sábado, 3 de octubre de 2015

Una paradoja difícil de entender​ por Diego Martínez Burzaco

ImageHemos dejado atrás el peor trimestre en mucho tiempo, tanto desde lo bursátil como desde lo económico. Sin embargo, a nivel corporativo no hay alarma por el momento. ¿Encubrimiento o realidad?
Muchas veces una imagen vale más que mil palabras. Al menos así dice el saber popular y también representa una gran verdad para los tiempos que corren para los inversores.
Y si no, miremos el siguiente cuadro:

Hasta el momento, en los primeros nueve meses del año, dentro de los activos financieros más relevantes, el que más ha subido fue la volatilidad –medida por el índice VIX-, acumulando un alza en torno a 30%.
También en terreno positivo se destacan las notas del Tesoro estadounidense a 5 y 10 años con rendimientos de 3,27% y 3,79% respectivamente, el dólar estadounidense con 3,97% y las acciones europeas, medidas por el Euro Stoxx 50, con menos de medio punto porcentual.
Una primera conclusión es que lo que prevaleció fue la mayor incertidumbre y los inversores optaron por el refugio a través de los activos dolarizados.
En el terreno de rendimiento negativo, la oferta es mucho más grande. Quienes lideran la caída son los commodities, especialmente el café, el petróleo, el platino y el cobre. Todos sufren la fortaleza del dólar.
Pero también los activos de riesgo, como ser las acciones grandes y pequeñas. Éstas, representadas por el S&P 500 y el índice Russell 2000, caen entre 7% y 9% respectivamente. Y ni qué hablar de las acciones emergentes que no aparecen en el listado, pero que caen más de 16% en el año.
La segunda conclusión para el inversor es que los activos que dieron grandes satisfacciones en los últimos años son los que más dolores de cabeza trajeron en este 2015.
Sin embargo, hay algo que resulta paradójico.
De cara a la temporada de balances corporativos correspondientes al tercer trimestre del año, que inicia la semana próxima, las empresas no se muestran tan pesimistas. A pesar del desafío creciente que genera el actual escenario económico, las firmas que componen el S&P 500 han hecho la menor cantidad de pre-anuncios negativos en relación a sus ganancias desde el segundo trimestre de 2012.
Por el momento, sólo 76 de las 500 empresas advirtieron un posible deterioro de sus ingresos respecto de lo esperado inicialmente. Ese número fue de 84 firmas en el trimestre anterior. Y, adicionalmente, los pre-anuncios positivos han llegado a 32 empresas contra las 29 del 1T15.
¿Qué nos sugiere esto?
¿Que el mercado es más negativo respecto a la realidad económica global? ¿O que las empresas se prepararon de mejor manera para afrontar el ciclo económico negativo? ¿O ambas?
Yo creo que hay un poco de los dos condimentos.
El mundo desaceleró su crecimiento y parte de esto se debe a la fortaleza del dólar estadounidense y su impacto sobre el precio de las materias primas que a su vez ralentiza a uno de los motores globales como fueron las economías emergentes.
Por otro lado, las empresas están más sólidas desde el punto de vista financiero y de la flexibilidad del management de adecuarse a los vaivenes del ciclo económico.
Según un relevamiento de la entidad financiera FacSet las empresas del S&P 500 han recomprado acciones propias por el espectacular monto de US$ 134.400 millones durante el segundo trimestre de este año. Y en los últimos doce meses, ese total llega a los US$ 555 mil millones.
Esto nos sugiere, por un lado, la espectacular liquidez que tienen las firmas y, por el otro, de su compromiso y prioridad en devolverle valor a los accionistas mediante este tipo de estrategias.
¿Qué es lo que interpreto de esto?
Las compañías han estado muy prudentes a lo largo del último lustro. No han invertido de sobremanera sus excedentes monetarios confiando en un nuevo impulso de la demanda agregada global y, por lo tanto, no tienen un gran capital hundido en estos momentos que pueda estar expuesto a caídas en el consumo por la reversión del ciclo.
En este sentido, su foco estuvo puesto en devolver valor al inversor mediante recompras de acciones y mayores pagos de dividendos.
Es por eso que, salvo en las pequeñas compañías petroleras estadounidenses dedicadas al petróleo y gas no convencional, se encuentran en una mejor posición para lidiar con esta crisis.
Entonces, la actual temporada de balances se presenta como un desafío muy grande al que el inversor debe prestar atención: en la última gran corrección del mercado, las bajas han sido generalizadas en todos los sectores y firmas a nivel particular.
Quizás no todo es tan malo como lo anticipó el mercado y nuevas oportunidades surjan al visualizar que las cifras de los balances corporativos puedan sorprender positivamente.
Un caso emblemático reciente fue el de Nike (NYSE: NKE) cuyas ventas crecieron 5% interanual aun ante la fortaleza del dólar. Y sin considerar este efecto, los ingresos hubieran saltado un 14%.
La acción hoy cotiza cerca del máximo del último año.
Quizás sea la regla, y no la excepción, en la temporada de balances que está por comenzar.
Preste atención y aproveche las sobrerreacciones de los inversores.
A su lado en los mercados, Diego Martínez Burzaco
Publicado en Inversor Global - Newsletter semanal - enviado por mail

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