sábado, 30 de enero de 2016

La razón por la que están cayendo las acciones por Bill Bonner

ImageTengo que tener cuidado, debo evitar decir nada controvertido hoy. De lo contrario, la bandeja de entrada de mi correo electrónico se llenará y no daré abasto a leer emails.
Lo que los demás piensan importa. La gente se molesta por las ideas y las opiniones, pero no por lo que ocurre en realidad.
Los pensamientos –como los virus- entran en el cerebro de los seres humanos y toman el control.
Después, actuando como si supieran lo que están haciendo, la gente trata de “mejorar” el mundo que los rodea. Cobran impuestos, matan, discuten, torturan, se manifiestan, se apoderan de las tierras públicas y escriben cartas a los editores.
Causas dignas
Las causas son siempre dignas, por supuesto.
Y siempre hay personas a las que culpar, personas en el camino hacia un mundo mejor.
Ellos están obligados a usar cinturones de seguridad y a contratar un seguro de salud por su propio bien.
Los ingresos deben ser más “equitativos”. El comercio debe ser justo. ¿Y qué pasa con la Declaración de Independencia? ¡No se olvide de liberar la Tierra Santa!
Lo que crees es lo que tienes, no importa lo absurdo que sea. Y luego, la realidad se impone, y se obtiene algo completamente distinto, generalmente algo exactamente contrario a lo que querías.
A la realidad no le importa lo que pensamos. Los pensamientos apenas importan. La realidad sucede independientemente de si se desea o no. Nadie amenaza al hombre del tiempo cuando la temperatura cae; todo el mundo sabe que no es su culpa.
El sol brilla. Nos hacemos viejos y morimos.
Así que… ¿qué son los mercados? ¿mito o realidad?
La respuesta es que son ambas cosas.
En el corto plazo, mandan los mitos. Si todo el mundo cree que la economía está sana y los precios subirán, probablemente subirán, al menos por un tiempo.
Pero en el largo plazo, manda la realidad. No importa cuántas personas esperan –y quieran- que los precios sigan subiendo porque, en algún momento, caerán.
Una larga lista de deseos no es capaz de borrar la deuda, crear beneficios, o impedir que los mercados suban y bajen. Siempre hay algo de verdad que anula los delirios, los mitos y la creencia común.
La pobreza, la miseria y la cuasi-esclavitud
Piense de nuevo en todos los experimentos del siglo XX con el socialismo y la planificación central; Rusia, China y Venezuela vienen a la mente fácilmente.
¿Se han creado las economías racionales, productivas y justas que la gente espera?
¡No! Millones de personas han terminado en la pobreza, la miseria y la cuasi-esclavitud.
Incluso los mitos más fantasiosos tienen consecuencias reales.
Uno de los mitos más sorprendentes e inquietantes de nuestros días es el del “terrorismo”.
Esto no quiere decir que no sean terroristas de carne y hueso, pero difícilmente se trata de una grave amenaza para Estados Unidos o sus habitantes.
“Ir tras los terroristas” no es necesariamente lo más seguro… como demostró con creces la invasión de Irak.
Pero el poder del mito es tan fuerte que cada candidato presidencial republicano cree que le abrirá las puertas de la Casa Blanca.
Los políticos manejan el mito; entonces el mito les maneja a ellos.
Del sueño a la pesadilla
Tome el mito de Hitler, en el que Alemania tenía que crear un ejército para expulsar a los enemigos.
Al principio, parecía tener sentido. Entonces el mito se convirtió en una tendencia. Y la tendencia cobró vida propia.
En poco tiempo, nada pudo parar la “industria de seguridad” de los nazis –dirigida por el propio Hitler.
Su Reich se extendió por Europa. De pronto, el sueño se convirtió en pesadilla. Alemania fue bombardeada, derrotada y destruida. El supuestamente invencible Wehrmacht había provocado el Ejército Rojo; una vez en marcha, los Rojos fueron imparables.
La realidad era sombría. Aproximadamente uno de cada diez alemanes –más de siete millones- murieron en la guerra. Y la población judía de Alemania fue casi totalmente aniquilada.
Invertir en un mito puede traer los mismos resultados perversos. Los inversores apostaron por las acciones después de 2009 porque creían en algo muy potente: la Fed los había “salvado”. Bernanke fue un héroe.
Cuanto más extendida estuvo esta creencia (no olvidemos que estuvo apoyada en la política de bajos tipos de la Reserva Federal), más subieron las acciones.
Pero cuanto más arriba fue el mercado de valores y los niveles de deuda… más se tambaleó todo el tinglado.
Ahora, los inversores van a tener lo que menos quieren: un mercado bajista profundo y prolongado.
Un saludo, Bill Bonner

Bill Bonner es fundador y presidente de Agora Inc., con sede en Baltimore, Estados Unidos. Es el autor de los libros “Financial Reckoning Day” y “Empire of Debt” que estuvieron en la lista del New York Times de libros más vendidos
Publicado en Inversor Global- Enviado por mail

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