidad le impondrá la agenda y hacer lo contrario.
Pero esta práctica de endulzar los oídos de los votantes en épocas de campaña no es exclusiva de los países latinoamericanos ni emergentes. También ocurre en los países del primer mundo, como por ejemplo en Estados Unidos.
Hace unas semanas, la principal candidata del partido demócrata, Hillary Clinton, sugirió que de llegar a la presidencia impondría fuertes medidas para que las empresas de salud bajen el precio de los medicamentos.
El disparador fue el incremento de precios en un 5.000% que propuso una farmacéutica para un medicamento exclusivo para el tratamiento de los pacientes que padecen HIV.
El portal de noticias CNNExpansión desarrolló este tema:
“Wall Street ya comienza a apostar que una eventual presidenta Hillary Clinton quizás no sea buena para la industria de la biotecnología.
Los valores de esta industria se tambalearon luego de que Clinton tuiteara sobre la “especulación de los precios” de los medicamentos biotecnológicos.
Los precios han subido de 13,50 dólares a 750 por un medicamento llamado Daraprim, una medicina de 62 años que es usada para combatir una infección de parásitos que pueden poner en riesgo la vida de las personas. Clinton acompañó su tuit con un vínculo de The New York Times que hacía referencia a este tema.
Clinton prometió revelar un plan para combatir al “indignante” incremento de los precios. Los que manejan la campaña de la aspirante demócrata a la Casa Blanca no respondieron de inmediato a una solicitud para hacer comentarios al respecto.
El medicamento al que hizo referencia NYT fue adquirido en agosto pasado por la Farmacéutica Turing, una incipiente compañía que es dirigida por el coordinador de fondo de coberturas Martin Shkreli.”
Esto desató una fuerte ola de ventas sobre las acciones de biotecnología y salud, llevando a una inusual caída aun cuando el mercado se mostraba en recuperación durante los primeros días de octubre.
Durante los último 45 días, dos son los sectores del S&P 500 que mostraron una performance negativa: Financieras (-2,69%) como consecuencia de una menor probabilidad de la suba de las tasas de interés de la Fed, algo que el sector miraba con cierta bondad; y Salud (-6,79%) con una fuerte incidencia de las palabras de Hillary Clinton a las que se le adicionó las voces de otros políticos en campaña.
Yo me pregunto, más allá de la buena intención, lo siguiente: ¿podrá Hillary, en caso de ganar, llevar su promesa a la práctica?
La verdad es que lo dudo mucho. Primero porque creo que sus dichos tienen un componente más de seducción al electorado que vocación por hacer bien las cosas. Y segundo porque el poder de lobby que tiene la industria de salud en Estados Unidos es extremadamente grande.
Y si no preguntémosle a Obama cuánto tuvo que lidiar en estos ocho años con su programa de salud “Obamacare”, el cual no está plenamente en funcionamiento.
Entonces, como inversores, tendríamos que separar la promesa de los hechos puntuales. Obviamente, como se ve, la promesa tuvo una repercusión inmediata sobre las cotizaciones de las firmas vinculadas a la Salud.
Pero su implementación encontrará un montón de limitaciones y condicionantes a futuro, por lo que creo que la reciente caída de las acciones del sector son una oportunidad por varios motivos:
Son empresas defensivas que funcionan bien en los actuales momentos de incertidumbre.
Su tasa de rendimiento del dividendo es extremadamente atractiva, superando el 4% anual.
Gozan de una gran liquidez y solvencia financiera, dos activos preciados en momentos donde la tendencia de las tasas de interés en Estados Unidos no está definida.
En el corto plazo, la volatilidad sobre el sector continuará. Sin embargo, cualquier nueva corrección fuerte en la industria creo que será un buen punto de entrada.
Una de las formas de posicionarse diversificadamente en el sector a través del ETF de Salud XLV. Haga un monitoreo de cerca de este activo.
A su lado en los mercados, Diego Martínez Burzaco
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