domingo, 31 de agosto de 2014

El idealismo armado

hgPor Horacio Giusto 
En un repaso histórico objetivo, el accionar de la organización guerrillera “Montoneros” responde claramente al terrorismo, entendiéndolo como una sucesión de actos violentos premeditados, destinados a infundir un temor general en la sociedad, a los fines de coartar la libertad e imponer un determinado régimen político.
Es preciso y oportuno contextualizar brevemente los hechos que dieron lugar a la reivindicación contemporánea del terrorismo y la violencia. Argentina entre 1853/1860 y la década de 1930 gozaba de un sistema liberal que le permitió ingresar al mercado internacional en base a su modelo agroexportador y la seguridad jurídica interna que proponía; ante tal situación, la masa inmigrante europea se vio atraída a invertir su esfuerzo en esta tierra. Posteriormente, el caudillo popular carismático de Juan Domingo Perón llega al poder en 1943, rodeado de una clase política heterogénea, aglutinando un poder sobre las masas que le permitiría direccionar la ética de la sociedad hacia su mejor parecer. La diversidad de pensamiento político en el poder, en sí mismo no implicaba un conflicto sustancial, salvo que el Partido Justicialista, como todos sus adherentes, siempre quiso vanagloriarse con cualquier ideología que les permitiera conservar el control del erario público. A partir de esta era comienza la división social argentina en un abismo insuperable; tal es así, que un sector de la militancia justicialista destruía templos de la Iglesia Católica mientras que otros funcionarios de turno intentaban realizar acuerdos internacionales con la firma “Rockefeller”.
Este vaivén ideológico y ético se sostuvo y profundizó con el arribo de tesis propias del marxismo-leninista. Existió un accionar armado destinado a subvertir el orden institucional republicano que intentaría aniquilar toda forma de resistencia a su idealismo. Es destacable que este accionar terrorista se dio primordialmente en períodos democráticos, lo que demuestra una clara incongruencia cuando se realiza un revisionismo parcializado sobre las décadas pasadas.
El “entrismo” marxista se realizaría tanto en lo ideológico como en lo combativo. El Partido Justicialista albergó a muchos líderes montoneros, varios de los cuales se reunieron con Perón durante su exilio en Madrid. Estos ejércitos irregulares se sintieron cómodos respondiendo al caudillismo provincial y enarbolando bandera que reivindicaran al ser “nacional y popular”.
Las “cárceles del pueblo”, las torturas atroces en búsqueda de doblegar conciencias quedaron en la total impunidad, lo que demuestra que cada gobierno sucesivo al de facto no tuvo una visión integral de las tesis “humanistas”. Las organizaciones terroristas coaccionaban para tomar el control sindical, hacerse de expropiaciones de terrenos privados e ingresar a los fondos de las bancas privadas; ergo, toda su lucha se resumía en obtener recursos financieros.
Hector J. Cámpora, el dentista presidenciable a pedido de Juan D. Perón, como principal acto de gobierno, liberó a todos la casta terrorista, más de mil terroristas condenados y otro tanto más de delincuentes comunes, lo que dotó de una gran fuerza a la autodenominada “Causa Peronista” o “Evita Montonera”.
La ruptura pública el 1º de mayo de 1974 de Perón con su “formación especial” sólo sirvió para acrecentar el accionar terrorista durante un gobierno democrático. Esta coacción social por medio de la violencia y la barbarie actualmente es reconocida, alentada, difundida y reivindicada por el Partido Justicialista en todos sus estratos (basta citar como ejemplo que la Legislatura de la Provincia de Córdoba aprobó en su mayoría, excepto un voto en contra y una abstención, la promulgación del día “córdobazo y las luchas populares”, omitiendo toda mención a los 14 muertos, los heridos, los robos, las violaciones, y todo el desmán vandálico que originaron los grupos subversivos).
La historia de Argentina se vio marcada por el secuestro, martirio y asesinato del Teniente General Pedro Eugenio Aramburu, quien fuese Presidente Provisional de la República y ayudara al reestablecimiento de las prácticas democráticas; sin embargo, este trágico suceso se encuentra proscripto de toda mención pública por parte del oficialismo. Así también se mantiene impune el hecho acaecido entre el 10 y 11 de agosto de 1974, cuando secuestrasen al mayor Argentino del Valle Larrabure, quien tuvo que tolerar 372 días de cautiverio agónico, por cuanto la barbarie cobarde y vil del terrorismo no pudiese doblegar su espíritu. Igualmente terrible fue la matanza entre argentinos el 20 de junio de 1973 en Ezeiza, por el complot para asesinar a Perón en un palco de las inmediaciones, situación que fue permitida por Héctor J. Cámpora y su Ministro del Interior, Esteban Righi, quienes paralizarían el actuar policial previamente a su llegada.
Queda demostrado que somos una sociedad que con el paso de los años sigue eligiendo al partido político que más asesinos albergó. Estos hechos, como tantos otros, han quedado en el olvido, ya que desde una visión filosófica, recordando la teoría de justicia de Locke, el Estado al no promover la recomposición del orden moral alterado, está permitiendo el avasallamiento del individuo. Traducido al proceso judicial contemporáneo, el Estado argentino al no investigar el terrorismo armado que atentó contra la Patria está legitimando tal accionar, por cuanto no genera una disuasión general a tal conducta.
A decir de Vladimir Illich Ulianov (Lenin), “la sustitución del Estado burgués por el Estado proletariado es imposible sin una revolución violenta”. El embate terrorista es intrínseco al actuar político del marxista, aunque bien es sabido que su batalla ideológica proliferó más que el armado, por cuanto las masas suelen sentir cierta repulsión al peligro de perder la vida por una falacia política como es el socialismo. Desde este punto es entendible que el denominado partido “peronista” diese cobijo a tantos líderes leninistas, por cuanto al movimiento justicialista se lo define por la constante tendencia a aliarse con cualquier ideología que le permita sostener en el poder gubernamental. Al momento de romper alianzas, las facciones subversivas incrementaron el alzamiento armado con civiles y militares, y siempre en pugna de un rédito económico.
Actualmente se sostiene desde el aparato estatal una fuerte arenga a realzar aquel espíritu combativo. Es el mismo Estado que solo promueve una acción judicial parcial sobre los hechos ocurridos en aquella época, y es el mismo Estado que indemniza a centenares de asesinos, violadores, torturadores y traidores.
Solo queda concluir entonces, ante la revisión histórica de los hechos anteriores al año de 1976, si estos jóvenes eran idealistas, ¿POR QUÉ PREDICABAN SUS IDEAS CON BALAS Y NO CON LIBROS?
Fuente: LIBRE http://www.libertadyresponsabilidad.org/?p=1029
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Soluciones N°1 - Abudara Binni: En Argentina no todo es igual, hay una minusválida y otra de riqueza

Publicado el 29/08/2014 Walter Gazza conductor del programa "Soluciones" entrevista al Dr. Oscar Abudara Binni, médico Psiquiatra y psicoanalista y al Prof. Mauricio Jorge Yattah titular de "Un mundo un pueblo" analizaron las dificultades económicas y sociales actuales y la falta de representación de los delegados con cargo en el congreso que no nos representan y el posible cambio a través de la participación en las comunas. Para mas información ingresar a: www.tarjetatei.com.ar Categoría Activismo y ONG Licencia Licencia estándar de YouTube
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PERSPECTIVAS PARA EL ÚLTIMO CUATRIMESTRE

Todos –o casi todos- los indicadores macroeconómicos están visiblemente deteriorados y las medidas que han tomado los decisores de Política Económica, hasta ahora, aparecen favoreciendo más que mitigando, una inestabilidad que será cada vez mas pronunciada en lo que resta del año.-.
Por: Lic. Juan Ignacio Lozano (*)
Las variables más importantes de la macroeconomía ya no responden a las intenciones del Gobierno. Las medidas que se toman, lejos de mitigar los daños producidos por la inflación, el déficit público, el deterioro externo y el atraso cambiario, entre otros aspectos, parecen generar más inestabilidad aún en las variables fundamentales.-
La inflación no ha dejado de ser un problema preocupante al que el Gobierno le asignó insuficiente importancia. El déficit público, también en fuerte expansión, no solo fue generando ahogo financiero para el Tesoro, sino que fue empujando al BCRA a tomar medidas cada vez más firmes y potentes para controlar la consecuente expansión de la masa monetaria, por encima del 30% anual desde hace, al menos, cuatro años. La inflación mensual anualizada cae a partir de enero pese al crecimiento en la tasa de expansión del circulante monetario. Se esterilizó fuertemente a partir del aumento de tasas para que el remanente de dinero no se vaya al “dólar blue”. Esta es una medida transitoria por que se agota con el tiempo si el ritmo de expansión monetaria no se atenúa. Cuando se comenzaron a reducir las tasas de interés se generó una instantánea presión sobre el valor informal del dólar que no dejó de aumentar. De este modo, y si no ocurre ningún evento ocasional, este año terminará con una tasa anual de inflación entre el 35% y el 40% “fogoneada” por el financiamiento monetario del déficit público que el Gobierno no ha podido- o no ha querido, o ambas cosas- contener. El desgaste en el valor de la moneda, además, promueve una fuga de capitales que, poco a poco, va desgastando el stock de Reservas Internacionales.-
El valor de la divisa es, sin lugar a dudas uno de los indicadores de stress de la economía argentina por estos días. Todo remanente de ingresos se va a dólar y la imposibilidad de comprar libremente a valor oficial genera que se desplace operatoria al mercado informal. Desde que se llevó acabo el control cambiario el Gobierno no hizo absolutamente nada con miras a desmantelar un mecanismo que pretendía controlar pero que no podía ser permanente. Cuando se destruyen paulatina pero constantemente las herramientas de conservación de valor –como la moneda- los agentes económicos buscan refugios sólidos.-
La brecha entre el dólar oficial y el informal tocó un curioso y no reducido piso en Abril- 30.43%- cuando la tasa de interés se encontraba aun en un nivel superlativo (+-25%). Desde ahí y hasta la fecha, la diferencia entre un valor y otro no deja de aumentar. Hoy está alrededor del 65%. Esto muestra el poco control que el Gobierno, una vez más, tiene respecto a algunas variables fundamentales. La coyuntura relativa a la problemática de la deuda sin renegociar, no hizo más que aumentar la inestabilidad de muchas variables generando más presión y aumentando la brecha cambiaria, además de nerviosismo en los agentes. Así cabe esperar que un valor de $15 en el mercado negro hacia diciembre no sea descabellado.-
La madre de la mayoría de los problemas es la escasez de Reservas. Después de un nivel record hacia medidas de 2011- alrededor de U$S52.000 millones- las Reservas Internacionales se encuentran en una meseta que se sostiene por los impedimentos para realizar importaciones. Con alrededor de U$S28.900 millones en la actualidad, la fuga de capitales se acentúa. Al no poder tomar crédito en el exterior para cubrir los descalces financieros y mantener estático el escaso saldo comercial, la posición del BCRA para respaldar la política cambiaria se reduce constantemente y desnuda la falta de una estrategia clara y planificada al respecto. Se estima que en diciembre, los dólares en el BCRA serían aun menos que los existentes en la actualidad. La tendencia es claramente descendente, y posiblemente, las reservas sean menores a U$S25.000 millones.-
Es difícil explicar la situación actual a partir de las medidas de política económica que se han tomado y de una estrategia tan errática. No se atisba el objetivo último del gobierno y este desconcierto se transmite a los mercados día tras día. Esta coyuntura es necesario analizarla ponderando, además, el escaso nivel de reservas, el alto ritmo de crecimiento monetario y el consecuente incremento de la tasa de inflación; el cada vez mas exagerado déficit fiscal y un dólar que ya tiene entidad y voluntad propia. Los mercados financieros son altamente volátiles en los momentos más críticos. Éste es uno de ellos.-
La economía real no está ajena y en los últimos meses del año anterior comenzó a mostrar signos de debilidad. La tasa de crecimiento del producto será 2% negativa este año como piso, y esto implica despidos y reducción en la fuerza del consumo como motor de la economía. Los signos de la realidad permiten vislumbrar un escenario de poca estabilidad a lo que hay que sumarle la conducta, bien consolidada del Gobierno, de tomar medidas altisonantes y sorpresivas. Esto borra las posibilidades de previsión y vuelve más difuso el futuro cercano. Promueve que el refugio del dólar sea un buen paliativo para muchos.-
(*) Lic. en Economía - Consultor en Agronegocios
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Disenso N°19 - La personalidad y sus variantes desde la filosofía.

Publicado el 28/08/2014 Silvio Maresca entrevista a María cristina Roth, profesora de filosofía univesitaria en Trelew, Provincia de Chubut. incursionan sobre la personalidad y sus variantes desde la filosofía. Categoría Activismo y ONG Licencia Licencia estándar de YouTube
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EL PRINCIPIO CRISTIANO DE NO AGRESIÓN

Por el Dr. Gabriel Zanotti
(Tomado de una parte de un next book mío).
¿Es la “propiedad absoluta”, como “propiedad de sí mismo” contraria al Cristianismo?
No, porque el principio de Rothbard[1] y otros liberarios, “de no agresión” (“no iniciar la fuerza contra otro”), el cual implica que el otro es “dueño de sí mismo”, tiene una versión compatible con la ley natural en el judeo-cristianismo. Y es la siguiente: por un lado, el punto de partida no podría ser más diferente, pues para Rothbard uno mismo es su dueño, pero para la tradición judeo-cristiana, donde se ubica ST, Dios es el dueño de cada uno de nosotros, que somos sólo administradores de los talentos por él recibidos. Pero ello, en la ley humana, con base en la ley natural, implica que, precisamente porqueDios es el dueño “del otro”, “yo” NO puedo avanzar sobre él y viceversa. Por ende es verdad que yo no soy mi dueño, sino sólo Dios,pero precisamente por eso, el otro no puede avanzar sobre mí. Esto es, la cuestión no es que somos dueños de nosotros mismos, sino que NO somos dueños de los demás.
En este sentido sí se puede decir que cada uno es, ante el otro, dueño de su propio pro-yecto de vida, dueño de su propia esencia individual, ante el otro; esencia individual que tiene una esfera invisible que nos rodea y en la cual cada persona se expande, y cada uno de nosotros puede “penetrar” e intersectar en la esfera del otro sólo con el consentimiento libre y voluntario (que se deriva de la inteligencia y voluntad) del otro, lo cual es otra manera de decir que todos nacemos con el deber originario de respetar la dignidad del otro. En ese sentido sí hay un sentido análogo de propiedad personal ontológicamente más profunda, que se expande “lockianamente” a nuestro cuerpo y al fruto de todos los proyectos personales. Pero ello no implica que el radio tan amplio que debe tener la propiedad privada de los medios de producción en el mercado pueda justificarsesin la referencia sanamente utilitaria a la cooperación social y el orden espontáneo como enseñan Hayek y Mises.
Por eso en nuestro artículo “Una renovada visión cristiana de la propiedad personal”[2], explicábamos que Benedicto XVI, para fundamentar la libertad religiosa, decía: “….El deber de respetar la dignidad de todo ser humano, en el cual se refleja la imagen del Creador, comporta como consecuencia que no se puede disponer libremente de la persona. Quien tiene mayor poder político, tecnológico o económico, no puede aprovecharlo para violar los derechos de los otros menos afortunados. En efecto, la paz se basa en el respeto a los derechos de todos. Consciente de ello, la Iglesia se hace pregonera de los derechos fundamentales de toda persona. En particular, reivindica el respeto de la vida y la libertad religiosa de todos. El respeto del derecho a la vida en todas sus fases establece un punto firme de importancia decisiva: la vida es un don que el sujeto no tiene a su entera disposición. Igualmente, la afirmación del derecho a la libertad religiosa pone de manifiesto la relación de todo ser humano con un Principio trascendente, que lo sustrae de la arbitrariedad del hombre mismo. El derecho a la vida y a la libre expresión de su fe en Dios no está sometido al poder del hombre. La paz necesita que se establezca un límite claro entre lo que es y no es disponible: así se evitan intromisiones inaceptables en el patrimonio de valores que es propio del hombre en cuanto tal”[3]. Obsérvese: “larelación de todo ser humano con un Principio trascendente, que lo sustrae de la arbitrariedad del hombre mismo”.
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[1] Rothbard, M.: The Ethics of Liberty, New York University Press, 1982.
[2] “Una renovada noción cristiana de la propiedad personal”, en Instituto Acton (versión on line), Mayo de 2007.
[3] L´Osservatore Romano Nro. 50, 15-12-06, p. 4. Itálicas en el original.

El Dr. Gabriel J. Zanotti, Es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA) y Doctor en Filosofía, por la Universidad Católica Argentina (UCA).Docente, escritor, articulista y conferencista internacional
PUBLICADO CON LA AUTORIZACION DE SU AUTOR

¡La vida por Cristina!

Por el Dr. Enrique Guillermo Avogadro
“El gobierno es como un bebé. Un canal alimenticio con gran apetito en un extremo y ningún sentido de la responsabilidad en el otro”. Ronald Reagan
Realmente, doña Cristina merece un fuerte aplauso. Amén de conservar el centro del escenario, y mediante una módica suma en subsidios a los colectivos, desactivó el paro de la UTA y, con esa pequeñez, consiguió quitar mucha visibilidad a la protesta que, el jueves, realizaron las CGT Azopardo y Azul y Blanca, la CTA opositora y un variopinto abanico de organizaciones y partidos de izquierda. Por la noche, esa reducción en el impacto visual que generó la presencia de transporte público, permitió que la discusión acerca de las trascendentes razones que motivaron la medida se transformara en una televisiva guerra por porcentajes de éxito o fracaso.
La verdad es que quedó confirmado que la primera preocupación de los argentinos hoy es la pérdida del empleo, en medio de una recesión imparable, especialmente porque el Gobierno no tiene un plan para combatir la inflación (es más, no hace más que incentivarla) y, aunque consiguiera pergeñarlo, carece de lo esencial: la confianza pública; sin ella, no hay plan que pueda tener éxito.
Además, la Presidente consiguió que el plenario de comisiones del Senado firmase un dictamen, que será llevado al plenario en los próximos días y seguramente aprobado con la mayoría automática de la que dispone, y que, en la práctica, hará caer a nuestro país en desacato a las sentencias de la Justicia de Estados Unidos, que tanto don Néstor (q.e.p.d.) como la propia Presidente escogieron para reestructurar la deuda; lo más curioso –e irritante- es que el Gobierno se había comprometido hace pocos meses, cuando intentó que la Corte Suprema norteamericana reviera los fallos de primera y segunda instancia, a cumplirlos a rajatabla si la resolución le resultaba desfavorable.
La declaración del desacato –un delito en todas las legislaciones- producirá algunas consecuencias graves pero, por ahora, desconocidas. Creo muy difícil que la Argentina, como nación soberana, pueda ser sancionada de algún modo, más allá de los innegables problemas que traerá aparejada la imposibilidad de acceder a los mercados de capitales de la principal plaza financiera mundial. Pero me pregunto (y sugiero que, antes de convertirla en ley, los legisladores reflexionen sobre el tema) qué puede suceder con los funcionarios argentinos.
Si entendemos que las personas jurídicas –el Estado argentino es una de ellas- no cometen delitos (lo hacen las personas físicas que los administran), los responsables del desacato –la Presidente excluida, por su inmunidad- podrían ser pasibles de condenas que, eventualmente, llevarían a su pedido de captura internacional. ¿Se imagina usted aBambino Kiciloff, a Coqui Capitanich y a tantos otros condenados a no traspasar nuestras fronteras?
El proyecto contiene, como siempre en la etapa kirchnerista de la Argentina, gato encerrado. Su artículo 1° convalida todo lo actuado en los canjes de deuda de 2005 y 2010; esta última está siendo investigada por la Justicia por el negocio que se habría generado entre Guita-rritaBoudou y una consultora –Arcadia- que, desde ambos lados del mostrador, dictó las condiciones de la reestructuración, haciendo un enorme negocio por la disposición de información privilegiada. En buen romance, se trata de una ley de auto-amnistía para el primer escalón del Estado, pues todos sabemos que aquí nadie hace nada sin el visto bueno de la familia imperial.
Sin embargo, la noticia de la semana, que pasó casi desapercibida, fue la declaración pública de la Juez Servini de Cubría, que investiga los nexos entre el tráfico de efedrina y el Gobierno; recordemos que los laboratorios implicados financiaron la campaña de doña Cristina. La Juez dijo que, si no le respondían brindando la identidad de los funcionarios que hicieron o recibieron llamadas de los contrabandistas, estaba dispuesta a allanar la Casa de Gobierno. Ya las sospechas que involucran al ex Jefe de Gabinete y actual Senador por el FpV, Anímal Fernández, son vox populi hace mucho tiempo. De concretarse la escandalosa medida anunciada, repercutirá fuertemente sobre la actual campaña electoral, trastocando tal vez el orden de prelación de los candidatos, además de complicar más la imagen de la Argentina en el mundo.
Llamó mucho la atención que uno de los fiscales federales más prestigiosos, hasta ahora, no instara la acción penal –lo cual llevó al sobreseimiento de la causa- contra Bóvedas Báez, aduciendo la falta de pruebas en la denuncia de haber transformado la caja fuerte de su sótano en bodega; lo extraño, es que existen declaraciones de obreros que hicieron ese trabajo, y fotos y filmaciones que daban cuenta clara de los hechos. Por eso, cabe preguntarse si Marijuán no habrá sido objeto de amenazas tan irresistibles (¿sobre su familia, quizás?) que lo hayan obligado a dictaminar como lo hizo; en este país de mafias en que nos hemos convertido, todo es posible.
En otro orden de cosas, también me pregunto si la desaparición de las computadoras de un automóvil de Guita-rrita, utilizado en la oportunidad por su novia, fue en realidad un auto-robo. Si así hubiera sido, el Vicepresidente tendría la excusa ideal para extorsionar a doña Cristina, en una tentativa de garantizar su impunidad ante el siniestro panorama que ofrece su situación judicial, aduciendo que los grandes secretos que posee estaban en los artefactos “desaparecidos”. El propio vehículo involucrado puso a Boudou bajo una nueva sospecha, que está siendo investigada en los tribunales de Comodoro Py, ya que podría ser parte de la coima que se le habría pagado por la compra de 19 autos de alta gama, sin licitación, cuando era Ministro de Economía.
Volviendo a los temas económicos, sigue llamando mi atención la inacción y el silencio de los “presidenciables” frente a la monumental crisis que está golpeando a la Argentina, exclusivamente debida a la mala praxis gubernamental, a cargo de Bambino y su equipo de niñatos inexpertos. Parecen, todos, no percibir que los problemas se profundizarán, y mucho, durante los dieciséis meses que restan hasta diciembre de 2015, complicando al sucesor: aumentará el déficit fiscal, se disparará la emisión de dinero, las reservas caerán, se profundizará la recesión, crecerán los problemas energéticos, se incrementarán la pobreza y la indigencia, caerá el empleo, se depreciará más el peso, y nos aislaremos, aún más si cabe, del mundo civilizado.
Todos esos factores, que el Gobierno se empeña en ignorar no llevarán a una crisis de iguales características que la del 2001, ya que el endeudamiento externo –si se arregla de algún modo la crisis de losholdouts- es sensiblemente menor que entonces y los bancos, por ahora, no tendrán problemas con los escasos depósitos en dólares y, ante una eventual corrida bancaria de pesos, siempre existirá la máquina de imprimir. Pero será, a mi entender, mucho más grave.
Basta, para coincidir, recordar que, cuando Fernando de la Rúa abandonó la Presidencia, disponíamos de una importante capacidad industrial y energética ociosa y de uno de los sistemas de comunicaciones más adelantados, mientras que hoy todo eso es cosa del pasado: hemos perdido el auto-abastecimiento energético y dependemos cada vez más de las importaciones de combustibles; la infraestructura caminera, portuaria y ferroviaria, que ya eran pobres, han colapsado; somos el país más atrasado en tecnología telefónica y electrónica de la región; el equipamiento de las fuerzas armadas ha dejado de existir; la salud y la educación pública se han deteriorado enormemente; el narcotráfico ha proliferado, patrocinado desde los más altos niveles del Estado, y nos ha convertido en el mayor consumidor de cocaína y de drogas sintéticas de la región y en el segundo exportador; los índices de pobreza e indigencia, después de la década más favorable de nuestra historia en términos económicos, son similares a los de 2000; tenemos un fenomenal problema con la deuda, y, para colmo de males, el precio de la soja continúa cayendo en los mercados internacionales, complicando todavía más el panorama financiero de los próximos meses y años.
De todas maneras, la principal herencia maligna que dejará el kircherismo será, sin dudas, la peor división social que recuerde nuestro pasado reciente; para compararla, deberíamos retroceder hasta los 50’s o 70’s. Será difícil, como lo demuestra que aún no se hayan sanado las heridas del último período mencionado, cerrar la brecha de odio que don Néstor y su viuda nos legarán.
Resta saber si ese odio que emana desde la Casa Rosada hacia una ciudadanía que no ha entendido los relatados logros de la pareja permitirá que la inevitable transición sea pacífica o violenta. Esa es la cuestión, de cara a los próximos años.
Bs.As., 31 Ago 14
Enrique Guillermo Avogadro Abogado
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Facebook: Enrique Guillermo Avogadro
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sábado, 30 de agosto de 2014

El mercado imperfecto

http://www.atlas.org.ar/images/autores/14.jpgPor el Dr. Gabriel Boragina 
Columnista
Un lector critica mi definición de capitalismo en los siguientes términos:
"Por principio, no me gustan las definiciones. El Capitalismo, como cualquier otro Sistema, ha ido evolucionando con el paso del tiempo, porque las circunstancias han cambiado."
Siguiendo el criterio de este lector, tendríamos que postular el cierre definitivo o clausura de la Wikipedia. Pero naturalmente con ello no sería suficiente. Además, también tendríamos que postular el cierre definitivo de la Real Academia Española. Y enviar a la hoguera todos los diccionarios y enciclopedias del mundo. Con todo, no creo que mediante estos procedimientos pudiéramos acabar con las definiciones que no le gustan a nuestro amigo lector. Claro que no.
Con el tiempo he aprendido que cuando alguien me dice que "no le gustan las definiciones", en realidad lo que me está queriendo decir es que lo que no le gustan son mis definiciones y en cambio le gustan sus definiciones. Como veremos, cuando analicemos como continúa su mensaje el lector en cuestión, nos daremos cuenta que también es su caso. Lo que no le gusta a este lector es mi definición, solamente porque contradice la de él, que obviamente le gusta más.
Pero notemos como continúa su crítica este lector. Dice seguidamente a lo anterior esto:
"Vivimos en un mundo en el que se adora al Mercado".
Para refutar esta falsedad me permito -inmodestamente- citar un párrafo de mi libro Socialismo y Capitalismo, donde digo:
"Catalácticamente; el mercado es un proceso de intercambio de valores y no mucho más que eso en esencia, proceso en el cual, intervienen millones de personas, virtualmente todo el mundo y dentro del cual, los valores intercambiados no son necesariamente materiales, en el mercado, se truecan valores (por definición, inmateriales) que recaen sobre objetos materiales o inmateriales, en última instancia; y como bien han subrayado los economistas austriacos, todos los valores transados en el mercado son inmateriales, algo que un antiliberal niega, sea por ignorancia o bien por pura maldad." (ob. Cit. Pág. 293)
Un poco más abajo digo:
"....si estudiar el complejo mecanismo de funcionamiento del mercado puede llevar algún tiempo y una cierta dosis de preparación y especialización, entender qué es el mercado no requiere un esfuerzo análogo, como ya hemos explicado; allí donde hay dos personas y se verifica un intercambio, por minúsculo e insignificante que sea, allí ya tendremos un mercado, toda persona que consume, que produce, que demanda o que oferta cualquier cosa, está formando parte del mercado, con lo cual, difícilmente pueda hablarse de "excluidos" del mercado, y –nuevamente digámoslo- que el mercado no excluya a nadie no implica otorgarle facultades sobrenaturales ni divinas; todos formamos parte del mercado en la medida que cumplimos alguna o todas de dichas actividades, ocurre que no se puede estar "fuera" del mercado, como no es posible que haya personas que estén "fuera" de la sociedad. Claro que, otra cosa será hablar de cuál será el nivel de satisfacción y de vida de dicha sociedad; pero sea que hablemos de sociedades ricas o pobres, ambas siempre lo serán o no, pero invariablemente dentro de la estructura del mercado." (ob. Cit. Pág. 296)
Como percibimos, a través de los párrafos transcriptos, no tiene ninguna clase de sentido decir que "se adora al mercado".
Tal quedó plasmado en las citas de mi libro, el mercado no es otra cosa que la palabra mediante la cual designamos el proceso por el que la gente hace intercambios entre sí. Estos intercambios se efectúan por necesidad (o -mejor dicho- para satisfacer una necesidad) y no por "adoración". Nadie compra un par de zapatos porque "adore" entregarle su dinero al zapatero. Ni el zapatero compra el pan porque "adore" darle ganancias al panadero. Si vamos al caso, sería más "adorable" poder tener de todo sin necesidad de comprar ni vender nada, es decir tener todo gratis. Desde este punto de vista, el mercado no tendría nada de "adorable". Se trata -como tantas veces dijimos- simplemente de un mecanismo de intercambio entre personas. Nadie "adora" al mercado. Se podrán "adorar" los productos que en este mercado se producen, pero no almercado en sí mismo. La importancia del mercado no reside en que sea o pueda ser objeto de "adoración".
Continúa nuestro lector de esta manera:
"Creo en los mercados como herramienta y no creo en el Comunismo ni en el Populismo".
Como recordaremos al comenzar nos dijo que no le gustaban "las definiciones". Pudimos inferir que, lo que en realidad quiso decir fue que no le gustaba mi definición de capitalismo, sino la suya (que por cierto tuvo buen cuidado en ocultarla o callarla, aunque podemos imaginarla). Pero cuando dice que no cree en el comunismo ni en el populismo (ignoramos el porqué las letras capitales en ambos vocablos) ello implica que reconoce como diferentemente definidos los términos "capitalismo-comunismo-populismo". Si estas tres palabras no estuvieran definidas de manera diferente, las tres deberían significar la misma cosa para el crítico lector, pero es evidente que no usa las tres como sinónimos. Ergo, las define de manera separada, con lo que él mismo se autoinvalida cuando -en contrario- afirma que "no le gustan las definiciones". De hecho, está usando definiciones, está definiendo... claro, a su gusto y a su manera. Pero define. Al menos, lo hace cuando distingue entre "capitalismo-comunismo-populismo".
Y sigue, el amable lector, así:
"pero no es cierto que los mercados se autoregulen"
Y ya que el lector define (aunque lo niegue) recordemos que, según la definición de mercado (conforme la Escuela Austriaca de Economía en varios de sus autores) esta palabra sólo designa a un mínimo de dos y un máximo de infinitas personas realizando intercambios. ¿Tiene sentido decir que las personas que intercambian no se pueden "autoregular"? Es más, ¿tiene sentido decir que estoy impedido de "auto-regularme" cuando voy a comprar al supermercado? En realidad, tanto el lector como yo y todos estamos "auto-regulados" cuando vamos al supermercado. Lo que nos "auto-regula" es la cantidad de dinero que tengamos al momento en nuestras billeteras (o saldos en las tarjetas de crédito). Si yo no pudiera "auto-regularme" cuando voy a comprar, sería un comprador compulsivo, gastaría todo mi ingreso, y en poco tiempo me quedaría en la miseria.
En este sentido, el mercado me "auto-regula" en cuanto a lo que gano (que no es más que una cierta cantidad) y lo que gasto o puedo -mejor dicho- gastar (que necesariamente tiene que ser siempre una cantidad inferior a la primera).
Y cierra su comentario, nuestro amable lector, con esta frase:
"entre otras cosas porque no existe el mercado perfecto"
Esta especie de humorada la hemos refutado cientos de veces. ¿Alguien puede creer que en un mundo imperfectoexisten cosas "perfectas", por ejemplo, un mercado? Ningún liberal pro-capitalista creyó ni creerá jamás en "mercados perfectos".
Pero en realidad, quienes se quejan de que los mercados son imperfectos están asumiendo que, los que -según ellos- deberían regular los mercados (es decir, los burócratas estatistas) son "por" definición "perfectos". En suma, quienes se consideran "perfectos" son precisamente los que se quejan de que los mercados son imperfectos. O sea, todos quienes discrepen con ellos son "por definición" imperfectos. Y "perfectos" serian los que "se dan cuenta" que los mercados sonimperfectos. F. A. v. Hayek dio como título a su último libro el nombre de este síndrome: La fatal arrogancia. Cuidémonos pues de los que acusan a los mercados de imperfectos, ya que ello implica que ellos -o quienes ellos designen en su lugar- serán aquellos a quienes señalen como "perfectos" para controlar, no sólo los mercados sino a todos nosotros.
Tener que explicar todas estas cosas indica, a las claras, la poca idea que se tiene en general de lo que es tanto el capitalismo como el mercado.

El valor del dólar para fin de año


ImageNuevamente el billete verde vuelve a estar en el centro de la escena y genera incertidumbre para la toma de decisiones. ¿Puede seguir subiendo? ¿Cómo cubrirse? ¿Qué hago con mis ahorros? Éstas son algunas dudas que trataremos de develar a continuación.
La economía argentina se mueve en forma pendular y sus problemas también.
Ésa es una de las primeras afirmaciones que escuché mencionar a la mayoría de los docentes cuando comenzaba a cursar mis estudios de Economía en la Universidad de Buenos Aires en el año 1999.
Luego, con el paso del tiempo, lo comprobé con mi propia experiencia.
Argentina debe ser el único país en el mundo que con semejante potencial navega en una mediocridad permanente de la cual no puede escapar.
Uno de los principales obstáculos es la ausencia de una conducción responsable y disciplinada.
Es claro que la dirigencia política argentina, más allá del partido político y su ideología, sufre una patología recurrente que es el eje de todos los vaivenes económicos a los que estamos acostumbrados.
Es lo que denomino el "derroche extremo".
Estas dos palabras hablan por sí solas y detrás de ellas se esconde la irresponsabilidad en el manejo de lo público que tienen la gran mayoría de los políticos.
Gobiernan como si estuvieran de fiesta permanente, pero cuando los recursos comienzan a escasear, lejos están de tomar medidas tendientes a controlar la situación sino que, por el contrario, tienden a redoblar la apuesta.
Y esto no hace más que incrementar los costos hacia el futuro. Los desequilibrios se hacen más evidentes y la economía no encuentra un sendero de estabilidad. Por el contrario, profundiza su comportamiento pendular, de pasar de un extremo al otro.
Hoy nos encontramos ante una nueva encrucijada. Se pasó de crecer a tasas chinas a la penuria económica de la recesión y la elevada inflación. Pasamos de ser el caso testigo ejemplar de cómo salir rápido de una crisis con equilibrio fiscal a ser el país que mayor desequilibrio de sus cuentas públicas presenta en la región. Finalmente, pasamos de no saber qué hacer con la llegada de dólares del extranjero -a mitad de la década pasada- a ser el único país (junto con Venezuela) que tiene una escasez sistemática de la divisa estadounidense.
Y, precisamente, me quiero detener en este tema del dólar y escribir nuevamente al respecto.
Esta divisa hoy está en el centro de la escena argentina y su reciente escalada alcista comienza a tener implicancias negativas sobre los procesos decisorios tanto del empresario, como del consumidor y del inversor.
Nuevamente, hoy todos corren detrás del dólar, buscándolo como único refugio para tratar de protegerse ante la creciente sensación de que la crisis actual tenderá a agudizarse si no hay un camión de timón en las decisiones que toma la administración actual.
Y no se trata de una conducta irracional.
En crisis anteriores el que se refugió en la divisa siempre ha salido bien parado. Pudo proteger sus ahorros y, de alguna manera, se mantuvo aislado de los procesos recurrentes de devaluación del peso argentino.
Actualmente estamos ante una coyuntura similar.
Las presiones devaluatorias son evidentes. Las causas, múltiples.
La inflación pica en punta como el principal causante de estas presiones sobre la moneda, pero existe otro efecto con peso propio que retroalimenta el proceso y que no puede ser desatendido: el festival de la emisión monetaria.
Por más que desde el Gobierno se intente soslayar este tema y negar sus consecuencias, la realidad es innegable.
Anteriormente señalé que los gobiernos sufrían del síndrome del "derroche extremo" y que tendían a redoblar la apuesta cuando la fiesta estaba por terminarse, alimentando los costos posteriores.
Este Gobierno es un claro ejemplo. A medida que los recursos se le agotaban, no intentó morigerar su gasto. Por el contrario, aceleró los mismos y los financió con la peor fórmula al alcance de la mano: emisión de pesos y mal uso de las reservas internacionales.
Las consecuencias de esta política se están sintiendo en este preciso momento. La inflación se acelera y las presiones sobre el tipo de cambio crecen sin pausa.
Para entender la relación entre la emisión monetaria y el tipo de cambio analicemos unos datos concretos:
La base monetaria, que es la cantidad de pesos que hay circulando en la economía, creció casi 10 veces desde 2003 hasta la fecha. En el mismo período, las reservas internacionales del Banco Central de la República Argentina (BCRA), que son como los "ahorros" en dólares que tiene el país, crecieron solamente dos veces.
La relación Pesos circulando/Reservas del BCRA creció un 500% en 10 años. Hoy hay cinco veces más pesos en relación a los dólares de "ahorro" que el país tiene.
En palabras simples, hay un exceso de pesos y una escasez de dólares. Como todo bien que encontramos en sobreabundancia, su precio baja (peso), mientras que cuando un bien escasea, su precio sube (dólar).
Y cuantos más pesos se emitan en la economía, más van a sobrar y menos valor van a tener. De allí que el peso va a seguir bajando contra el dólar si no cambian las políticas.
En los últimos años, el dólar que surge de relacionar la base monetaria con las reservas internacionales ha funcionado como un buen predictor de la evolución del tipo de cambio informal.
Mientras que a fin de 2011 este dólar teórico estaba en $ 4,81, el dólar informal se ubicó en $ 4,74. Para fines del año pasado, el dólar "Convertibilidad" estaba en $ 12,33, mientras que el blue cerró en $ 10. En la actualidad el dólar que relaciona base monetaria y reservas estaba en $ 13,51 y el informal en $ 14,40.
Por primera vez desde 2009, el blue se ubicó por encima del dólar teórico. Las expectativas de continuidad de emisión monetaria y reservas en caída apuntan a un dólar Convertibilidad de $ 15,80 y una escalada del blue hasta casi los $ 17.
Esto ocurrirá siempre y cuando el Gobierno insista con estas políticas que no conducen a otra cosa que mayor inestabilidad.
Si éste es el caso, entonces piense en dolarizar sus ahorros y capitalizarlos para aprovechar la coyuntura que se viene.
A su lado en los mercados. Diego Martínez Burzaco.
FUENTE: PUBLICADO EN INVERSOR GLOBAL - Newsletter semanal- enviado por mail

Para el Gobierno, las vacas vuelan

ImageHay un problema de base en la visión del Gobierno sobre el mundo de la economía y este problema es que está destruyendo nuestro país nuevamente. Se trata de una discusión tan básica que sorprende que alguien la pueda defender. Hoy la explicaremos.
Estamos en una época donde todo parece ser subjetivo, donde los hechos objetivos parecen no existir. Todo es materia de opinión, todo es cuestión del "punto de vista" desde el que uno lo mire. Pero, tengo la sospecha de que la realidad no es tan así. No todo es subjetivo, hay algunas cosas que son de una manera y listo, no tiene sentido discutirlas.
¿No está de acuerdo? Le hago una pregunta: ¿las vacas vuelan?
No, no vuelan. Y esto es algo objetivo, las vacas no vuelan, no se puede discutir, ¿no es cierto? Si usted discute eso ya no tiene sentido seguir una conversación en términos racionales.
¿Por qué le digo todo esto?
Porque tengo la impresión de que el actual Gobierno argentino de Cristina cree que las vacas vuelan. Pienso que cuestionan hechos objetivos que no tiene sentido discutir y que este debate equivocado está en la base de la explicación de por qué están destruyendo el país sin prisa pero sin pausa.
Hay un economista y periodista llamado Alfredo Zaiat que aparentemente Cristina y su equipo siguen con devoción. Analizar el pensamiento de Zaiat es una forma de intentar descubrir qué está detrás de las decisiones económicas de Cristina.
Zaiat escribe sobre economía en el diario Página 12 y escribió un libro en el año 2012 llamado "Economía a contramano" que parece resumir el pensamiento económico de Cristina. En el siguiente párrafo de su libro se resume la base de su pensamiento:
"Las familias administran su presupuesto destinando dinero al consumo inmediato y, cuando pueden, ahorran para poder gastar en el futuro. En cambio, los gobiernos pueden adquirir todos los bienes y servicios que quieran siempre y cuando los puedan comprar con la moneda que ellos emiten. Los gobiernos nunca se pueden quedar sin dinero porque lo emiten; Las familias no emiten dinero. Es una diferencia sustancial para destruir el argumento de la austeridad, que está construido sobre falsedades. Este discurso lo padecen ahora los europeos, como aquí lo sufrimos en los noventa."
"Los problemas de deuda de una economía nacional no son equiparables con los problemas de deuda de una familia individual. El cuentito de la ortodoxia dice que una familia que ha acumulado una deuda excesiva debe apretarse el cinturón y, por lo tanto, el Estado en una situación similar debe hacer lo mismo"
Zaiat cuestiona una realidad que nos toca afrontar a todos los humanos nos guste o no. Nadie se salva de esta realidad como nadie se salva de la muerte. Vivimos en un mundo con necesidades ilimitadas pero con recursos escasos.
Las personas tienen necesidades ilimitadas, tienen necesidades insatisfechas, sin importar si tienen dinero o no, siempre van a estar necesitando algo más. Pero por otro lado, los recursos son escasos: el recurso trabajo es limitado, el recurso agua es limitado, el recurso petróleo es limitado, el recurso tiempo es limitado, todos los recursos son limitados. Se me ocurren pocos que no lo sean. El aire por ejemplo, pero no muchos más.
Entonces, los humanos -incluidos Zaiat y Cristina- debemos siempre manejar esta restricción entre nuestras necesidades insatisfechas y los recursos escasos. Por supuesto que ésta es una realidad que nos duele, como nos duele la muerte, saber que algún día todo termine, pero es una realidad que no podemos modificar.
Y la economía justamente nace para manejar esta restricción de la forma más inteligente posible, para tratar de utilizar los recursos escasos de la mejor forma posible y de esta manera satisfacer la mayor cantidad de necesidades posibles.
¡Sin esta restricción, la economía no tendría sentido!
Desde el momento en que Cristina se basa en este pensamiento de Zaiat, desde el momento en que Cristina cree que los recursos son ilimitados, todo se derrumba. Se empiezan a tomar decisiones totalmente erradas, una tras otra, como vemos que hacen desde hace años.
Imagine una persona tomando decisiones sobre la premisa de que las "vacas vuelan". Sería algo totalmente irracional, que no obtendría ningún resultado. Por más de que esta persona se enoje con las vacas, denuncie un complot de los toros que no permiten que sus vacas vuelen -o la excusa que quiera buscar-, las vacas nunca volarán.
Cristina y su equipo, manejando la economía argentina con esta creencia, son iguales a una persona tomando decisiones creyendo que las vacas vuelan. Se trata de máquinas perfectas para tomar malas decisiones, una tras otra.
El sábado pasado, Zaiat publicó una nota en Página 12 llamada "Elogio del déficit", donde explicó aún más su punto de vista. Uno de los párrafos más destacados es el siguiente:
"Las luces de alarma se encendieron en las usinas de difusión de catástrofes inminentes: el gasto público ha crecido en el primer semestre a un ritmo de casi el 50 por ciento anual. Es el gatillo para que el elenco estable de economistas mediáticos comenzara a disparar sobre el riesgo del déficit fiscal que, atendido con emisión monetaria, actuaría como el principal motor de la inflación. Atemorizan con que gasto público, déficit e inflación son causas de la recesión, lo que exigiría disminuir subsidios a las tarifas de servicios públicos y reducir la expansión fiscal en las cuentas referidas al empleo público, salarios y cobertura previsional."
Nuevamente, Zaiat defiende el gasto ilimitado del Gobierno y nuevamente dice que el déficit es bueno. Explicar por qué esto es falso es un tanto complicado. En realidad, es tan complicado como explicarle por qué las vacas no vuelan, pero vamos a intentarlo.
¿Usted está de acuerdo con que vivimos en un mundo con recursos limitados y necesidades ilimitadas? Es decir, que todos queremos muchas cosas pero tenemos recursos limitados para cumplirlas.
Excelente, me gusta que nos pongamos de acuerdo por lo menos en algo. Ahora le pregunto, si usted está de acuerdo con esto, ¿está de acuerdo también con que un país, un Gobierno, un Estado afronta esta misma restricción?
Antes de responderme tenga en cuenta que un país no es ni más ni menos que una agrupación de personas. Es decir, un Estado, un país no es algo diferente a las personas, es solo una forma que tienen las personas para agruparse para lograr determinados objetivos. Entonces, si diez personas arman un país, el país es el conjunto de esas diez personas. Simple como esto.
Teniendo en cuenta lo anterior, le pregunto nuevamente: ¿está de acuerdo con que los recursos son limitados y las necesidades son ilimitadas también para los países?
Si no está de acuerdo por favor le pido que me explique por qué. Puede incluir su opinión en la parte de comentarios de nuestra página web. Estaré ansioso por leer su explicación de por qué los países no tienen esta restricción.
No tengo dudas de que Cristina piensa que los Gobiernos no la tienen. Por eso se divierte expropiando empresas como YPF, estatizando empresas como Aerolíneas Argentinas, gastando dinero en entretenimiento con el programa Fútbol para Todos o usando un avión para que le traiga los diarios todos los domingos a Santa Cruz. Una persona que actúa así piensa que los recursos son ilimitados...

Pero la triste realidad nos dice otra cosa. Esta fantasía de los políticos y sus amigos nos llevó a la ruina una vez cada diez años durante los últimos 60 años. ¿Qué esperamos para darnos cuenta?
Le deseo un excelente fin de semana, Federico Tessore
FUENTE: PUBLICADO EN INVERSOR GLOBAL - Newsletter semanal - Enviado por mail

viernes, 29 de agosto de 2014

PARA ENTENDER LOS FONDOS BUITRE

Publicado el 19/06/2014 Un fondo buitre es un fondo de capital de riesgo o fondo de inversión libre que invierte en una deuda pública de una entidad que se considera débil o cercana a la quiebra. Categoría Educación Licencia Licencia estándar de YouTube
FUENTE: https://www.youtube.com/watch?v=J2sSjVoDgc0&list=PLpdPxzi3rSdxLZ9AU88hEmXs3QUt5xPrR

¿Por qué el sistema de impuestos progresivos se come a los pobres?

Por Julian Darby
Cuando se trata de Economía, a la mayoría de la gente se le viene a la mente la idea de antagonismo entre diferentes grupos:
- Entre capital y trabajo.
- Entre empresarios y asalariados.
- Entre la gente común y la burguesía.
- Entre los que perciben altos ingresos y los que reciben salarios bajos.
- Entre los neozelandeses y los extranjeros…
¿Suena familiar?
Es como si la vida fuera una guerra de todos contra todos donde, como los ricos nos comen, nosotros debemos comérnoslos a ellos primero. Es básicamente un conflicto de clases, una forma de pensamiento colectivista inspirada por el marxismo y su doctrina de la lucha de clases; y en ningún lugar es más evidente dicha doctrina, que en el constante llamado a los impuestos progresivos.
«Los empresarios se están haciendo más ricos a expensas de que los obreros se estén haciendo más pobres –dicen muchos– así que, para prevenir esto, necesitamos impuestos confiscatorios». Hemos escuchado este tipo de argumentos muchas veces.
Es una perspectiva que ignora la mayor lección que la Economía nos ha podido enseñar: Que en una sociedad en donde hay cooperación pacífica, existe armonía de intereses entre todos, sin importar cómo otros nos dividan o clasifiquen.
Lo cierto es que todos mejoramos al estar juntos. En una sociedad libre, con división de trabajo, este hecho rápidamente se vuelve obvio.
Los impuestos progresivos, sin embargo, destruyen esa regla de oro. Como los ciudadanos desde Venecia hasta Venezuela han podido descubrir, son los miembros más pobres y vulnerables de la sociedad los que sufren más con estos regímenes.
¿Por qué pasa eso? Dicho de una forma simple, es porque los impuestos progresivos reducen, de forma desproporcionada, la cantidad de capital en un sistema económico; y, cualquier reducción de la cantidad de capital, reduce el nivel de vida de todos. Es como si el capital fuera consumido por un terremoto.
Esta fue la precepción de dos grandes teóricos del capital de los siglos XIX y XX: Eugen Böhm-Bawerk y Ludwig von Mises.
El capital es la riqueza acumulada que tienen las empresas o los individuos; consiste en las granjas, fábricas, máquinas, herramientas, etc. Se acumula sobre la base del ahorro –o de lo que se puede ahorrar después de que el gobierno se ha llevado lo que piensa que es su porción–.
Y es el capital, de dejar que se acumule, el que aumenta el nivel de vida de todos, desde el capitalista más rico hasta el asalariado más pobre. ¿Cómo? De dos formas:
Primero, el capital es el que paga los salarios. Estas ocho palabras son tan importantes que vale la pena repetirlas. El capital es el que paga los salarios. Por lo tanto, nos interesa a todos, pero especialmente a los desempleados, que los empresarios tengan permitido acumular tanto capital como les sea posible.
El capital hace posible pagar salarios a los trabajadores. Cuanto más capital, más trabajadores y mejores salarios.
Segundo, el capital aumenta la productividad del trabajador al potencializar el esfuerzo humano. En otras palabras, las máquinas nos permiten producir más cosas y progresar más rápidamente.
Cualquiera que haya visto cómo se construye el túnel Waterview, se habrá dado cuenta que la tuneladora ha hecho que todo el proyecto avance de forma más rápida y segura que si se hubieran empleado personas para excavarlo.
Esta mayor productividad, que es posible gracias a la utilización de capital, lleva a que más bienes puedan estar disponibles a precios progresivamente más bajos. Esto es una maravilla para todos, pero en especial para los más pobres de la sociedad, pues entre más capital haya, mayores serán sussalarios reales.
A pesar de lo que Karl Marx dice, el capital no está en conflicto con el trabajo. El progreso económico de los últimos trescientos años –y el impresionante aumento del nivel de vida- es, en realidad, una historia de la armonía de estos dos factores: de la profundización de la división de trabajo; del incremento de ahorro y de la acumulación de capital; del constante aumento, en todo el mundo, de los salarios reales. Es una gran historia, o lo sería si se nos permitiera seguir avanzando sin impedimentos u obstáculos.
La imposición progresiva es sólo una barrera, entre otras muchas que impiden este avance, perjudicando el nivel de vida de todos.
Eso difícilmente parece legítimo. O justo.
Sin embargo, existe una gran ignorancia, incluso entre los economistas, sobre el rol del capital; y una gran hostilidad hacia aquellos que lo poseen.
Mira a Thomas Piquetti, el profesor francés neo-marxista cuyo libro superventas Capital in the 21st Century aboga por que los impuestos a la riqueza sean del 80% ¡para impedir la acumulación de capital! Asombrosamente, para haber escrito un libro con la palabra «capital» en el título, Piketty carece de todo conocimiento sobre el papel del mismo para mejorar los salarios reales.
No es de sorprenderse. Porque, como el académico George Reisman señala, en el libro de Piketty no hay ni una sola referencia a Eugen Böhm-Bawerk y Ludwig von Mises, los dos teóricos del capital más reconocidos. Sí hay, no obstante, 70 referencias a Karl Marx.
Reisman sigue con la observación:
Piketty sostiene su programa sobre la base de la ignorancia del rol principal del capital en la producción: elevar la productividad de los trabajadores e incrementar los salarios reales y, en general, el nivel de vida. Él tampoco se enteró de que la libertad de acumular grandes fortunas es necesaria para el desarrollo de nuevos productos y nuevas industrias, algo esencial para el progreso económico.
No deberíamos elegir seguir compartiendo su ignorancia.
Como personas interesadas en economía y políticas públicas que somos, debemos ver cómo redescubrir las importantes lecciones que nos ha dado el pasado y, en este contexto, convertirnos no en personas que abogan por destruir a los ricos, sino en personas que defienden la acumulación de capital y el ahorro.
Eso ayudará a mejorar el nivel de vida de todos.
Y eso, para mí, es algo indudablemente justo. Y legítimo.
FUENTE: PUBLICADO EN MISES HISPANO.ORG -
 http://www.miseshispano.org/2014/08/%C2%BFpor-que-el-sistema-de-impuestos-progresivos-se-come-a-los-pobres/

Argentina en el mundo El costo de movernos: el ranking del precio de la nafta

Cuánto vale el litro de gasolina en cada país.
En Turquía el litro de nafta cuesta 2,54 dólares. Ese valor lo transforma en el país con la gasolina más cara del mundo, de acuerdo a datos de 2012 publicados por el Banco Mundial. En segundo lugar, con US$ 2,53 por litro, se ubica Noruega, seguido por Eritrea (US$ 2,49) y Países Bajos (US$ 2,33).
La Argentina ocupa el puesto 69 sobre 159 países, con un valor de US$ 1,46por litro de nafta. Esto la posiciona en el quinto lugar entre los países de Sudamérica, detrás de Uruguay (US$ 1,97), Paraguay (US$ 1,74), Perú (US$ 1,63) y Chile (US$ 1,56).
En el otro extremos del listado, Venezuela ocupa el último lugar con un valor de US$ 0,02 por litro. Otros países, como Libia, Arabia Saudita y Kuwait, también ocupan los últimos puestos, con valores inferiores a US$ 0,25 por litro.
Un informe realizado en 2012 por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) señala que en 2008, en la Argentina, los combustibles líquidos “costaban en promedio la mitad de su valor en el mercado internacional”.
El documento explica que “la vigencia de precios locales por debajo de los precios internacionales de importación provocó que la brecha entre el consumo y la producción local impacte no solamente en las cuentas externas (...), sino también en las cuentas fiscales”.
La Argentina, según la Agencia Internacional de Energía, tiene un subsidio del 26% sobre el costo de los combustibles fósiles, muy por debajo de los subsidios de los mayores productores, donde llega a superar el 80% del precio, pero por encima de muchos otros, como Perú, Colombia o México.
En enero de 2014 en la Argentina se produjo una devaluación que llevó al dólar a un valor oficial cercano a los 8 pesos, y hoy se ubica en 8,43 pesos. Al mismo tiempo las petroleras registraron fuertes subas en el valor de las naftas. Según el sitio Global Petrol Prices, con datos actualizados a agosto de 2014, el valor del litro de nafta hoy es de 1,43 dólares, muy cercano al valor registrado por el Banco Mundial en 2012.

TLV1 - Genealogía y Heráldica Argentina - Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas

Publicado el 28/08/2014 Ing. Diego Herrera Vegas, la Sra. Esther R.O.R. de Soaje Pinto y el Dr. Ernesto Spangenberg, autoridades del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, nos cuentan que es la Genealogía y la Heráldica, como buscar data de nuestros ancestros y cuentos de nuestra historia... Categoría Activismo y ONG Licencia Licencia estándar de YouTube
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jueves, 28 de agosto de 2014

Cuatro mil años de controles de precios.

Por Thomas Dilorenzo
No ha habido escaseces significativas, gracias a la ausencia de controles de precios, pero el Congreso está trabajando diligentemente para acabar con ese resultado. Urgido por una opinión pública económicamente ignorante, el Congreso realizó una de sus periódica Grandes Inquisiciones de los ejecutivos de las petroleras para reclamar una respuesta a la pregunta: “¿Cómo se atreven a beneficiarse del sistema estadounidense de libre empresa?”Abundan las acusaciones de “inflar los precios” (es decir, permitir que las fuerzas de mercado fijen los precios), igual que la reclamación de controles de precios. No siempre se les llama “controles de precios”, sino algún tipo de eufemismo hábil como “legislación contra el aumento de precios”. Es lo mismo.
El alegato contra los controles de precios no es meramente un ejercicio académico, restringido a los libros de texto económicos. Hay una historia de cuatro mil años de una catástrofe económica tras otra causadas por controles de precios. Esta historia está parcialmente documentada en un excelente libro titulado Forty Centuries of Wage and Price Controls, de Robert Schuettinger y Eamon Butler, publicado por primera vez en 1979.
Los autores empiezan citando a Jean-Philippe Levy, autor de La economía antigua, apuntando que en Egipto durante el siglo III a de C. “había una omnipresencia real del estado” al regular la producción y distribución del grano. “Todos los precios se fijaban por decreto a todos los niveles”. Este control “tomó proporciones alarmantes. Había todo un ejército de inspectores”.
Los granjeros egipcios llegaron a enfurecerse tanto con los inspectores de control de precios que muchos de ellos simplemente abandonaron sus granjas. Al final del siglo la “economía egipcia se derrumbó, igual que su estabilidad política”.

Genera escasez, mercados negros y violencia.
En Babilonia hace 4.000 años el Código de Hammurabi era un laberinto de regulaciones de control de precios. “Si un hombre contrata a un campesino, la dará ocho gur de grano al año”; “Si un hombre contrata un pastor, le dará seis gur de grano al año”; Si un hombre alquila un barco de sesenta toneladas, dará la sexta parte de un sekhel diario por su alquiler”. Y así sucesivamente. Esas leyes “ahogaron el progreso económico en el imperio por muchos siglos”, como cuenta la historia. Una vez se derogaron estas leyes, “hubo un notable cambio en las fortunas de la gente”.
La antigua Grecia también impuso controles de precios en el grano y estableció “un ejército de inspectores de grano nombrados para el fin de establecer el precio del grano a un nivel que el gobierno de Atenas pensaba que era justo”. Los controles de precios de los griegos llevaron inevitablemente a escaseces en el grano, pero los antiguos empresarios salvaron a miles de morir de hambre eludiendo estas leyes injustas. A pesar de la imposición de la pena de muerte por eludir las leyes griegas de control de precios, las leyes “eran casi imposibles de aplicar”. Las escaseces creadas por el control de precios crearon oportunidades de beneficio en los mercados negros que beneficiaban a la gente.
En el año 284 el emperador romano Diocleciano creó inflación poniendo en circulación demasiado dinero y luego “fijó los precios máximos a los que podían venderse carne, grano, huevos, ropa y otros artículos y prescribió la pena de muerte para quienes dispusiera de sus productos por un precio superior” Los resultados, explican Schuettinger y Butler citando a un historiador antiguo, fueron que “la gente dejó de llevar provisiones a los mercados, ya que no podían obtener un precio razonable para ellas y esto aumentó mucho la escasez, hasta que, tras morir mucha gente por ello, tuvo de abandonarse la ley”.
Acercándonos más a los tiempos modernos, el ejército revolucionario de George Washington estuvo cerca de morir de hambre en el campo gracias a los controles de precios en la comida que impusieron los gobiernos de Pennsylvania y otras colonias. Pennsylvania impuso en concreto controles de precios sobre “los productos que necesitara usar el ejército”, creando desastrosas escaseces de todo lo que necesitare el ejército. El Congreso Continental adoptó sabiamente una resolución contra el control de precios el 4 de junio de 1778 que decía: “Al saberse por experiencia que las limitaciones en los precios de las materias primas no solo son ineficaces para el propósito buscado, sino asimismo producen consecuencias muy negativas – resolvió que debe recomendarse a los distintos estados revocar o suspender todas las leyes limitando, regulando o restringiendo el precio de cualquier artículo”. Y, escriben Schuettinger y Butler, “al acabar 1778 el ejército estaba bastante bien provisto como consecuencia directa de este cambio de política”.
Los políticos franceses repitieron los mismos errores después de su revolución, poniendo en vigor la “ley del Máximo” en 1793, que impuso primero controles de precio en el grano y luego en una larga lista de otros productos. Como era previsible, “en algunos pueblos [franceses] la gente estaba tan mal alimentada que se derrumbaban en la calle por falta de sustento”. Una delegación de varias provincias escribió al gobierno de París que antes de la nueva ley de control de precios “nuestros mercados estaban provistos, pero tan pronto como fijamos el precio del trigo y el centeno dejamos de ver esos granos. Los otros tipos no sujetos al máximo eran los únicos que aparecían”. El gobierno francés se vio forzado a abolir su malhadada ley de control de precios después de matar literalmente a miles. Cuando Robespierre era trasladado por la calles de Paría en camino a su ejecución, la masa gritaba. “¡Ahí va el sucio Máximo!” Ojalá nuestros políticos contemporáneos aprendieran esta lección.
Al acabar la Segunda Guerra Mundial, los planificadores centrales eran aún más totalitarios en lo que se refería a la política económica de lo que lo eran los antiguos nazis. Durante la ocupación de posguerra de Alemania, a los “planificadores” estadounidenses les gustaron bastante los controles económicos nazis, incluyendo los controles de precios, que estaban en realidad impidiendo la recuperación económica. ¡Incluso el nazi Hermann Goering le contaba esto al corresponsal de guerra estadounidense Henry Taylor! Según relatan Schuettinger y Butler, Goering dijo:
Su América está haciendo muchas cosas en el campo económico que hemos descubierto que nos causaban muchos problemas. Están tratando de controlas los salarios y precios de su gente, el trabajo de la gente. Si hacen eso deben controlar la vida de la gente. Y ningún país puede hacer eso parcialmente. Yo lo intenté y fracasé. Tampoco ningún país puede hacerlo totalmente. Yo lo intenté y fracasé. Ustedes no son mejores planificadores que nosotros. Yo pensaría que sus economistas entenderían lo que pasó aquí.
Los controles de precios crean mercados negros.
Los controles de precios finalmente terminaron en Alemania por parte de Ministro de Economía Ludwig Erhardt en 1948, un domingo, cuando las autoridades de ocupación estadounidenses estaban fuera de sus oficinas y eran incapaces de detenerle. Eso engendró el “milagro económico alemán”.
Los controles de precios fueron la causa de la “crisis energética” de la década de 1970 y de la crisis energética de California en la década de 1990 (allí solo se desreguló el precio al por mayor de la electricidad; había controles en los precios al por menor). Durante más de cuatro mil años dictadores, déspotas y políticos de todos los colores han visto a los controles de precios como la promesa definitiva al público de “algo por nada”.
Agitando la varita o aplicando el bolígrafo legislativo, prometen hacer todo más barato. Y durante más de cuatro mil años los resultados han sido exactamente los mismos: escaseces, a veces de consecuencias catastróficas, deterioro de la calidad del producto, proliferación de mercados negros en los que los productos son realmente más altos y los sobornos abundan, destrucción de la capacidad productiva de una nación en los sectores en que se controlaban los precios, grandes distorsiones de los mercados, la creación de burocracias opresivas y tiránicas de control de precios y una peligrosa concentración de poder político en manos de los controladores de precios.
Esto es lo que los ignorantes económicamente entre la opinión pública estadounidense están reclamando al Congreso en relación el sector energético actual. Esperemos que las recientes “audiencias” en el Congreso sobre los precios de la gasolina solo sean otra charada de relaciones públicas.
Thomas DiLorenzo es profesor de economía en la Universidad de Loyola en Maryland y miembro de la facultad superior del Instituto Mises. Es autor de El verdadero Lincoln, Lincoln Unmasked, How Capitalism Saved America y Hamilton’s Curse: How Jefferson’s Archenemy Betrayed the American Revolution — And What It Means for Americans Today.
(Publicado el 10 de noviembre de 2005) Traducido del inglés. El artículo original se encuentra aquí: http://mises.org/daily/1962
FUENTE: PUBLICADO EN jfcarpio - http://jfcarpio.com/cuatro-mil-anos-de-controles-de-precios-por-thomas-dilorenzo/

8910 N°19 - Darío C. Mosso: El desarrollo de Santa Cruz queda solo en anuncios.

Publicado el 26/08/2014 Dr. Darío Carlos Mosso, abogado, ex presidente de Servicios Públicos en Santa Cruz en Aguas y Electricidad, fue director de Vialidad Nacional en esa Provincia, participó de la lista de abogados de Santa Cruz. Habla sobre la situación de la Provincia, su dilatado desarrollo que solo se basa en anuncios rimbombantes. Población, pobreza y burocracia. Los Kirchner. El estado se come a sí mismo. Categoría Activismo y ONG Licencia Licencia estándar de YouTube
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miércoles, 27 de agosto de 2014

EL INTERVENCIONISMO

Foto del perfil de María Celsa Rodríguez (tú)Por María Celsa Rodríguez
El intervencionismo estatal avanza. Ya no solo se trata de "control de precios" o como el gobierno denomina  "precios cuidados.  Ahora se habla de "ley de abastecimiento" en que se controlará  la comercialización, intermediación, distribución  y producción de la actividad económica. Es decir cuales son los márgenes de utilidad, precios  de referencias, niveles máximos y mínimos, control sobre las ventas, sobre el transporte y la prestación de servicios, la fabricación de determinados productos, acordar subsidios, etc. O sea, el control de que, cuando, como, cuanto y para quien producir.. Como bien dijo el    Dr. Carlos Sabino, en su libro " Diccionario de Economía y Finanzas" es la "acción de los gobiernos que tiene por objeto afectar la actividad económica... para la regulación y control de los mercados".
Y agrega Alberto Benegas Lynch (h): "Las externalidades positivas y negativas se internalizarán o no en el proceso de mercado según sean los gustos y las preferencias del momento y, en su caso, según los costos involucrados pero en modo alguno pueden considerarse “fallas de mercado”. Sin embargo, el intervencionismo gubernamental constituye una falla (o una tragedia para utilizar la expresión de Garret Hardin) al recurrir a la fuerza para internalizar aquello que, tomados todos los elementos disponibles en cuenta, se considera no internalizable al tiempo que se distorsionan los precios relativos con lo que, según el grado de intervención, se obstaculiza o imposibilita la asignación eficiente de recursos." [1]

Pero,  ¿que es el intervencionismo?
 El Dr. Gabriel Boragina dice que " es  control y limitación... impuesta por el burócrata por sobre la decisión de la gente. El burócrata elige - en el intervencionismo- por el consumidor que es lo que él considera que debe comprar o no comprar, donde debe viajar o no viajar, que debe consumir y cuando y a quien se le debe adquirir esos productos, o no hacerlo de ningún modo. Pero lo que torna más grave al intervencionismo es que ese control la burocracia lo ejerce contra decisiones pacíficas de terceras personas que no perjudican a nadie, excepto, a la propia burocracia que pretende medrar a costa de la producción privada.
El intervencionismo - sigue Boragina- es restricción, es  interferencia en nuestras pacíficas vidas privadas y propias decisiones. El volver más pobres a los pobres y más ricos a los ricos a través del sistema fiscal ( o justicia social) y del sin  fin de mediadas económicas por las cuales los gobiernos "le meten las manos en los bolsillos"[a todos] ... en conjunto o individualmente"[2]
El intervencionismo impide al ciudadano a hacer cosas, crear, producir, innovar, construir, vender, comprar, obligándolo a hacer aquello que lo repliega de su crecimiento y desarrollo. La injerencia autoritaria  del gobierno en  la economía, en las distintas áreas de  producción, motorizando su actividad según le convenga y conduciendo el mercado de tal modo que todos los instrumentos del proceso productivo queden encorsetados bajo el  poder y decisión  estatal, es propio de las políticas marxistas. Al suprimir  el derecho de propiedad privada y establecer una plantificación estatizada de la economía, nos llevará a un estancamiento económico y a mas pobreza. "El mercado solo funciona en libertad" dice Boragina. Lo contrario de la libertad es un mercado oprimido, regulado, constreñido, desmotivado porque se le han cortado las alas de la oferta y la demanda.

Pongamos una mirada sobre  la  historia:
"En los años comprendidos entre la crisis económica de 1873 y la crisis económica de 1890, dieron lugar a intensos debates legislativos sobre la protección industrial". Un poco alimentado por los cambios políticos del momento, protagonizados   por la Unión Civica Radical en 1890.
Luego  fue  el conflicto de la Guerra mundial del  1914, así,  ante el contexto internacional se planteó la posibilidad de reducir las importaciones de mercaderías más allá que favoreciera al "presupuesto nacional a través  de los impuestos de aduanas". Por  ello el  Congreso discute por vez primera " si quienes tenían mayores ingresos debían aportar más al estado. El análisis se extiende hasta 1925, luego que una crisis del sector agro-exportador abriera un nuevo reclamo sobre la participación del estado en la regulación de la economía" [3]
"El derrumbe del comercio , la crisis financiera, el desorden monetario internacional obligaron al Estado   a asumir lentamente nuevas funciones. La intensificación del intervencionismo estatal se constituyó así en una respuesta no deseada pero inevitable  a la crisis internacional. Un ministro conservador lo definió como "intervencionismo defensivo" Se tomaron múltiples medidas  con el propósito que "los efectos deflacionarios que provenían del mercado internacional" no perjudicara la economía interna. También se "reformó el control de cambios, con un mercado oficial y otro libre" Nuevos impuestos y un aumento desmesurado del gasto publico que superaban los recursos fiscales  arrastran sus consecuencias negativas a lo largo de la década del 30.
Entre los años 1933 y 1937 "se crearon 19 agencias con el fin de regular, controlar o asesorar  a diversos sectores de la producción" Aparecieron además la Junta nacional de Carnes, la Junta  Reguladora de Granos, la de Vinos, de Yerba Mate y de Algodón. Estos organismos regulaban el precio, establecían el límite de cultivo y "hasta dispusieron  la destrucción   de una parte de la producción  con el objetivo de mantener precios remunerativos"
En 1935  se crea el Banco Central  con el propósito de controlar " la oferta monetaria reemplazando el mecanismo automático del patrón oro  donde aquella estaba determinada por los egresos e ingresos de oro, supervisar el desempeño de los bancos públicos y privados y actuar como agente financiero del gobierno"[4]
En 1959 Ludwig von Mises  estuvo en Bs.As. donde dio 6 conferencias. En una de ellas habló de intervencionismo. Explicando que "el intervencionismo significa que el gobierno no restringe su actividad  a la preservación  del orden, o – como la gente solía decir un siglo atrás – a ‘la producción de seguridad’. Intervencionismo significa que el gobierno desea hacer más. Desea interferir en los fenómenos del mercado"
Se está hablando de la interferencia del gobierno en los precios, en los procesos de producción, comercialización, "interfiere en los salarios, en las tasas de interés, en las utilidades ". Mises también analiza allí a dos países Alemania e Inglaterra durante la primer guerra mundial. "Ambos países experimentaron inflación. Los precios subieron,  los dos gobiernos impusieron controles de precios. Empezando con unos pocos precios, comenzando solamente con leche y huevos, tuvieron que seguir más y más allá. Cuanto más se alargaba la guerra, más inflación se generaba. Y después de tres años de guerra, los alemanes – en forma sistemática, como siempre – elaboraron un gran plan. Lo denominaron el Plan Hindenburg: a cualquier cosa en Alemania, considerada buena por el gobierno de ese momento, se le daba el nombre de Hindenburg.
El Plan Hindenburg significaba que todo el sistema económico alemán sería controlado por el gobierno: precios, salarios, utilidades..... todo. Y la burocracia inmediatamente comenzó a poner esto en funcionamiento. Pero antes que hubieran terminado, vino el descalabro: El Imperio Alemán se vino abajo, el aparato burocrático completo desapareció, la revolución trajo consecuencias sangrientas – todo se terminó. En Inglaterra comenzaron de igual manera, pero después de un tiempo, en la primavera de 1917, los EEUU entraron en la guerra y suministraron a los Británicos suficientes cantidades de todo. Y por lo tanto el camino al socialismo, el camino de servidumbre, fue interrumpido...  Gran Bretaña – durante la Segunda Guerra Mundial – hizo precisamente lo mismo que había hecho Alemania. Comenzando con el control de precios de solamente algunos productos, el gobierno Británico empezó paso a paso (de la misma manera en que Hitler lo había hecho durante el tiempo de paz, aún antes del comienzo de la guerra) a controlar más y más de la economía hasta que, en el momento en que la guerra terminó, habían llegado a algo que era casi puro socialismo"[5] dijo Mises.

¿Cuales son los efectos negativos del intervencionismo?
1) Produce pobreza al reducir la producción y contar con menos bienes disponibles en el mercado, disminuyendo así la calidad de vida de la gente.
2) Acrecienta los problemas que pretende resolver al perturbar el equilibrio de los mercados, no alcanzando así sus objetivos.
3)  El incremento del gasto publico  está limitado ya que cuando se agota los recursos el intervencionismo "pierde su razón de ser".
4) Los conflictos sociales se aceleran, crece los índices de desempleo,  hay tensiones sindicales y hay escases de productos.
5) La inestabilidad del intervencionismo produce un goteo de problemas que se van acrecentando con el tiempo.

Margit von Mises, la esposa de Mises, en 1979 escribió "Perón había gobernado destructivamente y destruido totalmente los fundamentos económicos de la Argentina. Sus sucesores no habían sido mucho mejores". Muchas décadas después, el kirchnerismo sigue en ese camino.
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Referencias
[1] Alberto Benegas Lynch (h), "Bienes públicos, externalidades y los free-riders: el argumento reconsiderado".
[2] "Socialismo y Capitalismo" de Gabriel Boragina
[3] "Liberalismo e intervencionismo" de Jimena Caravaca.
[4] "Argentina mirando hacia adentro" Tomo 4 (1930-1960)
[5] "Ludwig von Mises" POLITICA ECONÓMICA - Pensamientos para hoy y para el futuro
(Seis conferencias dictadas en Buenos Aires en 1959)

PUBLICADO EN INFORMADOR PUBLICO - http://site.informadorpublico.com/2014/08/28/el-intervensionismo/

VALOR Y PRECIO: ¿SON LA MISMA COSA?

Un pequeño prefacio sobre “Valor y Precio”, de Informativo Rural de Junio de 2010.
Por: Ing. Agr. Daniel Carlos Besso
Como una “Remake Hollywoodense”, vamos entrando despacio en otra híper inflación.
Talvez es culpa nuestra dejar a los chicos, jugar con cosas tan delicadas como la moneda. No han vivido en forma consciente la híper anterior. La ignorancia, unida a una gran soberbia, nos lleva por este barranco. Vaya a saber donde y como iremos a parar.
Convendría ponernos de acuerdo en que todas las transacciones económicas, de algún modo son una forma de “TRUEQUE”. La moneda, solo es una “mercadería transaccional” que se trueca, de modo de permitir intercambiar bienes. Si Juan tiene zapallitos anco y desea trocarlos por ojotas de goma que tiene Pedro, pero a Pedro no le interesan los zapallitos anco de Juan, solo cuando aparece un tercero, interesado en los zapallitos, Rolo, que justamente tiene los cinturones que le interesan a Pedro, podemos decir : SOLUCIONADO EL ASUNTO, PEDRO OBTIENE SUS CINTURONES, JUAN SUS OJOTAS Y ROLO LOS ZAPALLITOS. La triangulación resolvió el problema, cada artículo fue mercadería y medio de pago al mismo tiempo.
Para eso existe la moneda. Un elemento convencional al que toda una población admite como valor común transaccional. Un trueque de mercaderías y servicios por un elemento transaccional. Pero sigue siendo un trueque. En el trueque siempre hay que tener algo para cambiar. Cuando éramos pibes, hasta para cambiar figuritas, teníamos que tener “ALGO PARA CAMBIAR”. Aprendíamos del modo más simple, acaso sensorial, que la figurita difícil, valía muchísimas “FIGURITAS REPETIDAS”
Hoy en día, hay demasiados actores económicos en la rueda, que no tienen “NADA PARA CAMBIAR”. Hasta el pibe más abombado sabe que cuando una figurita es repetida, no vale casi nada.
Valor y precio: ¿son la misma cosa?
_ ¡Obviamente que no!,…
Sería la respuesta elegante que se espera de una persona de mediana cultura.
¿Pero hasta qué punto son diferentes?
Antiguamente la Real Academia de la Lengua Española definía como valor:
Grado de utilidad de las cosas//Cualidad de las cosas que las hace objeto de precio //Alcance o importancia de una cosa.
También definía a “precio” como: valor pecuniario de las cosas.
Nosotros en forma cotidiana entendemos que precio es una cantidad de dinero o especie que debemos dar a cambio de algo que pretendemos. Ese precio no siempre es en moneda, a veces puede tratarse de un canje o trueque de bienes, ejemplo: te cambio un perro de $ 1000 por dos gatos de $500. El pago de servicios o sea cosas que otro/a/os/as pueden hacer por y/o para nosotros, también suelen tener un precio en moneda u otra especie a canjear. “Yo te arreglo el techo de chapa del taller y vos le hacés a mi citroneta un cambio de aros”.
Dentro de estos tipos de canjes, también se ven representados los tráficos de influencias y favores: “una mano lava la otra y las dos lavan la cara”, “hoy por mí, mañana por ti”, “entre bueyes no hay cornadas”. Los chantajes también son una forma de precio.
Napoleón Bonaparte decía: “Cada hombre tiene su precio”. Hay una versión criolla más soez y procaz, que refiere a la integridad de la condición sexual del hombre, frente a una gran tentación pecuniaria.
El precio de alguna manera, si bien lo pone el oferente del bien o el servicio, está sujeto a la fuerza del mercado. La naturaleza humana tiende a justipreciar las cosas por el grado de su escasez, lo que abunda no vale. Cuando queremos vender algo que es muy abundante lo tenemos que terminar vendiendo barato. Esto no solo tiene lugar en las economías que se mueven con moneda. En culturas que comercian por medio del trueque, ocurre lo mismo. Ej. Si una temporada hubo un gran ataque de Diatraea y los choclos se abicharon en su mayoría; si nosotros ofrecemos zapallito anco a cambio, ese año deberemos destinar mayor cantidad de anco por choclo, se podría decir que hay “inflación en el precio de los choclos, medido en términos de zapallito anco”. La mayor demanda de zapallos ancos por sucedaneidad también comenzará a subir en términos de otras cosas.
¿Encuentran algún parecido con lo que ocurre con la carne de vaca?
Uso deliberadamente el ejemplo imaginario del trueque para que se comprenda que muchas veces la inflación ocurre independientemente del valor relativo de la o las monedas.
¿Se acuerdan de las nevadas del 9 de julio del 2007?, se helaron todas las hortalizas y también las papas, resultado: un aumento gigantesco en el precio de la papa. ¿Qué hizo el gobierno?, pues metió la mano en su Patorucesco bolsillo patagónico, subvencionó a los supermercados para que bajaran el precio de las papas. Con una reacción típicamente propia de Isidoro Cañones, ante el gesto dadivoso de Patoruzú, las cadenas de supermercados pusieron unas cuantas bolsas subvencionadas a la venta y, para mi, encanutaron el resto. Por supuesto que Don Cosme, el del mercadito de la esquina, no recibió un cobre.
Lo que escasea, termina subiendo de precio, pagado con el medio de pago que se les ocurra.
Los actos de las personas y de las sociedades suelen tener consecuencias. Las buenas consecuencias, por lo general, debieran arrojar una ganancia o utilidad, en cambio las malas consecuencias demandan el pago de un precio, que no siempre es “en plata”, pero que de un modo u otro siempre se paga.
No siempre las consecuencias son inmediatas y para mucha gente, aunque nos parezca mentira, eso, es muy difícil de entender.
Como sociedad seguro que deberemos pagar más adelante las consecuencias de lo que hicimos mal recientemente, así como hoy pagamos el precio de los desatinos pasados.
Todos sabemos que hay actividades que demandan mucho tiempo armar y que se destruyen muy fácilmente. Pues, entonces, el precio a pagar por haber destruido la producción de carne vacuna, los pequeños tambos que ocupaban tanta mano de obra, etc., etc., va a estar representado por un mayor precio relativo de esos productos.
No ha de ser por una cuestión corporativa ni nada que se le parezca,…. simplemente por que no va a haber suficiente.
Esa será la forma pecuniaria de pagar el precio del error; pero hay un precio mucho mayor aún, mucho más gravoso para la sociedad, que estará representado por la pérdida de puestos de trabajo rurales, altamente productivos, canjeados por planes de trabajo, migajas y dádivas condicionadas muy frecuentemente por la política.
Acá entramos a comprender que había un valor oculto mayor, que no conviene hacer solamente cálculos medibles en plata.
Si los sindicatos corren a las faldas del gobierno, clamando por un aumento de salarios que compense esta inflación, si obtienen esos aumentos que a todas luces parecerían justos, pues no fueron ellos los causantes del desaguisado; lo único que lograrán es volcar a un mercado escaso, más dinero para pagar la misma cantidad de bienes, por que lo que no hay son bienes, lo que no se produjo no está.
Volvamos un cachito atrás, al ejemplo del trueque de los ancos por choclos, imaginemos que repartimos libremente a manos de todo el mundo en el mercado de trueque, un camión lleno de zapallitos ancos; eso no va a hacer que aparezcan los choclos que no están. Va a ocurrir que el que tenga los choclos terminará con más cantidad de zapallitos ancos en su poder. Ahí si que “que va a tener pa`cer dulce”.
Es por esta causa que los gobernantes deben ser muy cautos antes de tomar resoluciones al actuar sobre los mercados, si no se cuenta con reaseguros, en especial en estas cuestiones que tienen que ver con la seguridad alimentaria.
Si tenemos la necesidad de calcular costos, ¿Qué tendremos en cuenta?¿el precio circunstancial de los factores de la producción, o su valor tomando producciones alternativas? Cuando en el hemisferio norte “se cayó todo podrido” por efecto de las hipotecas basuras, por efecto dominó, se empezó a caer el andamiaje financiero trucho que habían inventado; los inversores salieron a comprar bienes concretos, aluminio, cobre, oro, se metieron en el mercado a término de los cereales y las oleaginosas, generando de pronto una tormenta de demanda ficticia de su señora Madre, que hizo que todo subiera a lo loco (recordemos que la 125 fue fruto de esa locura y luego nos durmieron con el 35 % de retención).
Valga esto para recordar que los mercados no siempre son la versión correcta del precio de las cosas y menos aún de su valor.
Las grandes tormentas financieras, como la del 2008, creo que son de alguna manera el resultado del desajuste entre el precio corriente de los bienes y su verdadero y permanente valor intrínseco. Puede suceder que uno sea mayor que el otro, alternativamente, por lo general siempre llevan una diferencia, pero cuando el desajuste es muy grande, es cuando se producen los líos.
Cuando saltamos al concepto de valor, la cosa se pone mucho más compleja. El precio de las cosas, entendimos que es donde convergen:
1) la necesidad relativa de los consumidores o demandantes del producto o servicio.
2) la cantidad de éstos.
3) la abundancia o escasez relativa del producto o servicio.
4) el precio de los sucedáneos o reemplazos y….
5) la abundancia o escasez de medios de pago, sean estos en dinero o especie a canjear. Más o menos anda por ahí la cosa.
En cambio el valor es algo de carácter subjetivo (no es lo mismo para cada persona, aunque puede ser parecido, nunca es igual). Puede variar por cuestiones de usos, costumbres o culturas. Puede ser influido por cuestiones religiosas, geográficas o climáticas.
Puede tener incidencia en el valor de algo, la comprensión técnica y/o ideológica. Puede proyectarse el valor por su escasez futura. En fin, como dije, es mucho más compleja la formación del valor de algo.
Un ejemplo de cómo un valor distinto que culturalmente se le da a un bien, incide en su precio cuando es valorado por culturas distintas; las mollejas de vaca a los norteamericanos no les gustan, les da asquete y a nosotros nos gustan mucho, por esa razón en un determinado momento importamos cantidades de mollejas de los EEUU. Allá eran baratas pues no les daban el valor que si les dábamos acá.
Otro ejemplo de divergencia ideológica en el valor de algo, está claramente representado en la destrucción sistemática, que se desató sobre nuestro sistema ferroviario y nuestra industria pesada. Esto arrancó con la administración del ministerio de economía del Dr. José A. Martínez de Hoz durante la dictadura y culminó con un gran éxito para sus promotores y desgracia para la Nación, en la década de los 90.
El precio muy bajo de los combustibles y la mirada absolutamente de corto plazo de esos economistas que comparaban el precio del transporte ferroviario, su relativa ineficiencia (provocada artificialmente a mi entender) de ese entonces (YAMAL QUE PARA,….YAMAL QUE CIEYA, con sindicalistas echando leña al fuego, a mi no me cabe la menor de las dudas).
En la ecuación no entraban los accidentes de tránsito y las muertes innecesarias, las secuelas de invalidez, la polución atmosférica, el consumo innecesario de petróleo que en un futuro no muy lejano nos iba a faltar (hoy ya falta). Solo había que corregir sus vicios.
No se entendía, por ese entonces, que el valor de los ferrocarriles funcionando se extendía más allá de la cuentita hecha con la calculadora, sobre el precio de los fletes y el transporte de personas. El valor de la utilidad de mantener con vida tantos pueblos del interior, tampoco entraba en la ecuación. De última no hacía falta más que el libro de física de Fernández y Galloni, para saber que nunca puede ser más barato a lo largo del tiempo, un transporte (el automotor) que consume 10 a 20 veces más energía por tonelada transportada por lo tanto consume igual proporción de combustible y genera consecuentemente polución atmosférica y ambiental en la misma cantidad.
El petróleo fue, creo, demasiado barato durante mucho tiempo. Esto alentó a su consumo irresponsable y dispendioso, a sabiendas que algún día se acabaría. Nuestros hijos y mucho más nuestros nietos, probablemente a raíz de esta causa, no se acordarán muy cariñosamente de nosotros, pues pusimos por delante el precio circunstancial del momento, sin pensar en su valor futuro.
En economía se pueden hacer mil elucubraciones, menos desafiar a las leyes físicas, químicas y naturales. La naturaleza se toma su tiempo, pero siempre termina ganando. Por esto, el valor de las cosas debe ser motivo de análisis mucho más serios y si es necesario, multidisciplinarios.
Tuvimos varios intentos de destruir la educación pública. La concepción de que los gastos en educación son un gasto y no una inversión, demuestra que esa gente tampoco tenía muy claro la diferencia entre precio y valor.
No se nos escapa a las personas “entradas en almanaques”, el bajo nivel académico de la educación, en general; lo que significa que algo de ese objetivo fue logrado.
Cuando todos nuestros países vecinos han elevado sus niveles educacionales, nosotros lo hemos bajado.
El señor Cavallo mandó a los científicos a lavar los platos, no me olvido de eso. Hoy, que podríamos estar produciendo la vacuna de la gripe H1N1, la debemos importar. Esta es la forma de pagar hoy el precio por que el señor Cavallo, durante el gobierno, también Peronista del Dr. Menem, no comprendió el valor de la investigación científica. Las eventuales muertes por la entrega tardía de las vacunas, también serán a cuenta de precio.
El precio es una expresión relativa y circunstancial de carácter inmanente (de acá y ahora); en cambio el valor es un concepto que trasciende el momento, tiende a ser permanente.
La generación del 80 del siglo XIX tuvo como clarividencia la necesidad de poner como valor estratégico, la educación popular, gratuita y obligatoria como así también el valor estratégico de poblar los amplios espacios vacíos que presentaba nuestro país en ese entonces. Estas creo yo, fueron las causas, junto con las inmigraciones, del enorme crecimiento relativo ocurrido en los años siguientes.
Cuando la administración de un país ejecuta los actos de gobierno, fundamentalmente con una visión mercantilista, tiende a que sus acciones solo tengan en cuenta los datos del precio y costo circunstancial del momento, para calcular los costos de los emprendimientos.
Llega a destruir aquellas cosas que llevaron tanto tiempo y esfuerzo construir, sin hacer la menor de las consideraciones prospectivas hacia el futuro.(Valga la rebuznancia)
Esto que es propio de los gobiernos de los últimos años (todos), marca la diferencia sobre lo que se hacía en general hasta mediados de la década del 70.
Esto, pienso yo, se debe a una diferencia de formación educacional, que hacía hincapié en lo permanente, lo perenne, el ahorro y la austeridad. El modo de vida actual, a un hombre de la década del 40 del siglo pasado, le resultaría horrorosamente despilfarrador, no importando a que clase social perteneciera.
No forma parte de nuestros valores actuales, por ejemplo, plantar árboles de lento crecimiento pero de valiosa madera y de confortable sombra. Este desenganche con el futuro más allá de nuestras propias vidas, pone de relieve, talvez, el escaso interés por perpetrarnos como comunidad.
Por último para dar una pauta de la gran diferencia entre estos conceptos, valor y precio, quiero que nos preguntemos:
¿Cuánto vale mi casa? (si es que la tengo).
Y…. me la tasaron nnnnn$.
¡ Ahhh,….qué bien! ¿Y la pensás vender?
¡Nooo!,…. ¿Para que? ¿Qué me compro con esa plata?… De última yo ya la acomodé a mi gusto,….. no se.
En esta última frase es cuando el interlocutor saltó de precio a valor,…”Ya la acomodé a mi gusto”.
Mas allá de cualquier sensiblería, que tampoco deshonra a nadie, las cuestiones de carácter afectivo son el verdadero valor agregado a la simple estructura edilicia, lo que representa el verdadero valor. Por esa razón las personas desean terminar sus días en la casa donde criaron sus hijos, confesando: ….Y después que me haya ido, que hagan lo que les parezca.
ENVIADO POR PREGON AGROPECUARIA  http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=5599#3CqCRsSKg47ex3cA.99

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