viernes, 15 de agosto de 2014

EL DIFERENDO DE RUSIA CON EEUU Y LA UE BRINDA BUENAS PERSPECTIVAS PARA LATINOAMÉRICA

La coyuntura abre perspectivas promisorias para Latinoamérica en general, siendo Brasil quien a priori asoma como el principal candidato a favorecerse.
Por: Aldo Norberto Bonaveri
El mundo sigue expectante las escaramuzas generadas entre Rusia y buena parte de occidente; la tensión cobró fuerza tras conocerse el decreto del premier Vladimir Putin, por el cual el gigante asiático prohíbe por un año las importaciones de alimentos, productos agrícolas y materias primas de las naciones que impusieron sanciones contra su país, a raíz de su participación en el conflicto ucraniano.
La drástica medida está dirigida a los Estados Unidos, países de la Unión Europea y aliados, en represalia a las sanciones económicas adoptadas por el gobierno de Barack Obama y los comunitarios que interpusieron contra Moscú, una semana antes. (Embargo de armas, restricciones a mercados financieros y reducción de acuerdos en el sector energético.) Dispuestas tras el derribo del vuelo MH17 de Malaysia Airlines en proximidades de la frontera con Ucrania y, la consecuente muerte de 298 personas.
Cabe consignar que las primeras sanciones le fueron aplicadas a Rusia en marzo, cuando anexionó la península de Crimea, hasta entonces parte del territorio de Ucrania.
En los fundamentos del decreto de marras, el Kremlin aduce: "la adopción de medidas económicas especiales para garantizar la seguridad de la Federación Rusa"; señalando que los países alcanzados en dicha determinación serán aquellos que "hayan tomado decisiones sobre sanciones económicas contra personas físicas o jurídicas rusas o se hayan sumado a tales decisiones".
Oportuno es destacar que Rusia compra anualmente a Europa frutas y vegetales por valor de u$s 2.700 millones, en tanto desde Estados Unidos importa alimentos y productos agrícolas por u$s 1.300 millones.
Las restricciones impuestas por el gobierno ruso comprenden: Carne fresca, congelada y refrigerada bovina y cerdo; de aves y todos sus subproductos comestibles; carne ahumada salada y adobada; subproductos de la carne o de la sangre; pescados y mariscos; leche y derivados lácteos; vegetales y tubérculos; frutas y frutos secos.
La interdicción afecta a EE.UU., Canadá, Australia, Noruega y demás países de la Unión Europea. Resultando pertinente señalar que una semana antes, Rusia prohibió importar productos agrícolas de Polonia, alegando razones de salud pública, no obstante, todo parece indicar que se trató de una venganza por la posición adoptada por el gobierno de Varsovia ante la crisis en Ucrania.
A los efectos de justipreciar el contexto y sus implicancias, es válido acotar que aun cuando su dependencia de las importaciones se ha reducido en los últimos años, Rusia es tradicionalmente importador significativo de productos agrícolas y alimentos elaborados. Históricamente su proveedor principal fue Ucrania, con quien actualmente mantiene un conflicto de magnitud, por las razones ya conocidas.
El gobierno de Vladimir Putin elaboró su estrategia para suplir las importaciones de orígenes tradicionales. En la provisión de cítricos la solución surge de abastecerse sin inconvenientes de Turquía, Egipto y Marruecos. España viene siendo el abastecedor preponderante de caqui, en este caso el reemplazo provendrá del cercano Uzbekistán. Serbia sería quien les exporte manzanas; Irán los kiwis; India se perfila como el surtidor de uvas, granadas y cebollas. China podría terciar también en uvas, peras y manzanas; al tiempo que Turquía se constituiría en el principal proveedor de verduras. También consideran que la vecina Georgia pueda operar como eventual vendedora de algún faltante.
Pese a contar con las referidas alternativas, en el Kremlin son conscientes que en algunos rubros frutihortícolas podría ocurrir escases temporaria, especialmente cuando el suministro deba ser materializado desde el hemisferio sur.
Los países de integran la Unión Europea acusaron el impacto de la medida implementada por Moscú. El Comité Político y de Seguridad de la UE “COPS”, que congrega a los embajadores de los 28, ha sostenido deliberaciones exclusivas para abordar el veto ruso, cuyo saldo negativo se considera en € 5.250 millones. Al respecto se procura acceder a mercados alternativos y medidas de apoyo a los productores para paliar el revés, al mismo tiempo que pretende influir sobre los gobiernos latinoamericanos y del norte de África con el propósito (de dudoso resultado) de que desistan aprovecharse del embargo.
En la víspera, el portal español agroinformación.com da cuenta producto del veto ruso ésta semana, el precio de los productos frescos en la península ha bajado entre un 40% y un 50%, tal lo informado a la agencia EFE por la Asociación de Concesionarios del Mercado Central “ASSOCOME”.
Como es una constante en este tipo de trances, terceros países suelen ser perjudicados y otros beneficiados. La coyuntura abre perspectivas promisorias para Latinoamérica en general, siendo Brasil quien a priori asoma como el principal candidato a favorecerse; en el haber del líder del MERCOSUR consta ser el mayor proveedor de carne vacuna a Rusia, estar bien posicionado como abastecedor de otros agro-alimentos al mismo destino, ser un dinámica fuerza exportadora, además de estar ambos mancomunados a través del grupo BRIC. Un dato insoslayable de la realidad se verifica con la reciente confirmación de Brasilia: 82 plantas brasileñas productoras de carnes de aves, cerdos y bovinos han sido autorizadas por la administración Putin a exportar a la Federación Rusa. Sólo por ventas de pollos se presume incrementos de los envíos brasileros a Rusia en torno a u$s 300 millones.
Volviendo a las posibilidades de América Latina, basta observar la evolución del intercambio con Moscú: verduras, frutas y flores vienen experimentando un crecimiento comercial sostenido. Perú ya se está viendo favorecido por el entredicho, al desatarse el mismo Rusia dispuso reanudar las importaciones de pescado de 18 fábricas de procesamiento del país sudamericano. En la mira de las autoridades rusas, está acceder a productos lácteos elaborados en usinas peruanas.
El Servicio ruso de Inspección Agrícola y Ganadera ya tomó contacto con diplomáticos de Brasil, Chile, Ecuador, Uruguay y Argentina con vistas a considerar un refuerzo a las compras de alimentos que realizan en estos países.
En Moscú se especula con que las primeras importaciones latinoamericanas de carne y lácteos podrían comenzar a llegar al mercado ruso en septiembre. Chile estaría en condiciones de triplicar el suministro de pescado, al tiempo que albergan chances de que los trasandinos puedan proveerles parte de los arándanos y cerezas que en esos lares se consumen, hasta el mes embarcados desde Holanda.
Naturalmente que las posibilidades para Argentina son prometedoras. El intercambio comercial fue de u$s 2.627 millones en 2013 (exportaciones: frutas frescas, carnes, lácteos, mostos y bebidas alcohólicas. Importaciones: reactores), se advierte un incremento para el año en curso y, la posibilidad potencial para que crezca considerablemente a futuro es concreta.
Recientemente con la visita de Putin a Buenos Aires, Rusia y Argentina suscribieron acuerdos de colaboración, cuyo protocolo los cataloga de “aliados estratégicos”. El contexto brinda apariencias muy favorables, sólo hace falta que el Gobierno nacional de una buena vez defina una política agro-alimentaria exportadora sustentable, dejando sin efecto absurdas medidas que determinaron la pérdida de mercados y, resultaron el factor preponderante para limitar el crecimiento de la producción.
ENVIADO POR SU AUTOR  http://www.pregonagropecuario.com/cat.php?txt=5559#ieMceoSvMxr6dAOJ.99

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